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Cerrojo importador "versión 2016": crece el reclamo de empresarios por demoras para ingresar productos
09/02/2016 - 11:00hs

En momentos previos a que Mauricio Macri fue declarado oficialmente Presidente de la Argentina, en los sectores industriales había inquietud ante lo que se preveía iba a ser un “excesivorelajamiento de las restricciones a las importaciones

La amenaza para los sectores productivos era que el nuevo Gobierno desarmara toda la maquinaria de trabas que había construido el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, como respuesta a la escasez de divisas. 

Claro que el kirchnerismo, con un Banco Central prácticamente vaciado de reservas, había culminado su gestión afectando a todos los sectores por igual, ya sean importadores de bienes de consumo como industrias

El BCRA durante los últimos meses de 2015 dejó sin divisas al sector productivo, que lo pagó con una baja en el nivel de actividad y con menores ventas

El macrismo llegó al poder con la promesa de dar previsibilidad a las industrias y desactivar todas aquellas restricciones que iban en contra de la legislación del comercio internacional. 

Y si bien los ejecutivos de negocios celebraron el fin del cepo y otras medidas que iban en la dirección de normalizar la economía, no ocultaban su temor ante una posible liberación de las trabas aduaneras. 

Finalmente, el macrismo cumplió con la eliminación de las controvertidas Declaraciones Juradas de Importación (DJAI), un sistema que había creado Moreno para controlar el flujo de compras al mundo pero que había sido objetado por Estados Unidos, Japón y países de la Unión Europea ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). 

Ante el riesgo de sufrir duras represalias, y como parte del plan de “normalización”, el Gobierno tomó dos medidas clave: 

Suprimió el régimen de DJAI y, en su reemplazo, optó por reflotar el sistema de Licencias No Automáticas (LNA) que están aceptadas por la OMC y que habían estado vigentes hasta el año 2013, durante buena parte de la era kirchnerista. Este instrumento permite al Gobierno tomarse hasta 60 o 90 días para aceptar una solicitud de importación de un producto. 

Además, volvió a elevar los topes del BCRA a la entrega de de divisas para giros al exterior, llevándolos a los niveles previos al cepo. Así, el máximo permitido sin autorización previa pasó de los u$s50.000 por operación (cifra que había fijado Alejandro Vanoli cuando era titular de la entidad) a unos u$s2 millones. 

Este nuevo esquema pasó a llamarse Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI) que, según informaron desde el Ministerio de Producción, tiene el objetivo de “favorecer la competitividad y facilitar el comercio exterior”. 

“Con el nuevo régimen contribuimos a reactivar la producción, la industria y el comercio. Es el mejor camino para eliminar la pobreza generando más y mejores empleos”, explicó Francisco Cabrera, ministro de Producción.

Según plantearon desde esa cartera, el SIMI permite gestionar las Licencias No Automáticas “de manera ágil, simple y transparente”. 

La novedad fue que, de las 600 licencias que había hasta comienzos de 2013 –justo antes de que Moreno las reemplazara por las DJAI-, el Gobierno de Macri, al reflotarlas, las llevó hasta las casi 1.400. Es decir, un 130% más. 

Entre los productos que se ven alcanzados figuran vehículos, autopartes, motos, neumáticos, maquinarias, textiles, calzados, productos químicos y siderúrgicos, juguetes, equipos eléctricos y maquinaria agrícola, entre otros. 

Este conjunto de licencias, a su vez, pasaron a alcanzar a casi el 20% de las importaciones totales, frente al 13% que regía hasta 2013. 

Según el Ministerio de Producción, este régimen pasará a proteger a industrias y empresas que dan empleo a casi 470.000 personas, frente a las 310.000 que se veían amparadas por las LNA durante el kirchnerismo. 

Recalculando

El problema con que se fueron encontrando diversas cámaras e industrias, una vez que comenzaron a revisar el listado de licencias, es que en la ampliación pasaron a incorporarse materias primas, insumos, partes y piezas que no cuentan con fabricación nacional y que son claves para completar procesos productivos

La Federación de Cámaras de Comercio Exterior de Argentina (Fecacera), acaba de terminar de darle forma a un documento en el que recopila una gran cantidad de pedidos de exclusión de productos del SIMI, en base a las solicitudes de 17 entidades de 13 provincias del país. 

“Estaremos presentando el estudio al Gobierno, en el que señalamos que hay un importante número de insumos, componentes y hasta máquinas que son fundamentales para realizar procesos productivos y que quedaron incluidos en el régimen de licencias no automáticas cuando, en realidad, no se producen en el país”, afirmó Carlos Rafaelli, gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe, que en estos momentos tiene la presidencia de Fecacera. 

