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"Juliana", una biografía de la primera dama, cuenta el detrás de escena del gesto que terminó de convertirlo en el ganador del debate presidencial
27/06/2016 - 12:04hs

Se trata, quizá, de uno de los hechos más comentados de la campaña presidencial de 2015. El beso que Juliana Awada le estampó a Mauricio Macri al término del debate mientras su rival, el candidato del kirchnerismo Daniel Scioli los miraba.

Muchos creen que ese momento que quedó grabado como una espontánea demostración de amor fue el envión necesario para que el líder del PRO acortara la distancia y ganara las elcciones.

La imagen fue utilizada repetidamente como propaganda de Cambiemos y hasta en materia de análisis para los medios.

Pero ese beso, en realidad, no fue lo que pareció.

"No nació como algo espontáneo. Fue planificado, meditado, fríamente calculado. Y fue Juliana quien lo propuso. Desde el amor, eso sí. Me lo confirmó el hombre detrás de esa escenificación, Jaime Durán Barba, el principal consultor del PRO. El gurú ecuatoriano me dijo: -Fue idea de ella y salió muy bien. Claro, lo preparamos un poco", dice el capítulo del libro del periodista Franco Lindner en que se confiesa el origen del beso.

"El domingo 15 de noviembre de 2015, una semana antes del definitivo ballottage, Macri y su contrincante tenían que verse las caras en el primer debate entre los principales candidatos a la Presidencia que se organizaba desde el regreso de la democracia. Durán Barba, su socio Santiago Nieto y el discreto Marcos Peña, hoy jefe de Gabinete, estaban entrenando al candidato. Le hacían las preguntas que no debían sorprenderlo", cuenta el libro. 

¿Qué hacer con Juliana?La biografía de la primera dama narra quizá con más detalle que cualquier otro relato el ensayo y el éxito que tuvo la gran idea de Awada.

"Ella también era parte del combo que había que mostrar. Juliana lo hacía ver como un buen tipo. Después de discutirlo con Marcos Peña y su equipo, el ecuatoriano se acercó a la esposa de Macri: -¿Y tú qué quisieras hacer en el final del debate?

Awada no lo dudó:

-La verdad, a mí me gustaría darle un beso a mi marido. Es lo que siento.

Al gurú le brillaron los ojos.

-Pues haz eso -aprobó-. Me parece genial.

Los demás coincidieron. Macri, más que ninguno.

Quedaban unos días de ensayo, más que suficientes.

Además, podían practicar en casa.

La noche del debate, las diferencias entre un candidato y el otro fueron notables. Macri ganó puntos de entrada con una frase que lo mostraba al mando de la situación, y que le valió los pulgares en alto de Durán Barba y sus colaboradores.

-¿En qué te han transformado, Daniel? -le dijo a Scioli-. Parecés un panelista de 678... El candidato K lo había acusado con el argumento de siempre: que Macri propiciaba el ajuste, la devaluación, los despidos y la infelicidad de todos. 

Mientras Scioli denunciaba, Macri enumeraba proyectos y prometía un futuro mejor. Mientras el ex motonauta se mostraba tenso y agresivo, Mauricio sonreía relajado. Mientras el candidato del Frente para la Victoria apretaba la mandíbula, el del PRO distendía el clima con una broma.

Cuando el debate se dio por terminado, la hechicera subió decidida al escenario montado en la Facultad de Derecho de la UBA, donde se habían enfrentado los dos candidatos en sus atriles, uno al lado del otro. Karina Rabolini, la mujer de Scioli, estaba a mitad de camino cuando Awada, apurando el paso, ya había llegado.

Macri la recibió con el brazo extendido y ella fue directo a darle el beso. A su lado, Scioli observaba la escena sin entender, con expresión desencajada, mientras le daba la espalda a la demorada Rabolini.

El contraste fue patente.

El candidato K saludó primero a su adversario y a Juliana antes de percatarse de que su mujer también estaba sobre el escenario.

La imagen, repetida a mansalva en los medios, se convirtió en el mejor resumen de lo que había dejado el debate. Un candidato optimista y enamorado contra otro que no podía disimular su impotencia.

Durán Barba lo rememoró con deleite: -Fue un golpe de nocaut -me dijo-. Ese beso apasionado al lado de la frialdad de Scioli y Karina Rabolini... Además, la cara de Scioli al verlo, totalmente desencajado", cuenta la biografía.