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Soja y Brasil: dos escudos del "modelo K" que se agrietan justo cuando hay guerra de monedas

Durante casi toda la década, los ingresos que generaron el yuyito y la venta de productos al país vecino protegieron a la Argentina de las crisis externas
09/03/2015 - 09:00hs
Soja y Brasil: dos escudos del "modelo K" que se agrietan justo cuando hay guerra de monedas

Cuando el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, comenzó a darle forma a su plan de "estabilidad financiera", el contexto internacional ciertamente no era tan favorable.

La estrategia de retrasar el tipo de cambio para no fogonear la inflación y cuidar al máximo el nivel de reservas, recurriendo a fuentes de financiamiento alternativas -como fueron los swaps con China-, había comenzado a instrumentarse en momentos en que las monedas del mundo se devaluaban frente al dólar, las exportaciones se desplomaban y el precio de la soja no paraba de desinflarse.

Sin embargo, en las últimas semanas, el contexto se agravó considerablemente debido a que dos de las principales variables que en los últimos años condicionaban la evolución del tipo de cambio en la Argentina, se deterioraron a un ritmo más acelerado: la soja y Brasil.

Estos dos escudos, que habían permitido que la economía doméstica creciera a tasas chinas durante el primer tramo de la era kirchnerista, pasaron a exhibir grietas cada vez más profundas:

Brasil, que está transitando una crisis política que amenaza con socavar las bases del poder de Dilma Rousseff, ve cómo se está enfriando su economía, mientras el real está tocando su valor más bajo en once años. La consecuencia para la Argentina es una menor competitividad de los productos nacionales, una mayor presión importadora y una ralentización de los proyectos de inversión hacia el país por la desventaja cambiaria. Todo esto se traduce en mayores presiones al BCRA pone en riesgo su política de microdevaluaciones.

• Paralelamente, el precio de la soja no detiene su caída, tras haber acumulado una contracción del 35% en los últimos doce meses. El Gobierno enfrenta dos problemas: por un lado, la menor cotización de la oleaginosa -que arrastra a otros granos-, está reduciendo el valor de la nueva cosecha, pese al récord en toneladas que se espera. Por otro, la combinación de menores precios y atraso cambiario está derivando en una creciente "encanutamiento" por parte de productores, un comportamiento que va en la dirección opuesta a las necesidades que tiene el Gobierno de hacerse de divisas. 

Brasil: crisis, devaluación y alerta

Los peores temores se están cumpliendo: el real brasileño cruzó el tope de las tres unidades por dólar, lo que está volviendo más competitiva -en términos cambiarios- su economía y a sus empresas y, como contrapartida, le quita "oxígeno" a los productos argentinos. 

En diálogo con iProfesional, el consultor Gustavo Segré explicó desde San Pablo que el fortalecimiento del billete verde en el país vecino "tiene un componente político muy fuerte".

"En medio del escándalo por Petrobras, comenzaron los cortocircuitos dentro del propio Gobierno de Rousseff. A esto se sumó un rumor de que se impondrá un nuevo impuesto a las ganancias de las empresas, que no fue negado oficialmente. Este ambiente enrarecido disparó la ansiedad en el mercado, lo que provocó una demanda fuertísima de dólares y una gran salida de capitales".

Así, desde el arranque de 2015, el real se depreció un 14%, alcanzando su menor valor desde julio de 2004 (ver cuadro). 

Según el consultor Salvador Di Stefano, "Brasil mejora en competitividad cambiaria y la Argentina lo sufre".

Desde comienzos de 2014 hasta la fecha, la devaluación del peso llegó al 35%. Pero en 14 meses la inflación superó con creces dicha marca. "Esto implica que la depreciación no sirvió para ganar competitividad en términos reales. De hecho, estamos muy complicados en cuanto a competencia comercial", opinó el experto.

Como contrapartida, el real ya se ubica por encima de 3 unidades por dólar, tras haberse devaluado casi 28% en 14 meses, pero con una inflación de un digito.

"Por eso hoy Brasil está en condiciones de comprarnos muchos menos productos", recalcó.

Pero no es la única nación del vecindario que debilita su moneda: también, esto está sucediendo en Chile, Uruguay, Colombia y México. 

