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Paradoja Kicillof: lo poco que queda en el BCRA va para dólar ahorro y viajes, casi nada a la industria

Gran paradoja Kicillof: lo poco que queda en el Banco Central va para dólar ahorro y viajes, casi nada a la industria
16/11/2015 - 14:09hs
Paradoja Kicillof: lo poco que queda en el BCRA va para dólar ahorro y viajes, casi nada a la industria

Pasaron tres años desde que Axel Kicillof pronosticara la llegada de una nueva etapa en la Argentina. Una etapa en la que, según anticipó, se iba a priorizar a todo el aparato productivo nacional por sobre la "cultura dolarizadora". 

Según el funcionario, se iba a abrir un período en el que las fábricas -responsables de la generación de empleo y de darle valor agregado a las materias primas-, iban a recibir todas y cada una de las divisas que necesitarían para producir

El cambio propuesto por Kicillof, contemplaba una agenda política y económica pensada exclusivamente en función del “Made in Argentina” y no de los "caprichos" de la clase media y media alta que, según la visión del funcionario, sólo buscaban dólares para gastarlos en la compra de bienes de lujo y para hacer turismo en Miami. 

En definitiva, lo que proponía el ministro era una suerte de “nueva revolución industrial”, con todas las herramientas y recursos del Estado alineados para potenciar el entramado fabril nacional

Esto quedó plasmado durante un largo discursoen el Senado, que tuvo lugar a mediados de octubre de 2012, cuando todavía era viceministro de Economía.

Frente a los legisladores, Kicillof anticipó que a partir de ese momento se iban a “cuidar los dólares para que se dirijan a las importaciones fundamentales y así mantener el proceso de industrialización".

El funcionario advirtió que el "mayor riesgo" era que los billetes verdes se "terminen malgastando en productos de consumo suntuoso".

"¿Cómo las divisas que necesito para hacer torres de petróleo se van a gastar en que los sectores más pudientes puedan comprar bienes de lujo?", afirmó, envalentonado. 

De la teoría a la prácticaTres años pasaron desde que Kicillof pronunciara ese discurso con el que propuso anticipar la Argentina que se venía. Y muchas cosas cambiaron desde entonces. 

El BCRA, por ejemplo, disponía en ese entonces de un contundente poder de fuego, de la mano de reservas superiores a los u$s45.000 millones. 

Hoy, en cambio, la entidad tiene casi u$s20.000 millones menos, con el agravante de que si se resta el “maquillaje” (como los swaps con China y los pasivos monetarios), hay consultoras que afirman que las reservas netas ni siquiera llegan a los u$s2.000 millones, como es el caso del Estudio Ledesma. 

Paralelamente, desde el inicio del kirchnerismo y hasta el año 2012, la economía registró verdaderas tasas de crecimiento chinas, acumulando una suba anual superior al 6% promedio. 

Sin embargo, desde que Kicillof pronunciara ese discurso hasta el día de hoy, la actividad se expandió a un ritmo “anémico”, de apenas 0,6% (promedio). 

Pero si algo cambió en estos tres años fue el resultado de ese plan “desarrollista” y "pro industria" ideado por el funcionario K. 

El funcionario se había propuesto cuidar las divisas para fomentar el aparato productivo nacional y no otorgar un solo dólar para cubrir los gastos superfluos de la clase media alta. Pero la realidad no podría haber sido más diferente. 

Así, la gran paradoja de Kicillof en este epílogo de la gestión kirchnerista es que terminó haciendo todo lo contrario a lo que había prometido

Por un lado, le está negando divisas a un amplio abanico de ramas de actividad, incluyendo automotrices, terminales electrónicas y productores de motos, maquinaria agrícola y hasta textiles.

Para ello, está apelando a una compleja "maquinaria" de restricciones: reducción del 50% del tope permitido por el BCRA sin tener que solicitar autorización especial, “cajoneo” de Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación, incumplimiento de los cupos mensuales de divisas y falta de pago de reintegros e IVA a exportadores, entre otras medidas. 

