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Estrategia de Scioli: instalar el anti-macrismo, "robarle" el discurso a Massa y... borrar a Cristina

Scioli y su partido más difí­cil: instalar el anti-macrismo, "robarle" el discurso a Massa y... borrar a Cristina
28/10/2015 - 10:00hs
Estrategia de Scioli: instalar el anti-macrismo, "robarle" el discurso a Massa  y... borrar a Cristina

Son las horas más difíciles para Daniel Scioli desde que se embarcó en su ilusión presidencial.

Aún en estado de shock por el inesperado revés electoral del domingo, intenta una negociación contrarreloj para lograr la adhesión de los votantes peronistas que eligieron a Sergio Massa.

No obstante, las malas señales se acumulan hora tras hora. La de ayer fue una jornada plagada de versiones, noticias desmentidas y declaraciones explosivas.

Todas vinculadas con los ofrecimientos de Scioli a quien le pudiera arrimar electores para revertir la situación de desventaja en la cual está siendo percibido desde el batacazo de Mauricio Macri.

Massa, consciente de que en los sistemas de balotaje el tercero colocado se transforma en el árbitro, decidió sacarle todo el rédito posible a su renovado protagonismo. Sus actitudes han dejado en claro que está dispuesto a cotizar muy caros los 5,2 millones de votos que lo apoyaron en la primera vuelta.

Para empezar, el tigrense montó un show político que hoy acaparará la atención mediática: acompañado por sus principales dirigentes, presentará un documento programático, cuyo apoyo pondrá como condición para expresar su alianza con alguno de los candidatos.

Pero eso no alcanza para asegurar que pueda favorecer a Scioli. La sensación existente es que resulta demasiado tarde para un acercamiento entre los dos peronistas, que tienen una larga historia de desavenencias personales y de intentos frustrados de pactos.

Sus declaraciones sobre el candidato oficialista denotan hasta cierto desprecio por su estilo, al que calificó como dinámica de la obediencia. "Si te portás como alfombra no te quejes porque te pisan", fue la frase lapidaria de Massa.

Aunque no cerró del todo la puerta a un acuerdo (porque tiene una base de dirigentes peronistas con los cuales consensuar su estrategia) se muestra decidio a a exigirle al candidato del Frente para la Victoria ciertos requisitos  de difícil cumplimiento.

Básicamente, Massa le exige a Scioli que deje de ser Scioli. "Se tiene que animar a sacarse de encima al kirchnerismo", dijo el tigrense.¿Tiene margen para "deskirchnerizarse"?

Es un dilema muy difícil el que enfrenta el candidato oficialista.

No sólo desde filas opositoras le piden que marque con más claridad su alejamiento de Cristina Kirchner, sino también desde su propio espacio.

El problema es que esa estrategia está asociada a un riesgo no menor: tensar demasiado la relación con el núcleo duro del kirchnerismo, leal a la Presidenta.

"Sus chances pasan por separarse un poco más de Cristina y mostrarse más autónomo, pero no es fácil. Ese cambio tiene que implementarse con cuidado para no perder los votos que ya tiene", afirma el politólogo Sergio Berensztein.

Lo cierto es que un grupo de dirigentes del sciolismo se puso a trabajar, desde el mismo lunes, en un plan de cambio de discurso con vistas al balotaje.

En el punteo figura que el candidato, para aumentar sus chances de ganar, tiene que admitir de manera muy explícita los problemas y las distorsiones actuales de la economía.

Algo de eso ya fue insinuado con el anuncio de que bajo su mandato se iba a modificar el impuesto a las Ganancias. La medida, al ser tomada sobre el cierre de la campaña, no sólo no logró un alto impacto sino que además provocó el enojo en funcionarios cercanos a CFK.

Axel Kicillof -que siempre ha sido un acérrimo defensor de este gravamen- sostiene la tesis de que sólo alcanza a una élite de asalariados y que resulta imprescindible para financiar los programas de ayuda social.

