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Kicillof, empresarios y el campo se quejan por el tipo de cambio, festeja la clase media por el "dólar turista"

Kicillof, empresarios y el campo se quejan por el tipo de cambio, festeja la clase media por el "dólar turista"
05/03/2015 - 17:00hs
Kicillof, empresarios y el campo se quejan por el tipo de cambio, festeja la clase media por el "dólar turista"

El ministro de Economía, Axel Kicillof, apuntó este jueves contra los que hablan de atraso cambiario en la Argentina por la devaluación de Brasil y se quejó de que "si no se devalúa, dicen 'hay atraso cambiario', y si se devalúa, está mal devaluar".

"Dicen que Brasil devaluó 25% desde julio y Argentina, 6%, pero no tienen en cuenta que tuvimos un corrimiento de más del 20% en enero pasado y entonces en realidad estamos en un 30%", fustigó, comparando el tipo de cambio año/año pero sin hacer mención al impacto de la inflación en el tipo de cambio real.

Kicillof criticó además que "muchos economistas son de la oposición pero van vestidos de economistas a los medios".

"Muchos candidatos hablan de fuerte devaluación en diciembre", apuntó Kicillof, quien aseguró que el Gobierno es "responsable" y no tomará una medida de este tipo.

Sostuvo que ante un "Brasil que tomó esa medida violentamente", la Argentina debe "evitar la inestabilidad, dar certidumbre".

Kicillof ejemplificó los problemas que podrían haber en el país describiendo la situación del sector automotriz: "Si Brasil cae, nosotros tenemos un problema directo porque el 60% de lo que vendemos va a ese destino".

Al ser consultado sobre la inflación, aseguró que hubo "una desaceleración muy fuerte en el último año" y lo atribuyó en parte al programa de "Precios Ciudados".

Y volvió a desacreditar los índices privados de inflación. En tono coloquial, indagó: "Negro, ¿cómo la mediste?".

Recordó que el índice modificado en enero del año pasado fue de 3,7%, cuando consultoras privadas dijeron que había sido de "entre 3 y 6 por ciento".

El dólar más que la actividad económicaEn un año de elecciones, y con el objetivo de salvaguardar la actual estabilidad financiera, la administración kirchnerista está dando sobradas muestras de que la prioridad está puesta en cuidar el nivel de reservas, inflación y tipo de cambio.

Ante un escenario de escasez de divisas, la administración K se ve entonces obligada a tener que elegir entre:

Cuidar las reservas, pagando por ello el costo de una mayor recesión en la actividad económica (freno a las importaciones de insumos que necesita la industria).

• Impulsar el crecimiento del país, pagando por ello el costo de perder reservas y generando así mayor inquietud en la plaza cambiaria (abriendo el grifo de divisas para costear la entrada de productos del exterior).

La realidad está mostrando que el Ejecutivo ha elegido la primera opción.

Desde la consultora Economía & Regiones coinciden en que al Gobierno "hoy día le importa más el nivel de reservas, de inflación y del dólar que el de actividad". Y que procurará que las tenencias del Banco Central no caigan, de manera de preservar la estabilidad financiera.

La consecuencia, advierten, es que "habrá un deterioro de la producción y del empleo", ya que necesariamente la administración K tendrá que frenar importaciones de una gran cantidad de insumos que necesita la industria para producir.

Por cierto, no es el único dilema que debe enfrentar. También la escasez de billetes verdes (producto de un país con déficit y sin crédito externo) lo obliga a tener que optar entre:

Atrasar al dólar frente a la inflación, para que un alza del tipo de cambio no acelere el índice, a costa de que los productos argentinos se encarezcan en el mundo.

Propiciar una suba mayor del billete verde para no perder competitividad cambiaria, a costa de una disparada en los precios internos.

En este dilema, también el Ejecutivo ha elegido la primera opción.

Con el dólar anclado "se apunta a desacelerar la inflación, a mantener acotadas las expectativas de devaluación y a preservar las reservas, a costa de deteriorar el nivel de actividad", subrayan desde Economía & Regiones.

Y este billete verde freezado es, precisamente, lo que despierta los reclamos de empresarios , a los que le suben los costos en pesos y así se les encarecen los productos -medidos en divisa estadounidense- a la hora de querer venderlos a otros países.

Carrera de valoresDesde la consultora Economía & Regiones destacaron que el BCRA tratará de que "la divisa aumente lo menos posible para contener las presiones en el mercado y bajar algo la inflación, de manera de tener chances de preservar la estabilidad financiera".

Agregaron que "el dólar cuasi fijo" es la principal y casi la única "herramienta de política económica para lograr dicho objetivo".

