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"Sentí una cosa extraña ahí. No pude dormir desde la primera noche. La energía no era buena", afirmó el mandatario interino en una reveladora entrevista
17/03/2017 - 22:04hs

El presidente de Brasil, Michel Temer, abandonó la residencia presidencial porque sintió que había "mala energía y fantasmas" en el Palácio da Alvorada, un edificio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

"Sentí una cosa extraña ahí. No pude dormir desde la primera noche. La energía no era buena", afirmó el mandatario interino en una entrevista publicada en la revista 'Veja'.

En el edificio, diseñado por el reconocido y premiado arquitecto Oscar Niemeyer, la esposa de Temer tampoco se sintió a gusto. "Solo Michelzinho (su hijo menor) se sintió bien. Llegamos a pensar: ¿será que hay fantasmas?", se preguntó Temer.

Antes de estas declaraciones, sus asesores habían manifestado que no se había adaptado al palacio por sus grandes proporciones (mide 7km²) y que permanecería en la residencia oficial del vicepresidente de la República, donde vive desde 2011, debido a que ejerció ese cargo en el Gobierno de Dilma Rousseff.

Luego de que Rousseff abandonara la Alvorada, tras su destitución, voceros oficiales habían planteado la mudanza de Temer había sido postergada porque había que adecuar la estructura para que fuera utilizada por su hijo de siete años.

Caprichos presidenciales

El exsecretario ejecutivo de la Comisión de Curaduría de los Palacios, Claudio Soares Rocha, explicó en una entrevista que antes de la mudanza la familia Temer había cambiado todo el mobiliario del palacio atendiendo a "sus gustos personales".

Pidieron cambios en la decoración, afirmó Soares, porque "no les gustaban las alfombras rojas, el sofá negro, el sofá color ladrillo, a pesar de que esos colores fueron escogidos por Niemeyer y su esposa, en los años 60".

"No les gusta el rojo", explicó el exsecretario ejecutivo de la Comisión de Curaduría de los Palacios. Este agregó que hubo cambios en las escaleras, las rampas de acceso al palacio, e incluso en el ascensor privado del presidente.

 "El palacio es un edificio público. No tiene sentido la interferencia" que hizo Temer, quien después de tantos "ajustes" no se mudó, recordó Soares.