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¿No quiere o no puede bajar las tasas?: la razón que obliga a Sturzenegger a mantenerlas altas

El banquero del Central suele ser criticado por persistir con su política de mantener el costo del dinero en niveles elevados. Pero no todo depende de él
02/05/2017 - 16:11hs
¿No quiere o no puede bajar las tasas?: la razón que obliga a Sturzenegger a mantenerlas altas

"El Capitán Frío tiene la bendición de Macri y no piensa en dar el brazo a torcer. Lo suyo es bajar la inflación a como dé lugar", afirma un funcionario que visita con frecuencia la Casa Rosada.

Se refiere a Federico Sturzenegger y a la férrea política monetaria que viene llevando a cabo en el Banco Central.  

Su afirmación se viene corroborando en la práctica, cada vez que el funcionario tiene que fijar la tasa de interés de referencia, y que lo expone a las críticas de analistas e integrantes del Gabinete.

¿Por qué? Básicamente porque entienden que al establecer un costo del dinero tan alto, está favoreciendo dos cosas que atentan contra el modelo "M":

1. Dificulta el repunte de la economía y del crédito, a poco de las elecciones.

2. Aumenta la ganancia de la "bicicleta financiera", en un contexto de dólar planchado.

Esto último refiere al "ejercicio" que practican pequeños y grandes inversores, que consiste en deshacer posiciones en moneda extranjera, posicionarse en pesos para aprovechar las altas tasas para luego, con lo obtenido, recomprar más billetes verdes.

Alejado de las críticas, Sturzenegger "hace la suya". No sólo mantiene invariable su rumbo sino que, ante cualquier indicio de repunte inflacionario, lo refuerza.

En lo que respecta a la fiesta de Lebac (que, por cierto, rinden más que cualquier inversión productiva) en la última licitación elevó el tipo de interés para el plazo más corto al 24,25%.

Esta cifra significó un aumento de 200 puntos básicos con respecto a los registros de marzo y de 50 puntos en comparación con lo operado en los días previos a la última licitación en el mercado secundario.

Sin embargo, hay algo que juega a favor de su estrategia: los inversores le exigen tasas cada vez más altas. Y esto es, precisamente, lo que se viene observando.

Días atrás, el Banco Central tuvo que cubrir vencimientos de estos títulos por la friolera de $383.000 millones. Ofreció un tipo de interés que no fue plenamente aceptado.

Esto lo llevó a tener que optar entre pagarles algo más o "plantarse" y cubrir el resto con emisión de pesos. Eligió este último camino.

Para no tener que convalidar un tipo de interés superior al que él había propuesto, tuvo que imprimir $54.000 millones en billetes.

"El rendimiento de las Lebac es producto de licitaciones en las que surgen propuestas por diferentes precios. Es un proceso que el Banco Central no controla totalmente", señala Miguel Zielonka, director de Econviews.

Por lo pronto, la tasa de interés que le demandan los bancos, fondos comunes e inversores viene dejando en claro que el costo del dinero será difícil de bajar

En otras palabras, alienta las sospechas de que se mantendrá un escenario de crédito caro y de que Sturzenegger irá a fondo con su principal objetivo: domar el alza de precios.

Es más, para que no quedaran dudas decidió intervenir en el mercado secundario de Lebac y elevó el rendimiento del 24% al 24,65%.

Con este paso logró absorber unos $15.000 millones que, en su opinión, “sobraban” en el mercado. De paso, endureció la política monetaria sin necesidad de anunciar públicamente una suba de la tasa de referencia y exponerse a las clásicas críticas que recibe cuando realiza movimientos de este tenor.

Según Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea, "con las últimas subas de los rendimientos quiso demostrar que va en serio con su plan de bajar la inflación”.

"Me parece que aún goza de alta credibilidad como para tomar estas medidas. De hecho, las negociaciones salariales se están acomodando a sus metas de inflación", añade.

Tasas y referencias

En condiciones normales, nadie discute que la inflación responde en gran medida a la política monetaria que se aplica, y que la misma resulta una herramienta idónea para combatirla

Quienes adhieren a la estrategia de Sturzenegger, como es el caso de los analistas de Economía & Regiones, afirman que "no sólo no se equivocó al subir la tasa sino que hizo lo que tenía que hacer".

Más aun, "al haber establecido un sistema de metas y con expectativas de inflación por encima del objetivo", agregan.

A la hora de determinar si el nivel es el indicado o no, desde la city toman como referencia algunas variables del mercado

-En el comparativo con el índice de precios, se ubica unos cinco puntos por debajo de la inflación actual medida en forma anualizada (31,6%).

-En el terreno bursátil, coincide con la tasa de arbitraje (Lebac + Bonar 2019).

La tasa alta llegó para quedarse

Si la inflación no cede hasta el nivel previsto por Sturzenegger, es poco probable que las tasas bajen.

Pero, más importante aún, es que el mercado tampoco convalida un descenso, incluso si los funcionarios así lo requiriesen. 

