Twitter anunció en octubre que iba a cerrar Vine, su aplicación y red social de videos cortos, una medida que se concreta este martes, cuando se transforme en Vine Camera y pierda cualquier función social para quedar relegada a un programa que graba vídeos de unos 6 segundos.
Estos videos podrán compartirse en Twitter y en otras redes sociales, o guardarse en el móvil.
A su vez, los vídeos almacenados en Vine estarán disponibles desde la web, aunque no desde la aplicación.
Vine murió por dos razones: el abandono de estrellas de la plataforma en favor de nuevas redes sociales, como Instagram o Snapchat, que demostraron ser más efectivas para llegar al público, rentabilizar el contenido y conseguir más seguidores.
Además contribuyó la indiferencia de Twitter y la falta de una visión hizo que la primera aplicación en apostar con fuerza por el video quedara olvidada y terminara por ser totalmente prescindible.
Antes de que esto ocurriera, Vine fue un rincón de la comedia y tuvo un éxito explosivo en sus primeros años de vida, hasta que Instagram implementó la opción de subir video, que en un primer momento estaba limitado a 15 segundos en clara referencia a la brevedad de Vine.