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En el marco del Argentina Wine Awards, se analizaron las grandes chances para potenciar exportaciones de espumantes, cortes tintos y otras variedades
19/02/2015 - 03:30hs

Si algo caracteriza a los Argentina Wine Awards, el certamen que premia a los mejores vinos de exportación del país y que hace nueve años organiza en Mendoza Wines of Argentina, es que siempre deja tela para cortar.

En cada edición y tras una exhaustiva degustación a ciegas, de la mano de un jurado conformado por expertos locales y extranjeros, que cada año degusta entre 600 y 800 muestras (dependiendo el año), se realiza un seminario en el cual se analizan perfiles de vinos exitosos en el mundo y se trazan conclusiones sobre la performance de los ejemplares nacionales.

En esa devolución que los jurados hacen a los bodegueros, también se suelen incluir recomendaciones sobre cómo abordar diversos mercados estratégicos y algunas claves para entender las tendencias que rigen el consumo.

En ediciones anteriores, algunos de los ejes sobre los cuales giró el seminario fue el alto nivel de alcohol de los vinos argentinos y la excesiva presencia de madera, lo que derivó en un fuerte debate que siguió hasta en las redes sociales.

El año pasado, en tanto, la atención estuvo casi completamente puesta en los atractivos Cabernet Franc que estaban alumbrando las bodegas locales y cómo éstas debían llevar más en alto la bandera de esta cepa que se viene elaborando en un altísimo nivel. De hecho, los importantes reconocimientos que lograron a la hora de la premiación, significaron la consagración del Cabernet Franc argentino.

En esta edición, en cambio, no hubo grandes loas al Malbec (si bien fueron los grandes protagonistas en el medallero), ni al Torrontés, los grandes caballitos de batalla de la vitivinicultura local. En el seminario tampoco hubo referencias sobresalientes y generalizadas al Cabernet Franc o al Bonarda, cepa tinta que cuenta con una gran superficie implantada y con la que las bodegas desde hace varios años intentan avanzar en la alta gama.

En esta edición 2015, el jurado, conformado exclusivamente por mujeres, hizo un llamado generalizado a bodegueros y enólogos para que comiencen a potenciar otras variedades y segmentos que, hasta el momento, poseen un bajo share en el total exportado. 

Basta mencionar que, entre los ejemplares que obtuvieron la más alta puntuación figuraron un Petit Verdot (que se alzó con un Regional Trophy, que lo posicionó como el mejor vino de exportación de Mendoza) y un Tannat salteño.

También, lograron una muy buena performance los blends tintos y los espumantes, que se alzaron con medallas de plata, oro y Trophies.

Además, fue claro el mensaje de que, más allá de las variedades, los bodegueros argentinos deben apuntar a reflejar en sus vinos estilos amigables con los paladares internacionales.

Bajo la visión de Javier Merino, director de la consultora Area del Vino, "este AWA 2015 si algo dejó en claro que es que hay una ruptura: hace cuatro o cinco años, la Argentina está tratando de encontrar qué hay más allá del Malbec. Y el mensaje que tenemos ahora es que, más allá del Malbec hay miles de estilos que están valorando los consumidores".

Según el experto, "el tema no pasa por si es mejor tal o cual Bonarda, o tal o cual Cabernet Franc. El tema pasa por desestructurarse, por asociar el vino a otras situaciones de consumo y no sólo asociarlo a la comida, lo que explica por qué el concepto de maridaje está muriendo. Por eso es tan importante entender el fenómeno de consumo entre los millennials o el gusto de las mujeres, que están revolucionando el mundo del vino".

La hora de los espumantes

Respecto de los espumantes, la Master of Wine Essi Avellan, experta en el mercado finlandés, aseguró durante el seminario que "hay una muy buena oportunidad para la Argentina".

"A pesar de que el clima no ayuda mucho, los espumantes que están logrando muestran que sí están en condiciones de tener éxito en el mundo", agregó la experta, quien durante el seminario puso como ejemplo a un prosecco italiano, muy fácil de beber, suave y accesible.

"Hay un nuevo bebedor que está en busca de espumantes como el prosecco, porque le gusta ese estilo frutado que los bodegueros están en condiciones de lograr en la Argentina", concluyó la experta.

La buena impresión que dejaron los ejemplares nacionales se vio reflejado en el Trophy que obtuvo Ruca Malen Brut. O en la medalla de plata lograda por Bodega Cruzat con su Cuvée Extra Brut. Sin lugar a dudas, dos grandes reconocimientos que ayudan a potenciar a los espumantes.

Claro que el desafío para las bodegas locales es muy grande. Desde la propia industria vitivinícola reconocen que todavía la imagen de marca de los espumantes argentinos en el mundo está en estado embrionario y que resulta difícil imponer este producto entre los importadores en los principales mercados de consumo.

Al trazar una radiografía y analizar la performance exportadora se observa una interesante tasa de crecimiento: en 2014 los envíos totalizaron 4 millones de litros, un 60% más que el registro de 2005.

Sin embargo, hay dos datos claves: este producto apenas tiene un share del 1,5% en las exportaciones totales de la industria vitivinícola y el registro del año pasado se ubica por debajo del récord, alcanzado en 2011.

Pinot Noir, una gran apuesta a futuro

Si bien en el medallero no cosecharon grandes reconocimientos, las expertas tuvieron la oportunidad de catar un gran número de Pinot Noir nacionales, que dejaron una buena impresión.

