iProfesionaliProfesional

El escenario post devaluación podría complicar la búsqueda de financiamiento para el desembarco de un nuevo dueño en la distribuidora controlada por YPF
08/06/2018 - 03:59hs

La crisis cambiaria de mayo pasado no solo derivó en la búsqueda de un auxilio financiero con el FMI para las cuentas de la Argentina, sino que además terminará provocando problemas en operaciones de cambio de control de compañías que estaban previstas cerrarse antes del inicio del segundo semestre.

El caso más paradigmático es el de Metrogas, la mayor distribuidora de gas del país, con 2,3 millones de clientes residenciales en la Ciudad de Buenos Aires y 11 municipios del Gran Buenos Aires (GBA). La empresa es controlada por YPF y en el último año sus acciones han venido recuperando terreno en el mercado bursátil, más que nada a partir de la renegociación de los cuadros tarifarios.

La petrolera estatal es actualmente dueña del 70% de las acciones de Gas Argentino S.A (GASA), holding controlante de Metrogas, mientras que el 30% restante de esa sociedad se lo reparten entre el ANSeS (8,13%); el personal (10%), y accionistas que operan en las bolsas de valores de Buenos aires y de Nueva York.

El año pasado, el gobierno de Mauricio Macri le ordenó al directorio de YPF poner en venta, por lo menos, una cantidad de acciones que le entreguen el control de Metrogas a un nuevo inversor como forma de evidenciar el respeto por las leyes bajo las cuales se mueve el mercado energético argentino y que le impiden a una productora de gas ser dueña de una distribuidora. En ese marco, se contrató al Citigroup para que se hiciera cargo de la presentación de la distribuidora a potenciales interesados. Luego de casi dos meses de negociaciones, en carrera habrían quedado cinco grupos entre los que se encuentran el dueño de la mayoría de los aeropuertos del país, un ex ministro de Carlos Menem, el ex CEO de Edenor, un grupo español y un fondo inversor norteamericano.

Es decir, Eduardo Eurnekian, a través Compañía General de Combustibles (CGC); José Luis Manzano y su firma energética Integra; Alejandro Macfarlane, actual dueño de Camuzzi; Gas BAN, y el fondo Blackstone. Todos elegidos por el Citigroup que a partir de ahora iniciará el proceso final de venta de la mayoría accionaria de Metrogas a uno de estos cinco grupos seleccionados.

Sin embargo, el traspaso se demoraría más de lo previsto, fines de julio, debido a una combinación de factores que incluyen los problemas de financiamiento que sufrirá la operación tras la devaluación de mayo, la suba de las acciones de la distribuidora gracias al nuevo contexto de tarifas y la falta de apuro de YPF por salir de la compañía.

La primera de las razones sería la que más trabas podría generar. Más que nada porque el escenario internacional no es favorable para la Argentina o para las empresas en busca de fondos externos, ni siquiera una vez que el país firme el acuerdo con el FMI. A esto se suma la incertidumbre doméstica sobre el futuro del mercado energético, teniendo en cuenta la fuerte oposición de un sector político a la estrategia de suba de tarifas del gobierno de Cambiemos.

En el mercado se especula que el precio de Metrogas superaría los u$s1200 millones y que el grupo ganador de la compulsa debería contar con el apoyo de un pool de bancos dispuestos a financiar la transacción en un contexto desfavorable para las inversiones en Argentina.

De hecho, advierten que el desembarco del nuevo accionista mayoritario de la distribuidora podría concretarse recién a fines de este año o durante el primer trimestre del 2018, siempre que el escenario macro cambie y el país vuelva a mostrar certezas y un horizonte más claro, una vez conocidos los detalles del acuerdo con el FMI.

Lo que sí está claro es que YPF debe dejar el control accionario de Metrogas, muy a pesar de que gran parte de su directorio está en contra de la determinación adoptada y ordenada por el Ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren. De hecho, en varias ocasiones el propio funcionario les reclamó a los ejecutivos de la petrolera estatal que aceleren los plazos.

