Hace años que el podio del ranking de calidad QS de universidades se disputa entre el MIT, Harvard y Cambridge para llegar al primer, segundo y tercer puesto. Es que ninguna otra universidad del mundo logra bajarlas.

Este año quedaron en ese orden en el listado, que acaba de conocerse. En ese escenario que nunca cambia, la sorpresa se la llevó Argentina con la Universidad de Buenos Aires (UBA): en esta edición escaló 74 posiciones hasta ubicarse primera entre las universidades de Iberoamérica.

La UBA está en el puesto 124 entre casi 900 universidades del mundo, según indicó el diario Clarín. Recién en el puesto 143 aparece la Universidad de San Pablo y en el 160, la de México. La de Barcelona está en el 166°. La UBA superó también a prestigiosas universidades como Humboldt (Alemania), Maryland (EE.UU.), Georgetown (EE.UU.), Hebrea de Jerusalem (Israel), Liverpool (Inglaterra) y University College of Dublin (Irlanda), entre otras.

El abrupto salto de la UBA sorprende en gran medida por la cantidad de puestos que logró ascender. Las autoridades de la UBA lo atribuyen a una combinación de dos fenómenos: "Por un lado, estamos dándole más importancia a la difusión de los datos de la universidad. Antes esto no era así. Los ordenamos y logramos que lleguen de una manera más clara a los organizadores de este ranking. Por el otro hay una mejora real de nuestra situación universitaria", indicó a Clarín el rector de la UBA, Alberto Barbieri.

Otro dato que llama la atención es que en el ránking regional de QS (Latinoamérica), publicado en mayo, la UBA estaba ubicada en el puesto número 15. "Ese ránking se hizo con información anterior, del año pasado. La foto actual es la que muestra este nuevo ranking internacional y nos dice dónde estamos parados", explicó Barbieri.

Dicho ranking se sustenta sobre cuatro pilares: investigación, calidad de la enseñanza, reputación empresarial e internacionalización (relación de la universidad con otras del mundo). Para ello, el estudio se basa en el análisis de seis indicadores: reputación académica, reputación entre los empresarios, cantidad de estudiantes por profesor, citaciones por facultad y la proporción de alumnos y profesores internacionales.

"Muchos investigadores, al publicar un paper, ponían sólo que eran del Conicet y no de la universidad. Empezamos a poner especial atención a este tipo de cosas y eso ahora se traduce en resultados estadísticos", dijo Barbieri y dio un ejemplo sobre lo que pasaba hasta el año pasado con la difusión en el mundo del trabajo de la UBA.

A pesar de esta notable mejora, Barbieri frenó y a que la misma coincide con su primer año al frente de la universidad, Barbieri prefirió evitar el exitismo. "Seguimos criticando los rankings. Así como los criticábamos cuando nos daban mal, lo seguimos haciendo cuando nos va mejor. No hay manera de que en una ecuación matemática se muestre la realidad de nuestra universidad. Pero si a nivel mundial todos quieren ver como estamos, no podemos mirar para el costado", concluyó.