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La Riviera francesa atrae a 5 millones de turistas al año a través de una fórmula que combina riqueza histórica y alternativas en alojamiento y gastronomía
21/02/2017 - 17:57hs

Pasado y devenir se hacen sentir en un destino que, popular a partir de una belleza de elevaciones y mar, no pierde jamás su estirpe de exclusivo. También conocida como la Riviera francesa, la Costa Azul constituye una de las 21 regiones en las que se encuentra dividido el país galo y encierra dentro de sus fronteras desde la bohemia glamorosa de Niza hasta el peso de los siglos que se hace sentir en las murallas de Antibes Juan-les-Pins.

Visitar esa zona lindera con las aguas del Mediterráneo implica, desde la llegada al aeropuerto internacional de la ciudad, toparse de lleno con una copiosa oferta de hoteles, restaurantes y sitios de indiscutible valor artístico o histórico. La riqueza cultural de Niza es tal que sus apenas 350.000 habitantes comparten espacio con una veintena de museos y galerías de arte.

Entre los primeros vale la pena destacar el Musée d'art moderne et d'art contemporain y el Musée Matisse, este último vecino a las Arènes de Cimiez, un anfiteatro construido durante los años de ocupación romana en esa área del sur de Francia. El espacio Matisse guarda entre sus paredes la obra del artista en cuestión, todo en el marco de un edificio levantado en el siglo XVII.

Ya en el Musée d'art moderne et d'art contemporain, que iProfesional tuvo el gusto de visitar en diciembre pasado, se presentan las nuevas tendencias que luego marcarán el pulso artístico en Europa.

Todo esto, disperso en un edificio futurista desde cuyo techo es posible apreciar buena parte de los barrios locales, el antiguo cementerio de Niza, y la riqueza arquitectónica de una ciudad fundada por comerciantes griegos hace más de 2.300 años.

La infraestructura turística, sumado a las propuestas culturales, aparece como el gran fuerte de ese destino. En la actualidad, Niza cuenta con hasta 200 hoteles que le permiten totalizar 10.000 habitaciones de las cuales casi la mitad corresponden a opciones de 4 y 5 estrellas. Entre estos vale la pena destacar el hotel Ellington, un alojamiento situado muy cerca de la versión local de la basílica de Notre Dame y a muy pocas cuadras del teatro local.

Conectividad permanente, una decoración marcada por alfombras, cortinas y muebles al estilo Luis XVI, música jazz funcional, y un desayuno variado, conforman la propuesta de un hotel de 119 habitaciones ubicado a sólo 10 minutos de las playas de Niza. Un detalle no menor está en que el Ellington garantiza traslados desde y hacia el aeropuerto.

Otro alojamiento de excelencia corresponde al Boscolo Exedra Nice, un hotel de 112 habitaciones marcadas por las terminaciones en mármol y el parquet en tonos blancos. Los valores en el Boscolo van desde los 125 euros hasta los 940 en lo que hace a la suite presidencial. En el caso del Ellington, las tarifas parten de los 76 euros hasta alcanzar los 190.

En lo que hace a la gastronomía, Niza posee más de un centenar de restaurantes cuyas cartas muestran desde lo más tradicional de la cocina francesa hasta platos herencia de los casi 500 años en los que la ciudad estuvo bajo control italiano. Pescados, pastas y carnes son acompañadas con vinos provenientes de la región.

Entre las alternativas en esa dirección conviene destacar restaurantes como Acchiardo, un lugar atendido hoy por la cuarta generación de una familia que inició el negocio en 1927.

Como bien pudo constatar iProfesional, los precios en Acchiardo -que funciona en una construcción de 1670 emplazada en el casco histórico de la ciudad-, oscilan entre los 10 y los 20 euros el plato. Además de estos atractivos, Niza es sede de carnavales en febrero de cada año y hay que decir que la ciudad alberga hasta 7.000 tiendas entre las que no faltan las principales marcas de lujo.

