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Los datos corresponden al tercer trimestre de este año con respecto a igual período del 2015. Estiman que para todo 2106, la caída puede ser peor 
01/12/2016 - 15:11hs

La economía de Brasil, primera potencia latinoamericana y principal socio comercial de la Argentina, continúa en caída libre. El Producto Bruto Interno (PBI) se derrumbó un 4,4 % en el último año, la mayor contracción de toda su historia.

El resultado echó un balde de agua fría sobre el gobierno de Michel Temer y los economistas, que predecían que la economía comenzaría a reaccionar en el segundo semestre de 2016 tras caer un 3,8 % en 2015, lo que había marcado su peor resultado en los últimos 25 años.

Como aún faltan relevar los datos del último trimestre, el acumulado del 4,4 % tomado hasta ahora puede ser mucho peor al previsto por los analistas, y confirmar no solo la grave recesión que vive Brasil sino el encadenamiento de dos años seguidos de crecimiento negativo por primera vez desde 1930.

Pese a que el crecimiento de la inversión y de la producción industrial en el segundo trimestre hizo creer que la situación había llegado al final del pozo y que Brasil volvería a crecer, fue precisamente el mal resultado de esos dos indicadores en el tercer trimestre el que volvió a hundir las expectativas.

La inversión cayó un 3,1% en el tercer trimestre en comparación con el segundo, en tanto que la producción industrial -que se había expandido un 1,2 % en el segundo trimestre- retrocedió un 1,3 por ciento.

La economista Rebeca Palis, responsable por los estudios sobre el PBI del IBGE, admitió en rueda de prensa que la fuerte caída de la inversión, que se reflejó en la producción industrial, fue la principal responsable por los malos resultados del tercer trimestre.

Al mal resultado del tercer trimestre también contribuyó la reducción del 3,4 % del consumo de los brasileños, que fue el principal motor de la economía hasta 2014 gracias a la reducción de la pobreza, el aumento del empleo y de la renta, y el crecimiento del crédito.

Pero la actual recesión ha provocado un fuerte crecimiento del desempleo, que subió hasta el 11,8 % de la población activa en octubre, una aceleración de la inflación, que el año pasado fue la mayor en trece años, y el encarecimiento del crédito.

"El consumo de las familias sigue cayendo, pero la tasa tiene una tendencia a mejorar en la comparación interanual. La menor presión de la inflación es positiva y, pese a que el desempleo aumentó, la renta de quien sigue empleado no está cayendo tanto como antes", aseguró Palis.

El economista Raúl Vellosso, uno de los mayores especialistas en cuentas públicas de Brasil, señaló que "los datos muestran que nadie sabe cuándo vamos a salir del fondo del pozo". "Todo el mundo creía que habíamos pasado lo peor y no lo pasamos", remarcó.

Para Julio Miragaya, presidente del Consejo Federal de Economía (Cofecon), la situación "demuestra que los empresarios no confían en la recuperación de la demanda; si tuviesen confianza estarían invirtiendo", agregó.