El divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea sigue siendo un dolor de cabeza para la economía anglosajona. La libra esterlina continua intensificando la caída libre que lleva arrastrando desde finales de 2015, cuando el Parlamento británico empezó a moldear el referéndum de salida, y alcanzó ayer mínimos de 2009 en su cruce contra el euro.

El miércoles una libra se intercambiaba por 1,091 euros, a tan solo un 6% del mínimo histórico al que cayó en medio de la crisis financiera en diciembre de 2008.

Cuando la divisa común empezó a cotizar en enero de 1999, el cambio era de 1,44 euros, el mismo nivel en el que se encontraba antes de que en noviembre de 2015 el mercado empezara a tomarse en serio el Brexit.

Desde ese momento, la moneda anglosajona inició un via crucis que le ha llevado a depreciarse ante todas las principales divisas del mundo. En concreto, frente al euro ha cedido un 24% y pese a que el dólar también ha perdido terreno ante el resto de divisas, la libra se ha dejado un 18% frente al billete verde.

Tras esta nueva depresión post-Brexit, el cruce con el euro se encuentra ya a tan solo un 9% de alcanzar la paridad, algo que choca frontalmente con el 70% que le separaba cuando la libra cotizaba en máximos frente al euro en el año 2000.

Sin embargo, mucho ha cambiado: dos grandes bancos de inversión ya prevén la paridad en el corto plazo. Al pronóstico que hacía HSBC, según el cual las dos divisas valdrían lo mismo a finales de este año, se unió hace una semana Morgan Stanley, quien no solo ve la paridad, sino un cambio total de 180 grados para el cruce.

Según la casa de análisis norteamericana, para finales del primer trimestre de 2018, una libra se cambiará por 98 céntimos de euro, colocando a la divisa comunitaria en una clara posición de fortaleza frente a una de las divisas históricamente más caras del mundo.