Por cierto, el anuncio de Scioli llevaba tácitamente una crítica, vinculada a una de las distorsiones generada por el actual "modelo" económico. No obstante, los asesores creen que la misma no fue suficiente.

Le piden que el candidato sea más explícito y enérgico sobre aquellos temas en los que hay que actuar.

Hasta le han aconsejado -según confiaron a iProfesional- una jugada audaz: que intente captar a los "pesos-pesado" del massismo, como Roberto Lavagna, José Manuel De la Sota y a Felipe Solá para sumarlos a un eventual equipo de Gobierno.

También han circulado versiones sobre el ofrecimiento a Lavagna del ministerio de Economía y que éste habría rechazado. La sensibilidad del tema hizo que los voceros del economista salieran rápidamente a desmentir que hubiese existido un contacto directo con Scioli.El plan para "robarle" el discurso a Massa

La expectativa en el sciolismo sigue puesta sobre alguna gestión con los dirigentes massistas.

Sin embargo, el candidato del Frente para la Victoria está complicado por varios frentes. Para empezar, porque hay muy altas probabilidades de que Massa finalmente termine haciéndole un guiño a Macri, según adelantaron a iProfesional fuentes muy cercanas al tigrense.

Como contrapartida, todo apunta a que una alianza con el candidato oficialista sería difícil de conciliar. 

En primer lugar, Massa fue contundente al diagnosticar que en las urnas "la gente dijo que no quiere continuidad". Y esto choca de frente con la estrategia -y pilar discursivo de Scioli- de no modificar el rumbo para no tirar abajo los logros del "modelo".

De modo tal que si ocurriera lo que hoy parece improbable (es decir que Massa aceptara un acuerdo para darle apoyo explícito), el candidato oficialista se vería obligado a tener que pagar un muy alto precio.

Es, ni más ni menos, que el de adoptar un tono crítico del kirchnerismo, con todos los riesgos que este camino conlleva.

Por cierto -y a pesar del resultado adverso del domingo- no es un camino que esté dispuesto a recorrer, ya sea por una cuestión de estrategia electoral como de estilo personal.

Cabe recordar que no se ha mostrado crítico de Cristina ni aun en los peores momentos de su relación, con lo cual no parecería creíble semejante giro en un candidato que siempre se ha presentado en sociedad como un conciliador.

Pero, además, existe  el riesgo de que un Scioli demasiado volcado a captar electores del centro genere rechazo en los sectores más ultra kirchneristas.

Funcionarios cercanos al área de comunicación de Cristina comentan que su intento pasará entonces por "robarle" el discurso a Massa.

"El objetivo es interpretar correctamente las demandas de ese votante peronista que apoyó a Massa y hablarle directamente para hacerle entender que Scioli puede satisfacerle esas demandas", apunta una fuente con oficina en la Casa Rosada.

Claro que no le resultará fácil. Desde el oficialismo interpretan que lo que cala hondo en la actualidad es la antinomia "kirchnerismo vs. anti-kirchnerismo" (que hasta supera la clásica división entre peronistas vs. anti-peronistas).

En este contexto, el plan del candidato del FpV pasa por romper rápido con esa lógica y así poder instalar otra muy diferente: la de "Scioli vs. Macri". No por casualidad, el candidato declaró que él percibe en el país "un sentimiento anti-macrista muy fuerte".

Los expertos en comunicación política creen que esto lo obliga a redefinir su estrategia. 

En un "mano a mano" entre ambos contendientes, la lógica ya no sería la de los votos "por la positiva", sino la de quien causa menos rechazo.

"Los que no lo eligieron en primera vuelta y en segunda sí podrían hacerlo son los que van por la teoría del menos malo", apunta Gabriel Dreyfus, publicista y también ex candidato en los años '90.

Para este experto, la campaña sciolista ha incurrido en varios errores, entre los cuales destaca la presentación anticipada del Gabinete (que ahora le resta margen para negociar cargos a partir de alianzas con otros espacios, mientras que Macri tiene más "vacantes" y grados de libertad).

