Algunos analistas sociales, políticos y económicos advierten que hará falta una renta básica universal para aquellos que pierdan su trabajo por culpa de la automatización.

Pero para Bill Gates, cofundador de Microsoft y uno de los hombres más ricos del mundo, hay otra solución para este problema: que los robots que hacen el trabajo paguen impuestos.

Un robot no es una persona y no puede tributar como tal, pero los propietarios de dichas máquinas sí son seres humanos y, según dijo Gates al diario digial Quartz, deberían arrimar el hombro para subvencionar aquellos otros oficios que aún requieran personas.

Gates reconoció que esto tendría un inconveniente: la ralentización de este fenómeno, que menos empresas inviertan en la automatización si van a tener que pagar otros impuestos por usar robots; pero cree que a medio y largo plazo, esto haría la situación mucho más manejable.

Por el momento, esta idea tiene un organismo en contra: el Parlamento Europeo, que ya rechazó en su momento una tasa para robots, proponiendo a cambio una regulación sobre la creación y distribución de robots en puestos de trabajos, lo que incluye multas en caso de que se infrinja tal normativa.

Las empresas dedicadas a la construcción de estos robots prefieren la idea promovida en la Unión Europea, pero los grupos preocupados por los problemas sociales que generará la automatización y la introducción de la inteligencia artificial en más oficios parecen inclinarse más por otras medidas.