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El formato permite conservar el vino durante más de dos meses una vez abierto. Tiene múltiples ventajas, pero las ventas todavía no acompañan
13/07/2017 - 23:31hs

El bag in box es uno de los envases más prácticos y funcionales para el vino.

Esto lo saben, desde hace tiempo, los consumidores del norte de Europa, más precisamente los escandinavos. Por ejemplo, en Suecia y Noruega el consumo de vino en este formato ya representa el 50% del total.

En la Argentina, en tanto -tras una experiencia fallida en los años ´90-, las bodegas comenzaron a trabajar intensamente a fines de 2014 para tratar de imponerlo.

¿Por qué este formato es revolucionario? La realidad es que no hay una sola ventaja, sino un conjunto de variables que hacen que el bag in box sea más conveniente respecto del tradicional envase de vidrio.

En concreto, se trata de una bolsa plástica y hermética que protege al vino hasta el momento de su uso, con una válvula de descarga que permite el vaciado de la bolsa alojada dentro de una caja de cartón.

Al trabajar con vacío, durante su uso, el bag in box previene la oxidación del vino, al no permitir el ingreso de oxígeno. Y una vez abierto, permite conservar el producto en buenas condiciones por al menos dos meses, si bien hay pruebas que indican que el vino tolera períodos de tres o cuatro meses sin problemas.

Otra de las ventajas es el precio: algunas bodegas, por ejemplo, están comercializando cajas con un contenido equivalente a cuatro botellas pero al precio de tres.

A esto se suma que es más amigable con el medio ambiente que el envase de vidrio y que por su tamaño, forma y peso permite ahorrar hasta un 40% de espacio en un contenedor, abaratando el costo del flete y generando menos emisiones, en el caso de las exportaciones. 

Sin embargo, pese a todas sus ventajas, es un formato que está demorando en imponerse entre los consumidores.

Según datos del Observatorio Vitivinícola, entre enero y mayo se despacharon al mercado interno 595.600 litros de vino en formato bag in box.

Esto implicó una fuerte caída del 23% respecto de los casi 770.000 litros que se habían comercializado en igual período de 2016.

Para ponerlo en perspectiva, esta tasa negativa más que duplicó a la que sufrió el mercado interno en general, que fue del 9%. 

Además, es el envase que sufrió la peor caída. Basta saber que en igual lapso: 

-Las ventas de vino en botella disminuyeron un 12%

-El formato tetrabrik, en tanto, cayó un 5,6%

-En tanto que la comercialización de vinos en damajuana bajó menos del 3%

Cabe destacar que, desde 2014, varias bodegas comenzaron a ofrecer vinos premium en formato bag in box, lo que le dio impulso a la categoría. 

Sin embargo, para los expertos, todavía falta trabajar sobre la percepción que los consumidores tienen sobre este packaging

En diálogo con iProfesional, Marina Beltrame, fundadora de la prestigiosa Escuela Argentina de Sommeliers (EAS), afirmó que "es real que hubo un empuje importante durante los últimos años, pero el consumidor es reticente porque lo asocia a vinos de muy baja gama y no toma en cuenta las grandes ventajas que ofrecen".

"El mercado local necesita tiempo para adoptar estos cambios. Además, tampoco se le da la importancia a cuestiones ecológicas como sí sucede en países en los que el bag in box está muy bien posicionado", agregó.

"Habrá que evangelizar y para a los sommeliers nos tocaría ese rol. Posiblemente el tiempo ayude como ha sucedido con tantas otras tendencias que llegaron para quedarse", concluyó Beltrame. 

Por Vinos & Bodegas iProfesional - [email protected]

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