El problema que encierra esta estrategia es que la misma tiene lugar en momentos en que la divisa estadounidense muestra una renovada fortaleza frente al resto de las divisas.

De hecho, lleva ocho meses recobrando vigor sin prisa y sin pausa. 

Así, el plan de apostar por la estabilidad terminó por hundir completamente la competitividad cambiaria en relación con los principales socios comerciales de la Argentina.

Según cálculos de Elypsis, nunca antes desde la salida de la convertibilidad, es decir, en cerca de 13 años, el país había registrado un nivel de tipo de cambio en términos reales tan desventajoso como el actual.

En diálogo con iProfesional, Luciano Cohan, economista de la consultora, confirmó que "la relación respecto a lacanasta de monedas de las naciones con las que comercia nuestro país, considerando inflación, está en los niveles más apreciados desde el fin del 1 a 1".

Es decir que no sólo se perdió todo el efecto del salto cambiario de enero de 2014, sino que, en términos prácticos y por el efecto de la elevada inflación local, ya no quedó absolutamente nada de aquel "colchón" que dejara la megadevaluación de 2002.

"El tipo de cambio real multilateral, la referencia más representativa de la competitividad cambiaria, cayó en enero a su menor nivel en la era Kirchner y se ubica apenas 12% por encima del promedio en la convertibilidad", coincidió el economista Federico Muñoz. 

El siguiente cuadro -del que ya diera cuenta iProfesional- permite observar cómo la competitividad del tipo de cambio se terminó evaporando, a punto tal que hoy registra el peor nivel en más de una década.

Guerra de monedas

La apreciación del tipo de cambio en términos reales se da en momentos en que el mundo asiste a un fortalecimiento del dólar y, en consecuencia, a fuertes movimientos devaluatorios de las otras monedas, especialmente, las de aquellos países con los que comercia la Argentina.

Tal como consignara iProfesional, con una inflación de casi 38%, se convirtió en el único del vecindario cuyo signo monetario se apreció en términos reales, frente a economías como la de Colombia, Chile, México y Brasil, que ganaron entre 7% y 18% de competitividad cambiaria.

Este cuadro se profundizó en las primeras semanas de febrero, tras la fuerte depreciación del real brasileño. 

Esto está dotando de mayores ventajas a los exportadores de manufacturas de ese territorio, a la vez que desalienta la adquisición de productos con sello "Made in Argentina"

Este panorama se agravó en las últimas semanas: en lo que va de 2015 el real se depreció cerca de un 11%, alcanzando el valor más bajo en la última década, lo que le mete más presión al BCRA por el efecto que esto tendrá en las exportaciones nacionales.

Para el Banco Central no es un dato menor que el tipo de cambio entre el peso y el real, considerando la inflación en ambos países, arroje la peor relación desde la salida de la convertibilidad (ver gráfico).

Desde la consultora Carta Financiera destacaron que el nuevo salto del dólar en Brasil, "está forzando a la Argentina a una devaluación".

"Entre 2010 y 2013, Brasil recibió en promedio el 21% del total de nuestras exportaciones. Con un peso prácticamente inamovible, los envíos hacia nuestro principal socio comercial se verán seriamente afectados", advirtieron.

Impacto en commodities, industria y economías regionales

Los analistas también advierten sobre el impacto que tendrá esta situación sobre la economía real.

"El atraso cambiario, tarde o temprano, deberá revertirse. Con un Gobierno que imagina el dólar quieto como arma principal en su intento de contener la inflación, al mejor estilo de la convertibilidad o la tablita de Martínez de Hoz, está claro que lo que viene es un retraso cambiario mayor", pronostica la consultora Empiria, que traduce ese escenario en economías regionales camino a una quiebra. 

Sucede que "el combo de dólar cuasi fijo con alta inflación y caída de precios internacionales, está ahogando a los productores y exportadores, que enfrentan rentabilidades cada vez menores o negativas, haciendo inviables sus negocios", advirtieron desde E&R.

"Si esperamos que la estrategia del Gobierno sea seguir atrasando el tipo de cambio con respecto a la inflación, entonces no podemos esperar que mejore la situación de los productores locales, los exportadores, las economías regionales y de los potenciales inversores externos", dispararon.

"En pocas palabras, todo redunda en que será difícil que haya recuperación de la actividad y del empleo en 2015. Por el contrario, lo más probable es que continúe el deterioro tanto en la producción como en el empleo. De hecho, nuestro escenario en el cual el Gobierno logra alcanzar su meta de política económica, plantea que el PBI se reduciría un 2% en 2015", explicaron.

