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Alfonso Prat Gay, un keynesiano en las antí­podas de Kicillof y ácido crí­tico del manejo de la deuda

Con Prat Gay, llega al Gobierno un keynesiano en las antí­podas de Kicillof y un ácido crí­tico del manejo de la deuda
26/11/2015 - 10:07hs
Alfonso Prat Gay, un keynesiano en las antí­podas de Kicillof y ácido crí­tico del manejo de la deuda

"Alfonso es muy soberbio; es uno de los mejores economistas pero tengo dudas. No sé si es lo que necesito en estos momentos".

En mayo de este año, Mauricio Macri quería delinear el equipo que lo acompañaría en la campaña y un amigo del ahora presidente electo le comentó que Prat Gay se alejaba del Frente UNEN -siguiendo los pasos de Lilita Carrio- y quería incorporarse al PRO.

Macri lo conocía bien. Había sido asesor económico suyo en los años 2000 y 2001. El economista, que en ese entonces vivía en Londres y trabajaba para el banco JP Morgan, evaluaba retornar a Buenos Aires para unirse a la campaña Macri Presidente 2003.

El estallido de la crisis cambió todos los planes. Los de Macri y los de Prat Gay, que suspendió la mudanza.

Finalmente, luego de vencer las resistencias que dejaron los años de relación, Macri se convenció de que era el hombre indicado para la cartera más caliente del gabinete.

Lo eligió entre un equipo donde tallaban otros peso-pesados de la economía, como Carlos Melconian, Federico Sturzenegger, Rogelio Frigerio, entre otros.

Su paso por el Banco Central, sus vínculos con el mercado internacional de crédito y su firmeza de opiniones sobre la renegociación de la deuda en default se encontraban entre sus credenciales más firmes.

Además tiene un pasado en el sector privado, algo que para Macri se ha transformado en un punto a favor en cualquier currículum para un aspirante a funcionario.

El dato extraño es que Prat Gay no quería ese lugar en el gabinete macrista, sino que su aspiración era la Cancillería, desde donde esperaba tener injerencia en el tema "holdouts". Pero Macri decidió que era el hombre indicado para tomar el timón más complicado.

¿Liberal o keynesiano?

El designado para ministro de Hacienda y Finanzas es un caso particular en el mundillo de los economistas: devenido heterodoxo, de hecho es un referente local del keynesianismo -el logotipo de su consultora es el dibujo del bigote de John Keynes-, pero que ofrece garantía de confiabilidad para los sectores liberales.

Desde ya, la concepción que ha demostrado tener sobre la doctrina de Keynes está bastante alejada de la interpretacion que ha hecho el otro keynesiano famoso de la Argentina, el actual ministro Axel Kicillof.

De hecho, en los últimos años se ha erigido en uno de los más ácidos críticos de la política económica del Gobierno, lo que incluyó no sólo a los tópicos clásicos como la inflación y el cepo al dólar, sino también a la forma en que se saldó la deuda con el Club de París y el resarcimiento por la expropiacion de YPF.

El hecho de haber llegado al cargo de jefe de negocios del JP Morgan tranquiliza a la city.

Desembarcó en el banco en 1994 -seis años después de recibirse con Medalla de Oro en la Universidad Católica- y rápidamente se erigió como experto en el mercado de divisas de la entidad.

Antes que Macri había sido Domingo Cavallo quien lo tomó como un hombre de consulta. Ni bien el ex superministro volvió como a la cartera de Economía en 2001 lo postuló para vicepresidente del Banco Central.

Su pliego fue rechazado por el Senado. Los legisladores argumentaron que no cumplía con el requisito de la Ley de Ética Pública de realizar una actividad distinta en el sector privado a la que se le ofrecía en el Estado.

Había conflicto de intereses, afirmaron, dada la activa participación del JP Morgan en el negocio de colocación de deuda.

Cuando Cavallo lo tentó para integrarse directamente a su equipo, la crisis estalló y todo quedó en la nada.

Prat Gay tuvo su revancha un año después. A los 37 años se convirtió, en diciembre de 2002, en presidente del Banco Central.

Eduardo Duhalde se convenció de que lo ayudaría a domar el mercado financiero y que su especialización en reestructuraciones de deuda abriría una puerta para empezar a salir del default.

Prat Gay sintonizó con Lavagna y permaneció en la presidencia del BCRA tras la asunción de Néstor Kirchner.

Pero el romance duró poco. Tras pasar lo peor de la crisis comenzaron las tensiones, cuando el país debía definir una política cambiaria de largo plazo y la reestructuración de la deuda.

Prat Gay motorizó la discordia cuando proclamó en el Senado que el dólar debería valer $2,80 al mismo tiempo que Lavagna y Kirchner hablaban de su preferencia por un tipo de cambio alto.

La pelea no se demoró. Las diferencias sobre el billete verde y la renegociación de la deuda dejaron a Prat Gay fuera del BCRA.

"La política económica la manejo yo y, en todo caso, prefiero a Lavagna antes que a Alfonso", confesaba Néstor Kirchner en aquel septiembre de 2004.

Prat Gay venía insistiendo (aún desde antes de recalar en el Central) que las ofertas a los acreedores debieron hacerse antes, en plena malaria argentina.

A su ver, en esas circunstancias ellos hubieran transado con una propuesta muy modesta, perdido por perdido.

En aquel 2004, Prat Gay reprobó el modo en que se propuso la oferta a los acreedores. Describió que Lavagna, para posicionarse políticamente en Argentina, sobreactuó dureza y arrogancia con las contrapartes, y fue un duro crítico de la propuesta oficial.

En todos estos años, el ex banquero central fue un áspero crítico de la administración kirchnerista. Desde el llano y también desde su banca de diputado, a la que accedió en 2009 como parte del UNEN de Lilita.

Con el dólar al tope de la agenda

Ahora, como ministro de Hacienda y Finanzas, Prat Gay encabezará la negociación con los holdouts.

Adelantó que se iniciarán recién "en algún momento" de 2016 ya que la prioridad es absorber los "dólares comerciales".

La entrada de divisas, confía Prat Gay, se dará cuando haya un nuevo tipo de cambio y los dueños de la soja liquiden su producción en la ventanilla del Banco Central.

En vista de una realidad signada por reservas escasas, considera que el levantamiento del cepo debe darse "lo más pronto posible".

"Evidentemente la herencia no es buena, pero estamos convencidos en todas las capacidades que tiene la Argentina de volver a crecer y la creatividad de los trabajadores, empresarios y pequeños y medianos emprendedores. Eso es lo que nos hace ser muy entusiastas y hay un equipo que viene trabajar", concluyó.