Los trabajadores de las empresas del polo petroquímico de de Zárate, Campana y Baradero, realizarán este viernes un nuevo paro total de actividades en el marco del conflicto que lleva más de cinco meses de protestas y huelgas y que tiene como principal disparador el cierre de la firma TFL, propiedad del fondo buitre Black Diamont, y que dejó sin trabajo a 121 obreros.

Desde las firmas se advierte que la actividad en la zona está prácticamente paralizada desde el fin de semana pasado, dado que por la complejidad del proceso de la industria química, las empresas no pueden frenar y arrancar la producción de manera inmediata.

Fuentes empresarias aseguraron que por el conflicto el país pierde exportaciones por u$s8 millones diarios. También sostuvieron que ya alertaron al Ministerio de Trabajo que las plantas no están en condiciones de absorber a los trabajadores despedidos por el cierre de TFL, que fabricaba de colorantes y engrasantes para la industria del cuero.

El conflicto ya paralizó las actividades del polo petroquímico en diciembre pasado, cuando, según las empresas del sector, se afrontaron pérdidas por más de u$s 100 millones (por las divisas que no ingresaron al paralizarse las exportaciones y el costo de los insumos que las industrias tuvieron que importar para sustituir la producción local).

El nivel de profundidad del conflicto encendió las alertas oficiales. El Gobierno admitió una fuerte preocupación por la situación, que amenaza el abastecimiento de sectores industriales clave e insumos sanitarios.

Desde el Ejecutivo nacional se quejaron de la extensión del conflicto pese a la existencia de un entendimiento entre TFL y el sindicato, por el cual se consensuó el cierre de la planta y el pago pleno de las indemnizaciones a más de un centenar de trabajadores.

La propia ministra de Industria, Débora Giorgi, salió a quejarse porque con el paro, el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas de Zárate "le hace el juego a la estrategia de desestabilización de los fondos buitre".

"Hay fondos buitre que adquieren acciones de empresas globales, como en este caso TFL, que tienen problemas, para después ’reestructurar’ y levantar el valor de sus acciones", le dijo Giorgi a Télam Radio.

La ministra señaló que "el manejo de TFL Argentina pretendió responder a esa práctica de terminar con la producción en el país, y puntualizó que la empresa generó una deuda permanente con su casa matriz, lo que la llevó a tener resultados negativos, y así justificar su cierre".