"Muchos critican a Sturzenegger porque las mantiene altas, pero lo que no tienen en cuenta es que no puede hacerlas caer porque el mercado no se lo permite", afirma el director de un banco de capitales españoles que prefiere no ser mencionado.

En su visión, los tipos de interés "se mantendrán altos al menos hasta junio, para luego comenzar a descender en sintonía con el índice de precios". 

Amilcar Collante, economista de CeSur, coincide: "Es de esperar que continúen elevados. El Gobierno quiere cumplir con la meta inflacionaria propuesta, por más que le resulte costoso en términos de actividad".

El más confiado en cumplir su cometido es el propio Sturzenegger, quien recuerda: "El año pasado no nos creían cuando decíamos que la inflación iba a bajar. Sin embargo, así ocurrió. Para este año, yo estoy convencido de que vamos a lograr el 17%. La sociedad nos va a evaluar por ello".

Nery Perischini, analista de Inversor Global, "le tiene fe" al funcionario: “Se lo ve muy confiado en cuanto al cumplimiento, pese a las dudas de analistas y banqueros”.

Eric Ritondale, economista jefe de Econviews, no pone todas sus fichas en que esto suceda: "Da la sensación de que fue una meta demasiado optimista. De hecho, aún con esta suba de las tasas no esperaría que se cumpla".

¿Por qué no baja la inflación?Pese a que el banquero central mantiene a rajatabla su objetivo, en el fondo lo que se observa es cierta falta de coordinación en la política económica.

Cuando fijó la meta del 17%, quizás dejó muy relegados los planes de los otros ministerios. En especial, en lo que hace al reacomodamiento de las tarifas públicas, la evolución del déficit fiscal y la manera de financiarlo.

Sobre este punto, Rodrigo Álvarez, director de Analytica, señala: "El pecado original fue haber puesto la meta en 17% sabiendo que es un año en el que varios precios, como el de los servicios públicos, tenían ajustes pendientes".

Esta falta de coordinación es, precisamente, aquello que dificulta dar respuesta a dos puntos clave del plan macrista: "enfriar" la inflación hasta el nivel ya prometido a la sociedad y, a la vez, "calentar" la economía y el consumo.

"Hasta ahora, lo que se observa es que el nivel de actividad crece más lentamente que la aspiración oficial, mientras que al índice de precios le cuesta bajar", expresan desde M&S Consultores.

"El modelo lineal que pregona el BCRA, que establece que cuanto más rápido baje la inflación más rápido se reactivará la economía, es válido para el mediano plazo", señalan desde la consultora dirigida por Rodolfo Santángelo.

"Además, requiere de una economía con sus cuentas fiscales más ordenadas y con precios relativos menos desequilibrados", completan.

La imposibilidad de lograr una armonía entre "tasa de interés, inflación y crecimiento", para dar cumplimiento al Presupuesto es, para varios analistas, una prueba evidente de que se requiere algo más de coordinación.

En otras palabras, observan que para un rojo fiscal cercano a los 5 puntos del PBI, un índice de precios del 17% resulta inconsistente con la idea de reactivar la economía. 

Para Pablo Goldin, economista de MacroViews, "no se entiende cuál es la estrategia oficial". 

Observa una gran contradicción entre recuperar el nivel de actividad y, al mismo tiempo, reducir el dinero en circulación.

"Ir a fondo para cumplir con las metas inflacionarias implica debilitar la marcha de la economía. La actividad depende en gran medida de la cantidad de pesos que hay en la calle, y el Banco Central viene absorbiéndolos", afirma.

"Cuando se mira el total de moneda local en circulación, en términos reales, resulta que hay menos dinero que a mediados de 2015, que es cuando comenzó el ciclo recesivo", apunta.

De acuerdo con M&S, en la actualidad el circulante en poder del público (a precios constantes) es 20% inferior al de finales de 2015.

Esta contracción dificulta la recuperación y, tal como señalan algunos economistas, "hay poca plata en la calle para reactivar".

Discusión que profundiza la "grieta"Desde E&R consideran que muchas veces, de modo equivocado, se afirma que la "mano dura" monetaria (subir tasas, reducir el dinero en circulación) enfría el nivel de actividad.

Argumentan que esto sólo es así cuando personas y empresas se equivocan al formular sus expectativas

A modo de ejemplo, hacen referencia al período 2005-2008, cuando el termómetro de precios del INDEC se rompió por completo.

Sin memoria inflacionaria, las expectativas iniciales en cuanto a suba de precios no eran las correctas. Así, la política monetaria expansiva generó efectos positivos reales en materia de actividad, salarios y empleo.

Pasado ese lapso, el sector privado reformuló adecuadamente dichas expectativas. Fue entonces que el país comenzó a frenarse, hasta con expansión del circulante y con tasas bajas.

La política monetaria expansiva condujo al estancamiento del PBI real y del empleo privado, a la aceleración inflacionaria y a la reducción del salario real.

Es por eso que desde M&S sostienen que las expectativas de la sociedad juegan un rol fundamental.

"Si está bien formulada, una política monetaria contractiva no afecta negativamente ni a la actividad ni al empleo; pero sí ayudará a bajar la inflación", concluyen.