Durante el tercer trimestre de 2016, la remuneración bruta promedio mensual del sector privado superó los $19.000 y la remuneración neta se ubicó cerca de los $17.000. 

La información se desprende del análisis presentado por la consultora Economía y Regiones (E&R) realizado en base a datos del INDEC. 

El relevamiento indica que durante el tercer trimestre de 2016, la remuneración bruta promedio mensual del sector privado llegó casi a $20.000, lo que significó un aumento de más del 30% respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo deflactadas por la inflación, significó una caída real promedio de más del 7%.

Las diferencias salariales por sector son significativas, el “sector productor de bienes” fue el de mayor remuneración bruta, con un promedio de $32.000 (habiendo registrado un incremento interanual de más del 38%), mientras que las retribuciones a los sectores “productores de servicios” presentaron un promedio de $19.000 mensuales (y un incremento interanual de casi el 33 %).

Dentro del sector productor de bienes, los salarios más altos correspondieron a los empleados del sector de minas y canteras, y pesca, que percibieron un sueldo promedio que asciende a los $60.000 y $46.000 respectivamente. 

En tanto, los trabajadores de los sectores de suministro de electricidad, gas y agua e industria manufacturera tuvieron un ingreso mensual promedio de $40.000 y casi $24.000 respectivamente. 

Mientras que los dedicados a la Construcción registraron ingresos promedios de $15.000 y finalmente la agricultura, ganadería y silvicultura de más de $11.000.

En otro orden, el relevamiento indica que durante ese lapso de 2016, se perdieron más de 97.000 puestos de trabajo en el sector privado, siendo Santa Cruz, San Luis, Tierra del Fuego y Formosa  las provincias más afectadas por la caída. Por el contrario, en La Pampa y Tucumán se registraron subas de casi 2%, respecto al mismo periodo de 2015.

El estudio además destaca que, según los puestos de trabajo declarados del sector privado por sector de actividad, las mayores caídas interanuales se presentaron en construcción, seguido por trabajos de explotación de minas y canteras, la industria manufacturera  y servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler. Mientras que las mayores subas se dieron en servicios sociales y de salud, intermediación financiera, enseñanza y electricidad, gas y agua.

Un dato significativo es que, en ese período, la tasa de desempleo alcanzó al 8,5% de la población económicamente activa (PEA) para el total de aglomerados urbanos relevados por la EPH, 0,8 pp menos que en el trimestre anterior. 

Si a este dato se le suma la proporción de individuos en condiciones de subocupación (10% de la PEA), se obtiene que casi el 19% de la población económicamente activa presentó problemas de empleo. 

El informe destaca que la región con la mayor tasa de desocupación (10%) fue Gran Buenos Aires, seguida por la región Pampeana (más de 8%) y NOA (supera el 6%). Mientras que el resto de las provincias se ubicaron por debajo del 4%.

En tanto, la tasa de empleo superó al 42% de la población total de referencia, lo que representa cerca de 12 millones de personas.