La empresa PC Arts –que fabrica computadoras con la marca Banghó– es una de una de las primeras que nació al calor de las políticas proteccionistas y los planes de netbooks escolares del kirchnerismo.

Pero también es pionera en el derrumbe ante la apertura comercial del macrismo que el lunes mostró su primera medida en esta dirección: la quita de aranceles a la importación de productos informáticos.

Más de una vez, la firma que tiene su planta en la localidad bonaerense de Vicente López intentó acercarse al Ejecutivo para moderar la baja del arancel, pero los esfuerzos fueron infructuosos.

“Entre 35% y cero había muchas posibilidades”, protestó más de una vez Carlos Suaya, presidente de PC Arts, quizás pensando en electrodomésticos, donde el arancel para la importación es de 20%.

Por ello, fue el primero de los fabricantes locales que anunció despidos: 183, que desató el reclamo de la Unión Obrera Metalúrgica y las medidas de fuerza de la CGT anunciadas para marzo.

No obstante, entre Banghó y la UOM fumaron la pipa de la paz la semana pasada. Esos despedidos –que tienen una edad promedio de 25 años– serán reconocidos como “suspendidos” y cobrarán el 70% del salario.

Pero la tregua no duró demasiado. El Gobierno cristalizó la medida un mes antes de su entrada en vigencia, y descartó cualquier tipo de negociación posible con las empresas y los gremios.

Como respuesta, Suaya anunció que más de la mitad de sus 800 empleados serán despedidos para “reconvertirse”.

"Esto no es una noticia imprevista, ya nos venían diciendo hace mucho tiempo que la voluntad era mantener los aranceles informáticos a tasa cero; le quisimos explicar para que no se llegue a eso pero fracasamos, fue imposible mantener un diálogo. De esta manera, no tiene sentido tener un plantel productivo para generar algún tipo de producción frente a los equipos que vienen de China subsidiados", explicó el empresario.

Según la información brindada por la cartera de Producción, desde que se anunció la medida, en noviembre, los precios de esos productos bajaron un 27% y que las netbooks que se utilizan para el programa Conectar Igualdad seguirán siendo de fabricación nacional.

Pero la raíz del problema, para Suaya, no es el arancel de las importaciones, sino que el enfoque del Gobierno es incorrecto: hay que apuntar a la matriz de precios en la Argentina.

"Hay un componente en los precios que es horrible y los funcionarios, en lugar de trabajar en los costos del Estado en toda la economía, piensan que importando informática a cero aranceles ajustan el nivel de precios; es una forma de pensar, pero no consideran la cantidad de gente que va a quedarse sin trabajo", cuestionó Suaya.

Por eso, el ejecutivo no cree que bajen los precios. De hecho, remarcó que el costo final entre insumos y producto terminado, es del 4,2%, y todo lo demás son impuestos”.

"El costo (salarial) en dólares es un 150% más alto aquí que en Taiwán. Pero, encima, allá no hay cargas sociales, que aquí son del 46%, y todos los productos que se importan de Taiwán tienen, incluso, un reintegro del 18%", apuntó.

Es que la importación cero podría golpear fuertemente a la economía de Tierra del Fuego, no sólo a la informática, sino también a la que rodea a las compañías beneficiadas con este régimen. Y potenciar otra isla, la de Taiwán, a la que Banghó trasladará parte de su producción.