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¿El que rí­e último rí­e mejor?: con piso salarial de $15 mil, hay más presión en gremios que ya pactaron

Los últimos acuerdos subieron la vara y condiciona a una docena de gremios. La escala de sueldos y el debate sobre utilidades y canasta
26/06/2015 - 10:09hs
¿El que rí­e último rí­e mejor?: con piso salarial de $15 mil, hay más presión en gremios que ya pactaron

El cierre de las últimas paritarias abrió un nuevo escenario salarial. Luego de barrer la pauta del 27%, los acuerdos firmados a fines de mayo y principios de junio contribuyeron a instalar un nuevo "piso psicológico" para los sueldos, que ahora es un factor de presión para una docena de gremios y el propio Ejecutivo.

Con subas del 36%, 33% y 32%, aceiteros, bancarios y trabajadores del subte, respectivamente, llevaron el salario inicial en esas actividades a un promedio de $15.000.

Para sortear el "techo" oficial, los dos primeros sindicatos tuvieron que recurrir a prolongadas medidas de fuerza, mientras que todos apelaron a adicionales o sumas fijas sugeridas por Axel Kicillof.

Lejos de pasar desapercibido, el batacazo repercutió sobre las paritarias que están en marcha, como la de camioneros, gastronómicos, tranviarios, ferroviarios, sanidad, telefónicos, papeleros, cuero y azucareros.

En un acto reflejo, ahora los gremios piden un porcentaje de aumento con un "3" y hasta un "4" adelante, plantean de entrada la incorporación de un extra para superar el tope oficial y lanzan protestas apenas chocan con el "no" de la patronal o la interferencia oficial. 

Traducido en plata, las entidades sindicales buscan un sueldo inicial promedio de $10.000, que puede llegar a $19.000 en algunas actividades.  

Este "efecto rebote" (es decir, exigir más ahora que a principios de año) afecta y mucho al Gobierno.
En primer lugar, porque amenaza con distorsionar las paritarias "blue", es decir, la estrategia de anunciar una cifra a los medios de comunicación pero, en realidad, pactar un aumento más elevado apelando a pagos complementarios. 
¿Por qué lo complica? Porque extiende al conjunto de actividades plus salariales que el Ejecutivo pretendía acotar a ciertos sectores
En este sentido, la Unión Industrial Argentina (UIA) mostró en los últimos días "preocupación por una circunstancia en la cual se terminaron convalidando incrementos mayores a las estimaciones inflacionarias" que maneja su centro de estudios. 
Paradójicamente, la onda expansiva también sacude a los sindicalistas más duros, ya que después de la última ronda paritaria, más de una organización corre el riesgo de quedar distanciada de lo que piden sus bases, que miran con expectativa la nueva vara salarial de junio.

Las presiones se hicieron sentir en el transporte de pasajeros. Mientras la conducción encabezada por Roberto Fernández reclama que la categoría más baja pase a $15.840, las comisiones internas opositoras salieron a las calles a mostrar su disconformidad.

"Que quede claro, los trabajadores del transporte queremos el 50% -anunciado por Fernández-, el 82% móvil y las 6 horas para corta, media y larga distancia", manifestaron los delegados díscolos que aspiran a un básico de 20.000 pesos.

En la industria de la alimentación, también hubo síntomas de desborde. Inspirados por los aceiteros, los trabajadores de las fábricas Mondelez (ex Kraft), Pepsico, Mondelez Victoria (ex Stani) y Felfort se concentraron días atrás frente a la sede de la cartera laboral para exigir un aumento del 43% en un solo pago y el pase a planta de tercerizados.
El titular del gremio, Rodolfo Daer, logró controlar la situación tras acordar el miércoles un alza del 27,8% a pagarse en mayo y noviembre. Claro que el "valor blue" es otro: el incremento pactado para viáticos hace que esa cifra en realidad se eleve al 33% y el salario inicial a $11.132.
Con todo, el más afectado por las tensiones salariales parece ser el titular de la CGT oficialista y secretario general de la UOM, Antonio Caló, en cuyo gremio empezó a asomar el reclamo de "reapertura de paritarias".
La situación se complicó aun más con el fracaso de las negociaciones de la rama siderúrgica que llevó al sindicato a declarar un paro para la semana próxima, ante la resistencia de Techint y Acindar a convalidar el acuerdo pactado por sus pares del sector metalúrgico.
Presionado por el Gobierno, Caló terminó por aceptar el tope oficial en un acuerdo que elevó el sueldo del obrero a $8.160, después de firmar en mayo una suba del 27% en dos tramos, junto con los empleados de comercio, encargados de edificio, estatales y trabajadores de la construcción.
Así, la actualización rápidamente quedó desdibujada con la segunda ronda paritaria que abrió una brecha del 54% entre los salarios viejos y nuevos, y dejó en una situación similar a varios de sus aliados en la central cercana a la Rosada.

