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El impacto en los puestos de empleo en los yacimientos fue, sin embargo, muy bajo, pese a la enorme merma en la actividad que afectó la producción
08/12/2016 - 17:37hs

En un año, Neuquén perdió 56 equipos petroleros, un 40% del parque que existía hasta fines de 2015

Según datos del ministerio provincial de Energía, a octubre quedaban en los campos de la región 85 torres, contra 141 que había en el mismo mes del año pasado. 

El pico llegó con la “revolución Vaca Muerta”, a mediados de 2014, cuando llegaron a estar en funcionamiento unos 160

El impacto en los puestos de empleo en los yacimientos fue, sin embargo, muy bajo, pese a la enorme merma en la actividad, que afectó los niveles de producción y de perforación.

Aunque no existen datos oficiales de despidos, en el sector creen que hubo más desvinculaciones en la plantilla administrativa que en la boca del pozo.

La explicación de ese fuelle que amortiguó el impacto social de la menor actividad fue un acuerdo entre el sindicato, YPF y algunas contratistas para seguir pagando una treintena de equipos que, sin embargo, no estaban operativos. 

El costo de tener esos equipos en stand by fue de unos u$s100 millones para la compañía nacional, lo que equivale a unos 10 pozos en Vaca Muerta. 

A ese número hay que sumarle los aportes que hicieron algunas grandes empresas de servicios para sostener a parte de su plantel inactiva durante varios meses. 

En el caso de las pequeñas, fue la propia empresa nacional la que afrontó esos costos.

La decisión de YPF de dar de baja esos equipos dejó en evidencia la verdadera cara de la crisis petrolera, hasta ahora maquillada: las transferencias del Estado vía aportes extraordinarios o subsidios y la de los consumidores a través del barril criollo –dos políticas que mostraron ser efectivas en el corto plazo pero difíciles de sostener en el mediano y largo– sólo consiguieron atemperar la situación.

Hay unos 1.500 puestos de empleo en riesgo. Eso, sin contar los indirectos, muchos de los cuales sí empezaron a pagar los efectos de la baja de actividad.

Pero de forma paralela, aprovechando el río revuelto y pese a que a Nación dictó la conciliación obligatoria en este conflicto, varias compañías empezaron a mandar telegramas de despidos.

¿Cómo se llegó de un promovido boom no convencional a este parate? En principio, la caída del precio del crudo afectó todos los planes. 

El petróleo se derrumbó a menos de la mitad del precio que se esperaba para esta época.

Si bien hubo un barril sostén en Argentina, las empresas extranjeras definen sus inversiones en base a la cotización internacional, conscientes de que los parches se terminan en cualquier momento.

Pero también hay razones endógenas: la principal fue la mala estrategia inicial de YPF para desarrollar Vaca Muerta. 

Con el crudo a u$s100, se lanzó una carrera de pozos verticales de muy baja productividad que terminaron en un fracaso

La empresa aún paga los resultados de ese error. Esas perforaciones vertiginosas exigieron un nivel de movimiento que sobredimensionó al sector. 

Muchas empresas se hicieron anchas y tomaron personal sin estructura. Hoy se pagan los costos.

Fue el mismo ex-CEO de YPF, Miguel Galuccio, quien torció el timón y la mirada en los pozos. Las perforaciones horizontales fueron el camino para aumentar la productividad de la empresa. 

Con menos equipos y pozos, entonces, pueden ahora lograrse los mismos resultados, auqnue, claro, menos equipos son menos trabajadores. 

Cómo resolverá el sector la tensión entre la necesidad económica y los costos sociales es el gran desafío de los próximos meses. 

Sobre todo porque la mentada lluvia de inversiones se está tomando su tiempo.

Y está claro que no habrá milagros: lo que queda para adelante en no convencional son proyectos de una escala más reducida, sobre todo orientados al gas, que pueden funcionar, por ejemplo, con 3 ó 4 equipos de perforación en simultáneo. 

Recuperar los niveles de 2014 es algo que llevará tiempo, dinero y decisiones políticas.

Según el diario Rio Negro, en octubre, operaron en Neuquén 26 equipos de workover, 23 de pulling, 6 de coiled tubing y 30 de perforación. En ese período se perforaron 85 pozos