Fuentes de los grupos seleccionados por el Citigroup evitaron confirmar las versiones de manera oficial al existir un acuerdo de confidencialidad firmado con el banco norteamericano. Sin embargo, en el mercado se asegura que el nuevo dueño de Metrogas saldrá de la lista que el Citi ya le entregó a las autoridades nacionales.

En el caso de Eurnekian, apuesta fuerte al sector energético. El dueño de Aeropuertos Argentina 2000 y de la Corporación América viene siendo protagonista en el sector. A principios de año, por ejemplo, activó el proceso de venta de sus participaciones en las compañías de transporte de gas Gasinvest, Transportadora de Gas del Norte (TGN), GasAndes Argentina, GasAndes Chile y Transportadora de Gas del Mercosur con el fin de recaudar fondos que le permitan financiar parte de la compra de Metrogas.

Además, solicitó al Ente Nacional Regulador del Gas (ENRE), el cambio del estatuto de CGC con el objetivo de registrarse también como comercializadora de gas. Dos medidas vinculadas a poder cumplir con las normas vigentes en el negocio energético que el gobierno de Mauricio Macri insiste en que se cumplan.

En especial en lo referido al artículo 34 de la Ley del Gas (24.074) que advierte que "ningún productor o grupo de productores, ningún almacenador, ningún prestador habilitado como transportista o grupo de los mismos o empresa controlada por, o controlante de los mismos, podrán tener una participación controlante, de acuerdo a lo definido en el Artículo 33 de la Ley N° 19.550, en una sociedad habilitada como distribuidora".

La norma fue sancionada por el gobierno de Carlos Menem y dispone restricciones muy claras respecto de la composición accionaria de las empresas que forman parte de la cadena de ese recurso energético. Su objetivo era el de evitar conductas anticompetitivas, monopólicas o discriminatorias, frenos que no tuvo en cuenta el gobierno kirchnerista a la hora de permitir el control de Metrogas por parte de YPF desde 2013.

En lo que respecta a Macfarlane, tras su salida de Edenor, llevó a cabo varias operaciones en el sector de la energía, comprando la mayoría accionaria de Edelap y Edes, distribuidoras de electricidad bonaerenses que luego vendió a otro grupo local. De manera paralela, tomó el control de Camuzzi Gas Inversora, dueña de Camuzzi Gas Pampeana y Camuzzi Gas del Sur.

En cuanto a Jose Luis Manzano, acercó su oferta por Metrogas a través de Integra Capital que en los últimos 10 años ha participado en inversiones y asesoramiento a clientes por más de u$s3.500 millones en financiamiento y proyectos de inversión. Entre estas actividades se encuentran los medios y telecomunicaciones, la energía, bancos y finanzas, tecnología y retail. Es a su vez socio de Daniel Vila en el Grupo América y en el 2012 estuvieron a punto de quedarse con Metrogas, cuando British Gas cerró su salida de la distribuidora precisamente con Integra. Sin embargo, la operación no se concretó debido a que YPF, que ya era accionista minoritario, hizo uso de su derecho de preferencia. Es decir, de igualar cualquier oferta por la mayoría del capital de Metrogas, hecho que concretó con el aval del gobierno kirchnerista.

Por el lado de GAS BAN, el objetivo de su grupo controlante, Gas Natural Fenosa, sería el de sumar más espacio en el mercado energético argentino donde opera la segunda distribuidora del país por número de clientes, participa en un 17,3% del total de ventas del mercado residencial y comercial y brinda suministro a industrias y estaciones de GNC. El área de distribución, abarca 30 partidos de la provincia, ubicados al norte y al oeste de la ciudad de Buenos Aires, una de las zonas más densamente pobladas del país, habitada por más de 6 millones de personas.

Con este mandato, el Citi busca también acercar fondos frescos a las alicaídas cuentas de la petrolera estatal, con una deuda que llega a los u$s8.300 millones y con un reciente escenario interno de cambios en su cúpula, reordenamiento gerencial y búsqueda de socios para la mayoría de sus proyectos. De hecho, su último balance trimestral finalizado en marzo pasado registró una pérdida meta de $400 millones a pesar del nuevo cuadro tarifario y aún cuando sus ventas aumentaron un 104% pero con costos de operación que lo hicieron en un 130,7% respecto del mismo período del ejercicio anterior.