Síntomas de atraso cambiarioPese a los esfuerzos oficiales, el Central ahora pasó a lidiar con un "enemigo" que parecía estar aplacado pero que, por efecto del atraso cambiario frente a la inflación, está recuperando el impulso perdido.

Son las compras con tarjeta de crédito en moneda extranjera que vienen realizando miles de argentinos, tanto aquellos que viajan al exterior como quienes realizan compras online a través de portales de e-commerce de empresas de tecnología indumentaria ubicadas fuera del país.

Según datos del BCRA, el saldo promedio por gastos con plásticos en dólares está alcanzando en febrero el nivel más alto de los últimos 15 meses. 

Esto significa que hay que retrotraerse noviembre de 2013 para encontrar un valor medio superior. 

Además, el registro de febrero implicó una fuerte suba de casi 90% respecto del de junio último y cerca de un 35% en relación con diciembre

Esto sin dudas marca un cambio de tendencia, ya que dichos saldos, luego de más de un año con tasas negativas -producto de la última gran devaluación que propiciara el ministro Kicillof y del alza del recargo de AFIP, que pasó a ser del 35%- están mostrando una fuerte recuperación (ver cuadro). 

Desde Ecolatina vienen advirtiendo que el objetivo de utilizar al dólar como ancla de los precios, en un contexto de "elevada inercia inflacionaria, está exacerbando el atraso cambiario".

"Esto impactará negativamente en la actividad del turismo, al abaratar los viajes al exterior en detrimento de los destinos locales", completaron desde la consultora.

Radiografía del "tarjeteo" 

A lo largo de 2014, pese a que la actividad se desplomara un 40%, los millones de argentinos que cruzaron la frontera le demandaron al BCRA la friolera de u$s6.700 millones, con un fuerte repunte hacia el último trimestre del año, conforme se agudizó el atraso cambiario.

El dato clave es que de ese total el 62% de los consumos que el BCRA financia en concepto de "turismo", correspondieron a compras con tarjeta.

Puesto en cifras, en 2014 la entidad que conduce Vanoli resignó casi u$s4.200 millones a raíz de todos los argentinos que salieron de shopping, ya sea en el exterior como a través de transacciones en los portales de e-commerce.

Apenas el 38% restante se repartió entre los giros que realizaron las agencias de turismo, la compra de pasajes y la venta de "dólar turista" por la ventanilla de AFIP (ver cuadro). 

Esto genera preocupación entre los funcionarios del BCRA es que el "tarjeteo" fuera del país ya se está moviendo en un nivel cercano a los u$s400 millones mensuales, cifra que equivale a lo que la autoridad monetaria resigna en concepto de "dólar ahorro" y que cuadruplica el monto que el Gobierno se comprometió a darle a las automotrices y que no puede cumplir.  

El agravante es que la mayor parte de esos gastos con tarjeta no están vinculados con la actividad turística.

Un relevamiento preparado por la Asociación de Agencias Argentinas de Viajes y Turismo (Aaavyt) y que fuera oportunamente presentado al Gobierno, reveló que el 80% de todas las compras con plásticos no tienen nada que ver con la actividad.

Por el contrario, según las autoridades de dicha cámara, esos gastos están explicados por compras de bienes de consumo (principalmente tecnología indumentaria) por parte de argentinos en shoppings y comercios del exterior y no por la adquisición de paquetes.

Lo que preocupa ahora a los funcionarios es que, conforme se está profundizando el atraso cambiario, mayor es el incentivo por viajar y más se amplían los gastos con plásticos, especialmente en el rubro de la electrónica, sector duramente golpeado en el mercado interno por las restricciones a las importaciones

Si se toman en cuenta esos parámetros, los argentinos cada vez están encontrando más incentivos para viajar yadquirir artículos electrónicos fuera del país.

Un ejemplo de este cuadro de situación es que ya hay equipos marca Apple -que figuran entre los más codiciados- que cuestan más del doble en un local de la Argentina que en un comercio de Miami, incluso pagando el recargo del 35% que fija la AFIP por compras con tarjeta y el correspondiente impuesto aduanero.

En efecto, para comprar una tableta iPad Air con 16 GB de capacidad en un BestBuy de EE.UU. habrá que desembolsar u$s349, un equivalente a $4.600, abonando todos los tributos.

Así, mientras el Gobierno niega la profundización del atraso cambiario, en la Argentina conviven dos realidades con intereses opuestos: por un lado, están los empresarios y productores rurales, que se quejan porque el actual valor del dólar les quita competitividad y hace inviables sus negocios. Por otro, los turistas, que se encuentran con que les resulta cada vez más barato, en términos de salarios, cruzar la frontera y hacer un poco de "shopping". 

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