Las quejas de la presidenta Cristina Kirchner sobre aquellos que "confunden" presión fiscal con el hecho de que la AFIP golpee la puerta para cobrar impuestos todavía retumban tanto como el hecho de que haya negado que su Gobierno sea el culpable del crecimiento de dicha presión. 

Tal vez por eso desde la Coordinadora de Productores de Alimentos (COPAL) decidieron levantar el guante y, en una jornada realizada este martes, reclamaron una reforma impositiva como parte de la solución a la crisis del sector.

Con las economías regionales tambaleando y ante un escenario de pérdida de competitividad, no fueron pocos los expositores que apuntaron a bajar los tributos que aquejan a la industria.

Por caso, Marcelo Loyarte, director ejecutivo de la Cámara de Fruticultores Integrados (CAFI), y José María Lazara, presidente de la Cámara de Legumbres (CLERA), coincidieron en la necesidad de eliminar las retenciones.

Pero no sólo fueron palabras, sino también iniciativas. En efecto, el presidente del departamento de Política Fiscal de COPAL, Fernando Guntern, presentó las propuestas en materia impositiva publicadas en un libro de la entidad.

Entre ellas, figuran levantar la prohibición en el uso del ajuste por inflación en Ganancias, así como adecuar la alícuota efectiva de dicho impuesto a los niveles de la región, de eliminar el Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta, de permitir computar el Impuesto al Cheque con otros gravámenes y de establecer una alícuota no superior al 1% en Ingresos Brutos.

Es que la presión impositiva no es un tema menor. Así lo dejó en claro en su exposición el director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), Nadín Argañaraz, quien aseguró que los niveles de carga impositiva "son asfixiantes".

Causas de una presión "asfixiante"

El aumento de la presión impositiva se puede explicar no sólo por la creación de nuevos tributos o a través del incremento de las alícuotas existentes, sino también por la falta de actualización de los parámetros que determinan la calidad de contribuyente de las personas.

Precisamente, este es el motivo por el cual el Gobierno nacional no debería mirar para otro lado ya que, en los últimos años, se multiplicó el número de personas que tuvieron que comenzar a pagar Ganancias o Bienes Personales.

Esta situación fue la consecuencia lógica de desatender el atraso que manifestaron los mínimos establecidos en las leyes frente a una inflación que fue incrementándose año a año.

Las provincias no se quedaron atrás. A medida que el gasto público fue en ascenso, los gobernadores decidieron complementar los recursos que reciben por Coparticipación Federal con ingresos propios, para lo cual terminaron subiendo las alícuotas de tributos como Ingresos Brutos o Sellos.

Los municipios también colaboraron con el aumento de la presión tributaria creando tasas, algunas de ellas muy discutidas -como las que alcanzan a los combustibles en Córdoba y Buenos Aires- y otras algo peculiares -como la que se aplica en Viedma para un curso de manejo de matafuego-.