Tomar café provoca una mejora en la atención y en los niveles de alerta en actividades de corta duración y alta intensidad, según reveló un estudio de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria.

La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que pasa rápidamente a nuestro cerebro, y sus efectos se perciben a partir de los 15 minutos tras la ingesta y duran hasta seis horas.

Esto se debe a la capacidad que tiene, debido a su estructura molecular, para bloquear los receptores de adenosina, que son las moléculas que inducen el sueño.

Además, en ocasiones la cafeína también nos causa una oleada repentina de placer, ya que el neurotransmisor del placer, la dopamina, está involucrado en el proceso porque sus receptores están vinculados a algunos receptores de adenosina.

Aunque los especialistas aseguran que el consumo diario de cafeína hasta 400 miligramos (cuatro tazas) es seguro para la salud, genera dependencia y es complicado volver a la "normalidad" tras pasar por un período de consumo elevado, como en época de exámenes o mucho trabajo, señala La Vanguardia.

En ese sentido, se advierte que los efectos pueden llegar a producir consecuencias negativas, como el aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la micción o la diarrea, y, lo que más nos suele preocupar a todos, contribuir al insomnio y a la ansiedad.