Como contrapartida y por razones netamente electorales, los particulares –esos a los que Kicillof iba a poner en el último lugar de la fila en el reparto de divisas- tuvieron todo servido en bandeja para batir un triple récord a lo largo de octubre

• Adquirieron el mayor monto de “dólar ahorro” desde que se flexibilizó el cepo (u$s703 millones). 

• Lograron el mayor volumen de transacciones a través de las ventanillas habilitadas por la AFIP (1,2 millones de operaciones).

• Totalizaron el mayor nivel de gastos con tarjeta de crédito en el exterior para ese mes desde el fin de la convertibilidad, con una cifra superior a los u$s500 millones.

“Está claro que Kicillof terminó haciendo todo lo contrario a lo que había prometido. Es más, en la jornada del 2 de noviembre, el último récord de ´dólar ahorro´, con más de u$s142 millones entregados a los particulares por las ventanillas oficiales, directamente no se le dio nada a la industria”, disparó Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior. 

“Nunca nos hubiésemos imaginado que el ciclo kirchnerista iba a culminar administrando la escasez de divisas de esta manera y afectando tanto al sector productivo”, recalcó. 

Cifras para el asombro

La cifra es de tal magnitud que impacta. Y es definitivamente contundente a la hora de reflejar el nivel de restricciones que están padeciendo las empresas argentinas a la hora de acceder a billetes verdes al precio oficial. 

De acuerdo con un relevamiento realizado por Ponce, en base a información suministrada por diversas cámaras, el Gobierno ya está acumulando un pasivo con el sector privado por la friolera de u$s18.000 millones. 

Este monto, según el experto, incluye las divisas que el BCRA nunca le habilitó a los importadores por compras al mundo ya efectivizadas y también suma la deuda que el fisco mantiene con empresas exportadoras por pagos demorados en concepto de reintegros e IVA. 

Pero eso no es todo: según Ponce, “a ese monto también se le podrían agregar otros u$s7.000 millones por DJAI que fueron rechazadas o que directamente no pudieron ser presentadas”. 

Como contrapartida, a lo largo de este año el Gobierno dejó que el Banco Central mantuviera abierto el “grifo” de billetes verdes para abastecer a particulares.

Es decir, una estrategia completamente antagónica a la que planteara el propio Kicillof allá por 2012, cuando proponía cuidar las reservas y ponerlas al servicio de la industria

Esto queda de manifiesto al considerar que entre enero y octubre, la entidad que conduce Alejandro Vanoli resignó: 

Cerca de u$s5.600 millones para cubrir la demanda de ahorristas (oficial + recargo del 20%). 

Unos u$s4.750 millones para “bancar” las compras con tarjetas de crédito en el exterior. 

Alrededor de u$s2.550 millones en concepto de “gastos turísticos”, incluyendo la entrega de divisas con recargo del 35% y los giros por parte de aerolínas y agencias para el pago de proveedores. 

Así las cosas, durante los diez primeros meses del año, el BCRA se desprendió del equivalente a u$s13.000 millones para cubrir actividades improductivas en desmedro de las necesidades de la industria que, según el INDEC, mostró una retracción del 0,6% en los ocho primeros meses del año. 

Incluso, para Dante Sica, director de la consultora Abeceb, todo apunta a que esta cifra se acerque a los u$s15.000 millones para todo 2015. De modo que las trabas que comenzó a imponer el Gobierno a las agencias de viaje llegaron tarde, si es que el objetivo era cuidar lo último que quedara de las reservas. 

Sectores más golpeados 

Si se consideran cuatro de los principales sectores que fueron incluidos dentro del sistema de cupos (automotriz, electrónica, motos y maquinaria agrícola), se observa que el BCRA apenas les otorgó u$s300 millones en octubre, cerca de un 50% menos que la cifra comprometida

Eso no es todo: si se tiene en cuenta que ahorro y turismo significaron una sangría de u$s1.450 millones el mes pasado, esto implica que los particulares recibieron casi cinco veces más de divisas que algunas ramas de actividad estratégicas.  

Entre los sectores más golpeados por la escasez de divisas figuran, en primer lugar, el automotriz, que de los u$s200 millones mensuales que debía recibir, en octubre apenas le habilitaron la mitad para bancar la importación de autos y componentes. 