El malestar no tardó en aparecer en las seccionales metalúrgicas. Más de 1.000 personas pertenecientes a la UOM marcharon el miércoles por las calles de Río Grande, en el marco de un paro de 24 horas que afectó a las plantas de la ciudad austral.

La protesta fue para reclamar un aumento salarial del 32% y la efectivización de los trabajadores que permanecen bajo la modalidad de "contrato basuara", que son más de 3.000. 

En Córdoba, el titular de la regional, Rubén Urbano, denunció el lunes pasado que existen irregularidades en el pago del aumento salarial acordado en paritarias.

Es así que volvió a solicitar la reapertura de las negociaciones, tal como lo había adelantado iProfesional, para obtener 5 puntos extra.

"Hemos solicitado al sector empresarial un petitorio donde reclamamos la reapertura de paritarias por el miserable aumento que nos han dado. Hasta el momento nunca hemos tenido una respuesta favorable sobre esto", indicó.

En Chubut, los afiliados de la UOM, acompañados de los petroleros y albañiles, cortaron rutas el 15 de junio en Comodoro Rivadavia, en reclamo de un adicional por zona fría y la quita de Ganancias

Sube el piso

Los esfuerzos oficiales para evitar que se amplíe la distancia entre los salarios se refleja en la batería de conciliaciones obligatorias que dictó el Ministerio de Trabajo en las últimas semanas para frenar paros de camioneros, alimentación, sanidad y choferes del transporte urbano.

En el transporte de cargas, las diferencias entre las partes sigue siendo importante. Las cámaras empresarias ofrecen un incremento del 27% y sostienen que "por la baja de la actividad no se pueden recomponer las tarifas".

En tanto, el Sindicato de Choferes de Camiones que conduce el líder de la CGT, Hugo Moyano, pide una mejora del 35% retroactiva a junio, un aumento en el adicional por antigüedad de un 50% y la creación de nuevas ramas de actividad, entre otras demandas.

De lograr su objetivo, la remuneración inicial de un camionero de corta distancia sin antigüedad pasaría a $19.000, según datos de la Federación Argentina de Entidades de Empresas de Autotransporte de Carga (FADEEAC).

La UTA se encuentra cerca de cerrar un incremento del 32% para 100.000 trabajadores, tras dar de baja la medida de fuerza que había dispuesto para el jueves.

El acuerdo consistiría en una suba del 27,5% en dos tramos y el pago de una suma fija no remunerativa de $2.000 que, en rigor, ya se abona desde enero de este año como compensación por la falta de un acuerdo a largo plazo.

Hasta ahora el sector empresarial únicamente ofrecía el 27,5%, sin adicionales salariales, al alegar que no podía hacer frente al incremento si el Gobierno no aumenta los subsidios a todas las ramas del sector.

En tanto, el titular del sindicato de Sanidad en Capital Federal, Hector Daer, exige una recomposición del 28% y una recategorización que llevaría la mejora total al 33%. Así, el sueldo básico de la categoría más baja pasaría a $9.700.

Por el lado de las droguerías, aseveran que no tienen posibilidades de llegar a esa cifra y piden al Ejecutivo que les permita aumentar los precios de los medicamentos. El conflicto puso al borde del desabastecimiento a las farmacias en el país.

"Si no llegamos a un acuerdo, vamos a un paro 24 y 48 horas", dijo Daer a iProfesional.

Los conductores de trenes de La Fraternidad pidieron un 32% para elevar el mínimo de la actividad a $10.560. "El tope lo rechazamos", advirtió a este medio el titular del sindicato, Omar Maturano.