También Berensztein argumenta en el sentido de que la única esperanza de Scioli para remontar su situación es "intentar seducir a todos aquellos votantes que se sienten incómodos con el kirchnerismo".

¿Lo logrará? Lo cierto es que las señales de "independencia" respecto de Cristina ya habían empezado cuando Scioli comenzó a hacer gestos "market friendly".

Continuaron cuando anunció un Gabinete en el que no había figuras paradigmáticas del período kirchnerista ni de La Cámpora. 

Luego vinieron anuncios de mejoras para el campo y para quienes se ven afectados por el impuesto a las Ganancias, marcando un claro contraste con los postulados del Gobierno K en estos últimos años.

Sin embargo, las urnas hablaron y los números fueron tan fríos como contundentes: no le alcanzó.

Ahora el reloj corre más rápido y la gran final entró en tiempo de descuento.

El primer sondeo post elecciones -aun con todos los reparos que pueden hacerse luego del histórico yerro de las encuestadoras- ya marcan al líder del PRO con una diferencia de cinco puntos en la preferencia del electorado (ver cuadro).

Según el sondeo realizado por González y Valladares entre el lunes y el martes, Macri tiene hoy un 45,6% de intención de voto, contra el 41,5% de Scioli.

Un 4,1% planea sufragar en blanco y casi un 9% de los entrevistados aún no tiene decidido a quién va a elegir.

La proyección de esos números arroja un 50% para Macri y un 45,5% para Scioli, con un 4,5% de voto en blanco.

La gran diferencia está en la actitud que tomarían quienes en la primera vuelta del domingo optaron por Sergio Massa. Según el sondeo:

- Un 45% se inclinaría por Macri

- El 22% lo haría por Scioli

- Poco más del 8% planea sufragar en blanco.

De todos modos, y teniendo en cuenta que el candidato de UNA sacó más del 20%, debe prestarse atención a que el 24,5% de sus electores aún no decidió cómo sufragará en la segunda vuelta.

El inmanejable "factor Cristina"Hay, finalmente, otro elemento clave en la estrategia sciolista para dar la pelea. Pero es la más difícil de manejar: Cristina Kirchner.

En el entorno del candidato están convencidos de que las apariciones públicas y cadenas televisivas de la Presidenta juegan en contra.

¿Por qué? Porque su estilo y su discurso van precisamente al revés del nuevo objetivo de salir a captar a esos votantes enojados con el Gobierno. La intención del comité del candidato es que él retome el centro de la escena sin que surjan "ruidos" con el ala dura del kirchnerismo.

Su aspiración de máxima es que CFK le deje la cancha libre para que pueda desplegar su estrategia.

Claro que se trata de algo difícil de lograr. Por lo pronto, ya está programado un nuevo acto para este jueves en la Casa Rosada, que ha generado inusitada expectativa por la eventual interpretación que hará la mandataria sobre lo ocurrido en la elección.

Así, tratando de hacer equilibrio entre un peronismo enojado con Cristina y un kirchnerismo que desconfía de sus gestos conciliadores, transcurre la etapa final de Scioli. Y le falta hacer su última apuesta.

"Por ahora se venía manejando de manera ambigua, pero ahora va a tener que cambiar", señala Berensztein.

Claro que tal vez allí sea donde reside su mayor dificultad. Hasta ahora, esa ambigüedad ha sido su sello personal inconfundible. Era lo que le permitía eludir temas espinosos y quedar bien con todos los públicos, desde La Cámpora hasta los ejecutivos del Coloquio de IDEA.

Pero las circunstancias políticas cambiaron yesa ambigüedad ya no produce los mismos frutos. Ahora el electorado exige definiciones concretas.

Precisamente, este cambio no es fácil para alguien que ya declaró que su estrategia pasará por "ser más Scioli que nunca".

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