Así, las terminales están trabajando al 40% de su capacidad instalada, en un contexto en el que también influye la devaluación del real y el desplome del mercado brasileño. Actualmente, la meta del sector es llegar a las 550.000 unidades, casi 280.000 menos que el récord de 2011 (ver cuadro). 

Según consignó Economía & Regiones, varias plantas debieron bajar el ritmo. Como Volkswagen, que durante algunas jornadas de octubre y noviembre paralizó su producción. 

Fiat, en tanto, viene de no operar los días lunes. En el caso de Ford, decidió suspender a unos 70 trabajadores en su planta de Pacheco hasta fin de año y abrir el retiro voluntario. Mientras que en Santa Fe, General Motors frenó las líneas de montaje un día a la semana. 

La industria electrónica también es otra de las perjudicadas: según confirmaron a iProfesional desde AFARTE, el mes pasado las empresas de Tierra del Fuego, que abastecen entre el 90% y el 100% de la oferta nacional de celulares y televisores, recibieron el 50% del monto convenido con el Gobierno

“Hace dos meses nos habían prometido u$s300 millones mensuales para la importación de insumos. Pero esto no se está respetando. Es decir que hoy el sector está funcionando con casi u$s150 millones menos que los que debería recibir”, afirmó a iProfesional el CEO de una de las principales marcas instaladas en ese polo. 

La otra paradoja El hecho de que el Gobierno haya entregado a ahorristas y turistas parte de los billetes verdes que le terminó negando a la industria no es la única paradoja de este cierre de ciclo. 

El otro aspecto llamativo es que fue la propia administración kirchnerista la que terminó alentando esto a través del sostenimiento del "dólar barato" . 

En efecto, en este año de elecciones, el Ejecutivo apostó sus fichas por el atraso cambiario para no deprimir los salarios, intentar controlar un poco la inflación y darle un poco de impulso al consumo.  

Pero el resultado fue negativo: las ventas no explotaron, los comicios no lo favorecieron y el costo lo terminó pagando el sector productivo. 

“En términos económicos, el efecto más dañino operó sobre la competitividad, generando un desfasaje entre costos internos y precios internacionales que está dejando fuera del juego no ya a las economías regionales y la industria sino, también, a una parte de la zona núcleo de la agricultura”, advirtió Sica. 

Para el experto, los pocos beneficiados de esta política fueron "los sectores medios y de altos ingresos, que son los que hacen turismo en el exterior y los que compran los dólares subsidiados que vende el Banco Central”. 

Desde Consultora Ledesma prevén que por el atraso cambiario y la caída de los precios internacionales, las exportaciones totalizarán u$s60.000 millones, unos u$s20.700 millones menos que en 2013. 

Así las cosas, el superávit comercial –es decir, el saldo entre compras y ventas al mundo- se ubicará este año por debajo de los u$s1.900 millones, marcando así el peor resultado desde el año 2000. 

“El Gobierno, al haber fogoneado el atraso cambiario y al aplicar restricciones a las importaciones, claramente perjudicó al sector exportador, dado que un 80% de todo lo que ingresa al país lo traen empresas que también le venden al mundo”, afirmó Ponce. 

“Este es un factor extra que explica el derrumbe del superávit comercial, a punto tal que el resultado de todo un mes ya ni siquiera alcanza para cubrir unas horas de venta de dólar ahorro”, recalcó. 

En efecto: el último saldo mensual arrojó una cifra marginal de apenas u$s60 millones. Si se considera el arranque de noviembre, en el que se comercializaron u$s142 millones por las ventanillas habilitadas por la AFIP, esto implica que en apenas dos horas los particulares "barrieron" con lo que dejó el comercio exterior argentino en todo un mes. 

Sin dudas, se trata de un escenario muy diferente al que planteara Kicillof hace tres años, cuando hablaba de la llegada de una nueva Argentina, en la que iba a haber muy pocas divisas para atesorar o para viajar a Miami pero sí todas las necesarias para mantener en funcionamiento al aparato productivo

Plantas industriales operando a media máquina y pasillos del aerpuerto de Ezeiza atestados de turistas próximos a embarcar, de hecho, son las dos caras opuestas de esta paradoja.