En el marco del ciclo "Ahora Brasil", el analista Gustavo Segré, detalló el ascenso y la caída del Partido de los Trabajadores en Brasil, que culminó con la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff por 180 días, mientras se investiga su responsabilidad en el ocultamiento del déficit en las cuentas públicas con fines electorales. 

El experto, quien además se desempeña como CEO de la consultora Center Group, comenzó analizando los primeros pasos de Luiz Inácio Lula da Silva: "En octubre de 2002, se presentaba como candidato a la presidencia frente a José Serra".

Tras sus primeras acciones, Segré explicó que Lula "era considerado un presidente 'violinista': había tomado el poder con la izquierda pero ejecutaba su gobierno con la derecha. El logro fue lograr imponer un trípode que armonizó la política económica de Brasil, el cual tenía tres patas: libertad de cambios, meta inflacionaria y superávit fiscal". 

En estos tres elementos se basó una política económica que le dio éxito a Lula da Silva, que también implementó diversas políticas de asistencia social y programas específicos para sectores con menos recursos.

“Esto posibilitó que Lula fuera uno de los presidentes con mejor imagen positiva de toda la historia brasileña", relató Segré, quien además mencionó otros logros como haber obtenido el Grado de Inversión, alcanzar bajos niveles de desempleo y lograr elevadas reservas internacionales.

Luego, contrariando a todos dentro del PT, Lula propuso como sucesora a Dilma Rousseff, quien había sido ministra de Energía y a jefe de Gabinete.

“En ese momento, Dilma gana las elecciones de 2010 con el 54% de los votos. Los dos primeros años fueron tranquilos, mantuvo las mismas políticas, pero después impuso su sello y cambió la matriz económica, descuidando el gasto público. Ahí es donde se empiezan a perder los tres pilares y Brasil vuelve a sufrir la inflación”, relató Segré. 

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Según el experto, “una economía que venía a 200 kilómetros por hora chocó contra una pared de cemento. Las empreas se encontraron con que tenían un stock que no podían vender; al no necesitar producir tanto, no necesitaban tanta gente y ahí empezaron a despedir personal. Esto provocó una baja del consumo y cayó la recaudación, profundizando el déficit fiscal”, sostuvo. 

Luego, en 2014, se activó la investigación por casos de corrupción en Petrobras.

"En ese momento se aproximaban las elecciones de 2014 y el PT debía mantenerse, cueste lo que cueste en el poder, según dijo el propio Lula. Dilma no podía decir que las cuentas públicas no estaban bien, porque para hacerlo necesitaba tener autorización del Congreso para que habilite un déficit fiscal. Y lo que hizo Dilma fue maquillar las cuentas, permitiendo que bancos públicos paguen beneficios sociales y gastos corrientes del gobierno que, de haber sido registrados en las cuentas, hubiesen delatado el déficit fiscal", afirmó Segré.