El dirigente ferroviario se mostró dispuesto a replicar un esquema en el que la cifra sea del orden del 27,8%, siempre y cuando se incluyan incrementos en rubros tales como el de antigüedad, para que el aumento final cierre "con un 3 adelante".

Por otra parte, los telefónicos solicitaron una suba del 35% que, de ser acordada, elevaría el sueldo de bolsillo de un empleado de baja categoría a $12.000.

El jueves de la semana pasada unos 300 trabajadores se movilizaron desde el emblemático edificio República de Telefónica hacia la sede de Telecom ubicada en Puerto Madero para exigir el cobro de los bonos de participación en las ganancias y una recomposición salarial.

El siguiente cuadro muestra cómo vienen siendo los acuerdos salariales pactados en cada rama de actividad. 

Tal como puede observarse, parecería ser que el que "ríe último, ríe mejor", de modo tal que los que acordaron primero ahora están bajo una mayor presión de sus bases

 

Utilidades y canastaUna de las consecuencias que tuvo la última tanda de discusiones salariales fue la de reactualizar el debate sobre la participación en las ganancias y el valor de la canasta básica, dos cuestiones que habitualmente quedan fuera de las paritarias y que las autoridades en general tratan de evitar.

Esta vez, sin embargo, hubo una modificación por parte del Gobierno al aceptar incorporar esas demandas, y ahora algunos sectores piden replicar esquemas de negociación que atan los salarios a algún indicador variable, con el propósito de defender mejor su poder adquisitivo frente a la inflación o a los impuestos.

"Para mí debemos seguir el ejemplo de los aceiteros. Pedimos un 43% de aumento en un solo pago. Y que la última categoría perciba un salario que esté al nivel de la canasta familiar", dijo Javier Hermosilla, el referente de las comisiones internas opositoras de la alimentación.

Tras 25 días de paro con pérdidas millonarias para las terminales agropexportadoras, los aceiteros lograron llevar a $14.300 el salario básico de la actividad. Luego, los bancarios consiguieron un piso de $15.500.

En vistas del impacto de los acuerdos, el Ejecutivo justificó de inmediato los aumentos en base a la rentabilidad de dichas actividades. Las autoridades negociaron hasta último minuto la participación de los trabajadores en las ganancias, pero sólo los bancarios aceptaron. Los aceiteros, en cambio, incorporaron un plus por presentismo.

La diferencia no es menor. La inclusión de cláusulas especiales le permitió al Ejecutivo alegar que los incrementos correspondían a situaciones sectoriales.

En el caso de la actividad financiera, Kicillof convenció a La Bancaria de participar en las utilidades que ganaron las entidades en los últimos seis meses y despejó así el reclamo del gremio de que los bancos o el Estado se hicieran cargo de los descuentos del Impuesto a las Ganancias.

El otro temor de las autoridades era que se instalara la discusión sobre la canasta básica, en momentos en que el INDEC dejó de medir la lista de bienes indispensables para una familia tipo y los indicadores de pobreza son fuertemente cuestionados, luego de que Cristina Kirchner dijera en la FAO que el nivel de pobreza es menor al 5%.

Justamente, los aceiteros no aceptaron discutir porcentajes de aumento sino que pidieron un básico inicial de 14.931 pesos con el fundamento de que ese es el valor de la canasta familiar, de acuerdo a lo que consignaron estudios propios y los llevados a cabo por la Universidad Nacional de Rosario.

Para la Ciudad, el valor de dicha canasta de consumo de una familia tipo se ubicó en mayo en $11.000, mientras que para los técnicos de ATE INDEC fue de entre $8.800 y $12.000 a fines del 2014, dependiendo de la cantidad de miembros y si éstos son propietarios o inquilinos.

Finalmente, el Gobierno logró resolver la diferencia entre la pauta y la expectativa sindical mediante otros rubros salariales. Lo que no pudo evitar es que el "modelo" de los aceiteros se expandiera lentamente.

Es altamente probable que en los próximos días se extienda el recurso de tocar los adicionales por antigüedad, mejorar categorías o incluir sumas fijas, una variante que tiene como contraparte una disminución de las cargas sociales de los asalariados y una reducción de los aportes que recibe el fisco.

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