Párrafo aparte para la oferta de productos que tiene lugar en las distintas ferias que la ciudad mantiene habilitadas en sus barrios de interés turístico. Según cifras de las oficinas de turismo locales, Niza cuenta con alrededor de 600 tiendas de artesanos y productos típicos.

Desde chocolates hasta jabones, pasando por frutas y verduras orgánicas o la pesca del día, los puestos comienzan en cuanto asoma el sol -Niza posee más de 360 jornadas soleadas al año-, y sus dueños atienden con total amabilidad a los 5 millones de turistas que, anualmente, visitan la ciudad.

Otro sitio clave de la Riviera francesa es Antibes Juan-les-Pins. Se trata de una ciudad marcada por la riqueza histórica y la excelencia cultural. Posee construcciones del siglo II y hasta un castillo perteneciente a la familia Grimaldi en el cual, pequeño gran detalle, Pablo Picasso montó su atelier en 1946. Objeto de deseo de griegos, sarracenos y romanos, Antibes también ostenta un paisaje marcado por murallas del siglo XVII que rodean su puerto más antiguo.

El magnetismo de las callecitas y los pasillos de Antibes Juan-les-Pins atrajo, en distintas épocas, a personajes de la talla de Napoleón, pasando por los escritores Francis Scott Fitzgeral, Julio Verne o Graham Green, la familia del presidente estadounidense John F. Kennedy, y estrellas de Hollywood como Marlene Dietrich, Rita Hayworth y Tom Cruise.

Dentro de los muros de la ciudad es posible ubicar plazoletas como la que evoca a Nikos Kazantzakis, autor de "Zorba, el griego", hasta mercados populares como Cours Massena donde se ofrecen especias y productos frescos de la región. Veziano, una panadería pequeña emplazada siempre dentro de la zona fortificada, es otro de los puntos de visita obligada. El comercio, inaugurado en 1927, tiene entre sus clientes a los principales representantes del Principado de Mónaco.

Asimismo, entre los lugares emblemáticos a visitar no debe olvidarse el hotel Belles Rives, un alojamiento 5 estrellas art decó que, durante años, fue morada del ya mencionado F. Scott Fitzgerald. A sólo media hora del aeropuerto de Niza, Belles Rives hace gala de un restaurante gourmet y un abanico de 43 habitaciones con precios que parten de los 144 euros la noche hasta los casi 1.000 en el caso de la opción suite deluxe. El alojamiento cuenta con playa privada y se pueden realizar actividades como buceo o la navegación en yate.

Una opción más moderna y funcional en términos de hotelería corresponde al AC Ambassador de Marriot, ya en la zona de Juan-les-Pins. El sitio también posee su playa privada -ubicada a 200 metros del edificio- y hasta cuenta con una pileta al aire libre forestada con palmeras. El valor de las habitaciones oscila entre los 85 y los 250 euros.

Paseos a través de pasadizos en los que se libraron cientos de batallas a lo largo de la historia, degustaciones y compras en puestos y comercios que acumulan años de excelencia gastronómica, y un cruce permanente con el arte en cualquiera de sus expresiones, conforman los principales atractivos de un Antibes Juan-les-Pins que cada año recibe de turistas sobre todo de Europa y Asia.

Por supuesto, todo esto enmarcado en una Riviera francesa que suma siglos de historia a la par de una oferta siempre en aumento de espacios para el confort y el descanso. La vigencia de la plaza es tal que el aeropuerto de Niza es el tercero en tráfico dentro de Francia, sólo detrás de los que operan en París. Cada año, 12 millones de pasajeros se trasladan desde esa base y la ciudad se encuentra conectada con más de 30 países a través de unas 60 aerolíneas.

Puerta de entrada a un destino que no pierde su condición de premium más allá de su diversificado abanico de propuestas, la Costa Azul sigue marcando el pulso de un área que ha sabido hacer propio el encanto que de por sí ya encierran las aguas del mítico mar Mediterráneo.