El ex viceministro de Economía y actual director del Departamento de Economía del IAE Business School, Universidad Austral, Juan Llach destacó que el cuadro del sector externo argentino para el próximo año es crítico "porque las reservas ágilmente disponibles del BCRA se están acabando y porque es necesario, al mismo tiempo, poner a la economía nuevamente en marcha sobre bases sanas lo que requiere modificar el régimen cambiario".

Además del aspecto cambiario, el economista advirtió un fuerte desbalance en el régimen de inversiones y finanzas públicas.

Llach, sin embargo estimó que  en la creación de un nuevo régimen cambiario confluyen lo urgente y lo importante.

Predomina en esta cuestión la discusión entre gradualidad o shock pero la clave del éxito del nuevo régimen cambiario será que la inexorable depreciación del peso sea eficaz.

Es, que su magnitud nominal sea la menor posile en comparación a la real, para lo cual hay que lograr que ella pase limitadamente a los precios (bajo pass-through) mediante un plan completo (y complejo) de estabilización".

En este sentido, consideró que junto a la liquidación demorada de exportaciones de granos y "el alivio espontáneo adicional del flujo de divisas surgirá de la gradual desaparición de la sobrefacturación de importaciones y la subfacturación de exportaciones que siempre ha ocurrido con control de cambios."

"El fiel de la balanza lo inclinarán en uno u otro sentido los argentinos, cuyas tenencias de divisas en efectivo están en el orden de u$s90.000 millones y los inversores extranjeros que apuesten duraderamente por el país", prosiguió.

En ese aspecto son cada vez más los economistas y empresarios que consideran clave "la credibilidad que genere la propuesta económica del nuevo gobierno. Más técnicamente, lo que ocurra con el mercado de divisas dado un nuevo régimen cambiario será endógeno a la calidad del régimen cambiario y a la nueva política económica".

Inflación y salarios

"Partiendo de una inflación tan elevada como la nuestra, la quinta entre 189 países, y teniendo en cuenta la necesidad de depreciar la moneda, será imprescindible (aunque no guste a la ortodoxia) lograr acuerdos de precios y salarios para minimizar la magnitud de la devaluación nominal necesaria para alcanzar una determinada paridad real, como se dijo antes", observa Juan Llach.

Destaca el economista que "el restablecimiento de valores lógicos de salario mínimo no imponible y de las alícuotas según tramos de ingresos, equivale a un aumento significativo de los salarios de bolsillo que puede atemperar los aumentos que se acuerden en las paritarias".

Mientras que estimó clave para el plan que "los ajustes de precios y de salarios se realicen en función de la inflación contemplada en las metas, es decir la esperada, y no de la inflación pasada, pudiendo eventualmente incluirse cláusulas condicionales de ajustes si esa expectativa no se cumple".

Y para las empresas, el director del Departamento de Economía del IAE Business School consideró que "restablecer el ajuste por inflación de la base imponible de Ganancias no sólo es más realista y equitativo, sino que alentará la inversión y puede utilizarse también en la negociación de precios".