La idea de compilar y presentar el reclamo de manera unificada surgió “cuando nos encontramos con que todas las cámaras de comercio exterior, como la de Santa Fe, Córdoba, Salta o Tucumán, estaban teniendo casos testigos de insumos clave para la industria nacional que estaban afectados por este régimen que monitorea las importaciones”, completó. 

En diálogo con iProfesional, Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior, afirmó que “hay un creciente malhumor de algunos sectores industriales porque el sistema de licencias está afectando a insumos necesarios”. 

“El Gobierno aplica dos tipos de licencias: las automáticas, cuya autorización no demora más de 72 horas y no generan ninguna dificultad, y las no automáticas, que son las que están empezando a provocar demoras, porque pueden tomarse hasta 90 días para darle aprobación”, continuó Ponce. 

“El objetivo es que se exceptúen insumos o repuestos del sistema de LNA. Sería paradójico que, por intentar proteger a la industria se termine perjudicando a una parte de ella”, agregó Rafaelli. 

Según explicó el directivo, el problema está comenzando a generar incertidumbre entre las grandes empresas, como automotrices, pero también en los pequeños fabricantes. 

“Tenemos el caso de una Pyme que produce sommiers y se encontró con que los tres repuestos para las máquinas con las que hacen algo tan fundamental como las patas están alcanzados por licencias no automáticas. El valor de esos tres productos es de apenas u$s3.000 y no se fabrican en la Argentina. No se justifica demorarlos si luego hay firmas que luego tienen que parar la línea de producción”, completó el gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe. 

En tanto, desde la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba coincidieron en señalar que, a partir de ahora, algunas empresas deberán esperar 60 días de trámites para lograr la importación de insumos, lo que les genera una complicación más a la producción. Frente a esto, aseguraron a este medio que también están recopilando casos que luego presentarán ante la cartera que conduce Cabrera. 

Paralelamente, desde la Cámara de Importadores (CIRA) informaron que acaban de relevar y elevar a la Secretaria de Comercio y a la Secretaría de Industria “un extenso listado de posiciones arancelarias sujetas a Licencias No Automáticas, que no tienen producción local o la demanda es superior a la oferta interna o no cuentan con la tecnología instalada y necesaria para producirse en condiciones similares o competitivas” en el país. 

“Gran parte de esta presentación corresponde a determinados bienes de capital, accesorios, partes y piezas para ensamblar conjuntos, insumos productivos y elementos que actualmente están integrados a la cadena de valor de la industria nacional y que necesariamente son importados”, agregó la entidad. 

Desde la CIRA explicaron a iProfesional que el problema que se da en algunos casos es que las posiciones arancelarias –un código con el que la Aduana identifica a un grupo de productos- pueden contener a un amplio abanico de bienes, de similares características pero con sutiles variaciones. 

El inconveniente es que en la Argentina no se fabrican todas las variedades de un insumo o un componente. Sin embargo, como posición arancelaria está alcanzada por una LNA en su totalidad, entonces se podrían dar casos en los que se demoran artículos clave sin producción local. 

A modo de ejemplo, desde la entidad pusieron el caso de los tornillos: “Hay una amplia variedad, que se ajusta a las necesidades de la industria metalmecánica. El tema es cuando una empresa requiere de modelos especiales, de materiales determinados, como los tornillos de acero inoxidable, que no se fabrican en el país pero igual están dentro de las licencias no automáticas". 

En este contexto, desde la CIRA remarcaron que ya mantuvieron una reunión con el Gobierno por este tema. “Estamos notando que hay muy buenos canales de diálogo, hay un ida y vuelta que es muy importante para ir resolviendo las dificultades”, acotaron. 

Para Ponce, la situación es tan generalizada que al menos deben ser revisadas cerca de la mitad de las licencias no automáticas.

“Estimamos que, de las casi 1.400 LNA que están vigentes, más de 600 tendrán que ser analizadas detenidamente para ver si se las elimina porque, a futuro, podrían generar problemas en la industria”, acotó el experto. 

Desde la CIRA advirtieron que la matriz se compone en más de un 80% de "importaciones destinadas a producir". 

"Más compras al mundo no significa menos trabajo. Por el contrario, significa más intercambio comercial y mayores oportunidades de aumentar la competitividad en la fabricación local y la apertura de nuevos mercados", concluyeron.