Por ejemplo, la periodista alemana Felicity Carter, volvió a recordarles a los bodegueros locales sobre los riesgos de centrar toda la estrategia en una única cepa, como el Malbec.

"Ya sucedió con el Riesling de Alemania, o con el Syrah de Australia. De un día para el otro la gente dejó de mostrar interés y las exportaciones de esos países se desplomaron. Cuando uno tiene un varietal muy popular, no hay que colgar toda la estrategia en esa variedad, como está sucediendo con el Malbec. Nueva Zelanda entendió esto y enfrentó el desafío diversificando sus opciones con el Pinot Noir", explicó la experta.

Acto seguido, Carter se mostró gratamente sorprendida por la buena calidad que esta cepa está logrando en distintos terroirs locales: "La enología es tan buena en este país, que si hacen lo mismo que vienen haciendo con otras cepas, entonces tendrán éxito a futuro con el Pinot Noir".

En tanto, Shari Mogk Edwards, responsable del departamento de marketing, de LCBO, la mayor tienda de vinos de Canadá, destacó que "hay que seguir promoviendo el Malbec" pero aseguró que "hay que insistir con los Pinot Noir, especialmente los de la Patagonia, que son excelentes".

Más allá de estas sugerencias, está claro que los bodegueros locales tienen un gran camino por delante. Sucede que las exportaciones de Pinot Noir desde 2008 prácticamente están estancadas en los 2 millones de litros, una cifra baja, que explica apenas el 0,8% del total enviado por la Argentina en volúmenes, según datos del Observatorio Vitivinícola. 

Tiempo de replanteo para el Torrontés

Cuando se habla de vinos blancos en la Argentina, sin dudas el Torrontés se lleva un lugar destacado, por su carácter único, dado que es la única cepa que se desarrolló naturalmente en el país tras el cruzamiento genético y espontáneo entre las variedades Criolla Chica y Moscatel de Alejandría.

Durante la última década, de hecho, las exportaciones de este varietal crecieron con fuerza.

Sin embargo, en línea con la pérdida de competitividad que viene experimentando la industria vitivinícola (y que redundó en un amesetamiento de los envíos al exterior), es cierto que el protagonismo de esta variedad blanca se ha ido opacando en los dos últimos años.

Según datos del Observatorio Vitivinícola, en 2012 se logró el récord de exportaciones de la variedad Torrontés Riojano, con 9,8 millones de litros, mientras el año pasado cerró con envíos por 9 millones de litros (ver cuadro).

Si bien desde hace tiempo los bodegueros locales tratan de imponer este vino insignia en sus mercados de exportación, las expertas que formaron parte del jurado del AWA 2015 no se mostraron impresionadas por sus características. Por el contrario, aseguraron que es tiempo de potenciar otras cepas blancas y dejar de insistir con el Torrontés.

Shari Mogk Edwards, fue muy directa al respecto: "Necesitan reemplazar al Torrontés por el Sauvignon Blanc", disparó, sin anestesia.

Por su parte, Annete Scarfe, Master of Wine y consultora experta en el mercado de Hong Kong y Singapur, tampoco fue muy contemplativa con esta cepa: "Al Torrontés no se lo entiende".

En tanto, la periodista estadounidense Susan Kostrzewa, afirmó que "el Torrontés es un gran vino, pero es un estilo que tiene problemas en el mercado de EE.UU.".

A la hora de entender por qué esta variedad tan representativa de la vitivinicultura nacional está encontrando tantas dificultades para conquistar a los paladares del mundo, la sommelier Marina Beltrame aseguró a Vinos & Bodegas que "uno de los grandes atractivos de los vinos, ya sea rosados, blancos, tintos o espumantes, es la acidez. La acidez te arma un vino. Y el Torrontés, justamente, es una de las cepas que tiene menor acidez. Y esto al paladar internacional le cuesta mucho asimilar".

"En lo personal, me encanta el Torrontés, pero entiendo que en el mundo tienen otro registro y no se enamoraron de la variedad", concluyó la experta.

Blends tintos: la gran apuesta

A lo largo del seminario, varias de las expositoras hicieron hincapié en la necesidad de hacer más foco en los blends tintos, que están ganando cada vez más terreno en los principales centros de consumo.

La Master of Wine estadounidense, Christy Canterbury, aseguró que "en EE.UU. la percepción sobre los varietales ha ido cambiando. En los últimos cinco años se ha profundizado la preferencia por los cortes tintos, incluso entre los que se inician". 

Según la experta, el 34% de los consumidores de vinos en Estados Unidos compra etiquetas importadas y un tercio de ese grupo elige vinos de Argentina. Lo interesante es que ese grupo está conformado mayormente por millennials, que "están abiertos a consumir cortes tintos, que es la categoría que más creció".

"Ustedes no quieren ser conocidos por un solo vino", destacó Canterbury, hablándoles a los bodegueros locales, para luego asegurar que es momento de exportar más blends de alta calidad.

En tanto, Mogk Edwards sostuvo que, en el mercado canadiense, "el Malbec ya tuvo su pico y ahora su demanda ha disminuido un poco". En consecuencia, sugirió que hay que apostar por los cortes tintos, segmento en el cual, bajo su óptica, "la Argentina tiene una gran oportunidad". 

© Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]

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