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Las preguntas parecen inofensivas, pero cuando sirven a los propósitos de una encuesta de Internet, la lógica es casi maquiavélica
22/11/2016 - 14:07hs

¿A qué famoso se parece? ¿En qué ciudad debería vivir? ¿Qué palabras usá más en Internet? ¿Cómo será su primer hijo? ¿Cuál es su carrera ideal?

Es posible que mientras lea esto, un usuario de Facebook, BuzzFeed o LinkedIn, que tal vez conozca, esté haciendo un test sobre esos y otras temas desde su celular o computadora.

Y tal vez no tenga presente que, mientras responde las preguntas, le proporcionará a la empresa que creó el cuestionario, y al sitio web donde lo hace, unos datos muy valiosos de forma totalmente gratuita.

Las preguntas parecen inofensivas, pero cuando sirven a los propósitos de una encuesta de Internet, la lógica es casi maquiavélica.

"Miden qué respondés, cómo respondés (incluso en qué respuestas situás el cursor) y a qué velocidad, entre otras cosas, para incluirte en una categoría determinada", explicó a BBC Mundo Jim Wheeler, director de ciberoperaciones de Protection Group International (PGI), una firma de seguridad con sede en el Reino Unido.

"Son como tatuajes digitales porque esa información se queda grabada para siempre en el universo cibernético. Y la gente joven es especialmente proclive a dar su información personal en Internet", explicó el especialista.

Pero ¿de qué información se habla? ¿Y cuáles son los riesgos que se corren al hacerlo?

Dmitry Bestuzhev, jefe del equipo de Investigación y Análisis para la empresa de ciberseguridad Kaspersky Lab en América latina, dijo que hay dos tipos de riesgos.

Por un lado, los "riesgos deliberados que toma el usuario para poder participar en el acertijo, como su nombre, apellido, sexo, ubicación geográfica, raza y otros datos que, de forma muy clara, pueden crear el perfil de la persona que responde".

"Por otro lado, existen preguntas que podrían permitirle al autor de la encuesta averiguar quién está realmente detrás de las respuestas", agregó.

"Esas preguntas, especialmente si es una encuesta muy larga, podrían colocarse de tal forma que los usuarios no se den cuenta que están siendo manipulados", señaló.

Además, explicó el experto, con la información del navegador se revela, a menudo sin querer o sin saberlo, qué idioma o idiomas habla, cuál es la zona horaria y la dirección IP y dirección geográfica.

"Todos estos datos se recopilan de forma automática cada vez que abrimos una encuesta", dijo Bestuzhev.

Además, sostuvo Wheeler, hay que tener en cuenta las preguntas de seguridad a las que muchas veces respondemos sin percatarnos.

Si un test pregunta el nombre de su mascota, el colegio en el que estudió o los nombres de sus padres, es muy posible que utilicen esos datos para hackear su cuenta y descubrir sus contraseñas y sus respuestas a las preguntas de verificación.

"Además, algunos usan la información para crear listas de usuarios vulnerables", contó Wheeler.

Y, muchas veces, ni siquiera hace falta responder un test; basta con hacer clic o comentar una publicación que permita identificar a esos usuarios vulnerables.

Por ejemplo, explicó, todos esos artículos en las redes sociales que piden que etiquete a un amigo para que cambie una imagen permiten a las empresas y a los cibercriminales saber quién es más vulnerable o más ingenuo a la hora de usar la red.

Pero esa es apenas una de las formas en que las compañías usan todos los datos que les ceden los usuarios.

Los usos van más allá de añadir nuevos usuarios a las listas de e-mails o de generar tráfico, lo cual también es clave.

"Los beneficios para las empresas varían dependiendo de su naturaleza", explicó Bestuzhev.

"Algunas utilizan la información para el marketing, ya que pueden vender esos datos como sondeos, los cuales son altamente solicitados por compañías", agregó.

Lo que ocurre entonces, explicó el analista, es que las empresas pueden averiguar cosas muy concretas como, por ejemplo, qué piensan los hombres entre los 18 y 23 años que viven en Europa y que usan el sistema operativo de Apple.

"Esos datos pueden ser muy interesantes para terceros y crear perfiles de usuarios. El beneficio, por supuesto, es financiero. Puede ser directo -al vender los sondeos- o puede ser también para la creación de productos y servicios dirigidos a esos perfiles de personas", dijo Bestuzhev.

Wheeler destacó la importancia de los llamados "medios a la carta", es decir, hechos para y por el perfil de cada usuario de forma muy concreta. Spotify, Amazon o Netflix son solo algunos ejemplos.

Y esto limita también la oferta del usuario que, "en una comunicación cada vez más global, acaba teniendo un enfoque cada vez más limitado", afirmó el experto. Y, entonces, entran en juego las variables psicográficas.

A través de un simple juego de preguntas y respuestas, una empresa de marketing político puede crear perfiles y detectar aquellos usuarios que más influencia tienen a la hora de generar opinión.

La compañía británica de análisis de datos Cambridge Analytics construye perfiles psicológicos con este tipo de datos.

Fue contratada por la campaña a favor del Brexit en el Reino Unido y también por el Partido Republicano en Estados Unidos, favoreciendo primero a Ted Cruz y luego a Donald Trump.

"Cuando creamos nuestra cuenta o perfil, entregamos toda la información sobre nosotros. Tiene nuestra foto, nuestra fecha de nacimiento, dónde vivimos; es como una especie de dosier que tiene la red social y que también puede tener aquella página que utiliza ese perfil para poder crear la encuesta", dijo Bestuzhev.

¿Qué debemos hacer entonces? ¿Tiene sentido que se desconfíe de cada uno de esos juegos en línea o es esta postura exagerada? "Deberíamos tener buenos hábitos", sostuvo Bestuzhev.

"Si solo estamos buscando encuestas en Internet porque nos encanta participar en ellas, esto es algo preocupante", dijo el analista.

"En realidad, no hay encuestas inofensivas, pero existen algunas que fueron especialmente fabricadas para que quienes están detrás recopilen nuestra información", agregó.

"No hay que ser paranoicos, pero hay que recordar que una buena encuesta no es un formulario que solicita datos personales, sino más bien opiniones", afirmó.

Bestuzhev dijo que el usuario tiene la posibilidad de aceptar o rechazar las políticas de privacidad que manejan los sitios web donde tomamos esos cuestionarios.

"Es importante verificar la política de privacidad de cada página antes de participar en una encuesta", concluyó.

Wheeler dijo que Facebook debería tener un código ético más específico ya, que por el momento, "es muy poco claro".

"Podría ocurrir con cierta presión social que revolucionaría el mundo entero. Facebook ya no es solo una red social; es un medio de información y, cada vez en mayor medida, un actor político".

El especialista señaló que "es fundamental que proporcione conciencia cibernética a sus usuarios y les eduque sobre cómo usar su plataforma de forma más segura".

Mientras tanto, el usuario deberá ser precavido: "Tu información personal es muy valiosa. Pensá dónde irá a parar antes de regalarla".