Pese al temor que invade a los industriales argentinos, los funcionarios del Gobierno cerraron filas y trataron de quitarle dramatismo a las implicancias que tiene este nuevo escenario para el país.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, dejó en claro que con la devaluación de enero de 2014 ya era suficiente y que el Ejecutivo, de acá en más, iba a actuar de manera "responsable" y que no iba a embarcarse en una guerra de monedas.

En la misma línea se expresó Vanoli, quien volvió a recalcar -tal como lo hiciera a principios de año- que, pese a todo, "no están dadas las condiciones para ninguna devaluación abrupta".

"Tenemos la política cambiaria bajo control", fue el diagnóstico que trazó el titular del BCRA como respuesta a la inquietud del arco empresario.

Sin embargo, para economistas como Miguel Ángel Boggiano, director de Carta Financiera, "la evolución de la moneda en Brasil es inevitable que le sume una nueva presión al precio del dólar en la Argentina. El actual Gobierno tendrá que devaluar más temprano que tarde", o le dejará esta tarea a la próxima administración.

Para el Banco Central, la relación entre entre el peso y el real atenta contra el esquema de microdevaluaciones, dado que la competitividad en términos reales ya se ubica en el peor nivel desde la salida de la convertibilidad, tal como diera cuenta iProfesional (ver cuadro).

El sector automotriz, en el centro del huracánPara Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, "el hecho de que tengamos un dólar atrasado y que Brasil haya avanzado con semejante devaluación, hace que sea imposible que no repercuta comercialmente. De hecho, la UIA está en alerta por esta situación". 

"El nivel actual de la moneda brasileña, que ya pasó los tres reales por dólar, hay que medirlo en función de la competitividad local. Estos dos factores combinados generan que empiece a haber sectores con muchas dificultades para exportar y que se complique el plan oficial de alentar la llegada de divisas", completó el experto.

En este marco, para la consultora Abeceb, el principal canal de contagio de un "real débil" para Argentina pasa por el comercio exterior: "En particular, la depreciación de la moneda del país vecino afectará las exportaciones argentinas, impactando fundamentalmente sobre el sector automotriz, pero también sobre otros rubros industriales como el químico y el petroquímico". 

Desde Finsoport también coincidieron en que el tipo de cambio en Brasil y el atraso del billete verde en el plano doméstico, "determinarán inexorablemente una continua pérdida de competitividad para el sector fabril nacional, situación que se agravará para aquellas ramas que exportan".

Según la consultora que dirige Jorge Todesca, el costo salarial ajustado por productividad entre empresas pertenecientes a ramas exportadoras ya es hasta un 50% más elevado que en 2011, haciendo más difícil la colocación de productos en el exterior. 

El siguiente cuadro muestra cómo se dispararon los costos laborales de algunos sectores con fuerte dependencia de las ventas al mundo, lo que está atentando contra las exportaciones de productos con alto valor agregado: 

Pero la devaluación es una parte de la película: también preocupa el ritmo de actividad en tierras de Dilma Rousseff, que se embarcó en una política de ajuste para contener la inflación.

De hecho, el propio Kicillof ejemplificó los problemas que podrían haber en el país describiendo la situación del sector automotriz: "Si Brasil cae, nosotros tenemos un problema directo porque el 60% de lo que vendemos va a ese destino".

En este contexto, Segré destacó que "ese sector está atravesando realmente un año negro. Como el Gobierno brasileño dispuso una suba de las tasas de interés, esto fomenta la colocación de los ahorros en plazos fijos y desalienta el consumo, especialmente de autos, debido al encarecimiento de los créditos".

Según Gonzalo Dalmasso, economista de Abeceb, en el primer bimestre las ventas de 0Km en Brasil se desplomaron un 22%, mientras las automotrices de ese país "continúan con despidos y ajustando sus estructuras".

"Esto llevará a que las exportaciones argentinas de vehículos y autopartes se vean sumamente afectadas, lo que le pondrá un techo a la producción local y reducirá el ingreso de divisas", advirtió.

Frente a esta coyuntura, Ponce señaló que "en cuanto empiecen a contraerse los envíos al exterior, en un escenario electoral como el que se avecina, entonces la administración kirchnerista se va a ver tentada a insistir más que nunca con hacer crecer la demanda interna", lo que podría elevar el nivel de gasto público y echar por tierra cualquier intento por desacelerar la inflación.

La soja: baja de precios y mayor "encanutamiento" 

Para agravar aun más el panorama, el Central suma otro capítulo con la evolución del precio de la soja, que viene en baja en el mercado de Chicago, donde tocó los u$s360 la tonelada, marcando un derrumbe del 35% en los últimos doce meses. 

