El ingenio cordobés para los chistes y los juegos de palabras ya es una marca registrada. Pero el caso de un carnicero que bautizó “Sankarny” a su local podría llegar a instancias judiciales.

El estudio de abogados que representa a Ricky Sarkany remitió dos cartas documento a la carnicería, instando a su dueño a presentarse en los tribunales de Buenos Aires por el uso indebido de la marca.

"Les contestamos. Les dijimos que no queríamos interferir en una megaempresa, que nosotros nos dedicábamos a la parte de adentro de la vaca y que él se dedicara a la parte de afuera", indicó Gabriel Maneiro, el carnicero demandado.

De hecho, la carnicería no sólo utiliza un juego de palabras con el apellido del diseñador, sino que también usa una tipografìa similar y adaptóel logo a la temática de la carne.

"Pasé de damnificado a victimario, cómo un poderoso que va contra un pobre carnicero cordobés. Y todo por una falacia, un invento", relató por su parte Sarkany.

"La agencia que hizo el registro de mi marca y se ocupa de vigilar que no sea lesionada y se respete la ley lo detectó. Y le envió una citación para una mediación. En esa reunión se le explica que lo que hace es indebido, causa daño y debe ser rectificado. Está muy lejos de un juicio", explicó el diseñador de calzado. 

 

Sarkany estaba de viaje en Barcelona por la apertura de un local de su marca. "Uno haciendo un esfuerzo para difundir Sarkany y la gente googleando y dándose con todo esto", se ufanó el empresario.

Mainero no sólo relató su situación judicial, sino también el origen del nombre de su carnicería.

Su mujer es fanática de los zapatos de Sakarny y un día estaba en el local mientras él atendía. Como se le cayó carne en un zapato, el carnicero dijo: "Yo, en lugar de Sarkany, soy Sankarny".

La humorada derivó en que prometiera bautizar así a su próxima carnicería. Y lograr llamar la atención de los clientes, en especial, las mujeres.