Pero no es el único grano que retrocedió: el trigo hoy cuesta unos u$s177 la tonelada, un 25% menos que en el mismo período del año pasado. En tanto que el maíz, el segundo mayor cultivo en volumen, viene de registrar una merma del 21%.

Entre las razones que explican estas caídas se encuentra la fuerte cosecha que se espera para este año a nivel global, lo que incrementará los stocks.

A esto se sumó, según Ecolatina, "el desarme de los estímulos monetarios en los Estados Unidos, que en los últimos meses provocó un fortalecimiento del dólar a nivel global, impulsando a la baja el precio de los demás activos financieros".

"De modo que, mientras que la divisa norteamericana siga fortaleciéndose, el precio de las commodities difícilmente reviertan su caída", completaron.

Desde Fundación Mediterránea manejan un escenario base de exportaciones del mercado de granos y derivados de cerca de u$s25.600 millones, lo que implicaría una caída del 12% frente a 2014 que, a su vez equivaldría, a u$s3.500 millones menos en concepto de ingreso de divisas, tal como se observa en el siguiente cuadro:

Para Di Stefano, "por la fuerte baja en el precio de la soja, estamos más para un efecto pobreza que riqueza", debido a su impacto en las economías regionales.

Al problema del menor valor de la cosecha se suma el creciente componente especulativo por parte de los productores que, ante el avance de las tensiones cambiarias y la perspectiva de una aceleración en la corrección del valor del dólar a futuro, hoy tienen más incentivos para sentarse sobre la producción.

"La permanencia de un tipo de cambio atrasado y de cotizaciones poco atractivas, llevan a considerar que continuarán altas las tenencias de soja en manos de actores de la cadena", sostuvo el economista Juan Manuel Garzón, del IERAL.

Este comportamiento, de hecho, ya lo está sintiendo en carne propia el BCRA, que semana tras semana está recibiendo cada vez menos dólares en concepto de exportaciones del complejo granario.

De hecho, en la última se liquidaron apenas u$s208 millones, 70% menos que lo registrado en igual lapso de 2014. En tanto, el acumulado en lo que va del año alcanza los u$s2.000 millones, un 32% por debajo del registro anterior, convirtiéndose así en el nivel más bajo desde 2007.

La propia Presidenta, en su discurso en el Congreso, se quejó de que desde el agro "no nos liquidan nada", al tiempo que dejó flotando una frase que algunos dirigentes rurales la tomaron como una advertencia: "No importa, ya van a liquidar".

El propio ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, sumó su voz al reclamo al advertir que los productores tienen "amarrocadas" unas "10 millones de toneladas de granos en silobolsas".

Y las medidas oficiales para hacer frente a los comportamientos especulativos, no se hicieron esperar.

Por lo pronto, la AFIP determinó que será obligatorio el registro de toda venta de silobolsas, a través del envío electrónico de datos, y de cada contrato y operación de compraventa de granos que no tengan por destino la siembra.

Paralelamente, trascendió que el Gobierno tiene bajo estudio un plan para segmentar las retenciones y darle un 100% de reintegro a los ruralistas que produzcan menos de 600 toneladas.

Según la Bolsa de Cereales, habría cerca de 57.000 productores en esa situación, el 81% del total. Sin embargo, este grupo es responsable de generar menos del 25% de la cosecha.

El problema es que la desconfianza hacia el Gobierno está instalada y nadie tiene garantías de que vaya a cumplir con lo pactado. 

Sucede que viene de no respetar varios acuerdos que impliquen desprenderse de fondos: por un lado, dejó durante varios días sin dólares a automotrices y a empresas de electrónica. Por otro, mantiene una deuda millonaria con empresas que venden sus productos al mundo, ya que frenó el pago de reintegros a las exportaciones

Según Boggiano, en momentos en que el país está "alejado de los mercados internacionales y con escasas posibilidades de financiación, el ingreso de divisas por comercio exterior es central", de modo que la debilidad, tanto del real como de la soja, juegan en sentido totamente contrario. 

La Cámara de Exportadores advirtió que este nuevo escenario podría llevar a que las ventas al mundo caigan este año hasta los u$s63.000 millones, lo que marcaría una estrepitosa baja de u$s21.000 millones frente al récord de 2011 y el peor registro desde 2009.

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