iProfesionaliProfesional

Sandleris: "El ajuste fiscal va a profundizar la caí­da del nivel de actividad"

El director del CIF de la UTDT advirtió que en el segundo semestre del año la recesión podrí­a ser peor si no se acude al FMI y además se bajan los gastos
01/05/2009 - 12:15hs
Sandleris: "El ajuste fiscal va a profundizar la caí­da del nivel de actividad"

El director del Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella, Guido Sandleris, aseguró que "no se ven perspectivas de que la economí­a se recupere" en los próximos meses y que en el segundo semestre el necesario ajuste fiscal traerá una mayor caí­da del nivel de actividad.

Los indicadores que realiza el CIF que miden la demanda laboral, las expectativas de inflación, la confianza del consumidor y los cambios de tendencia del ciclo económico pasaron a tener mayor relevancia a partir del descrédito del Instituto Nacional de Estadí­stica y Censos (INDEC) originado a principios del 2007.

Los últimos datos dados a conocer por el Centro dan cuenta de un deterioro importante de la situación económica que implica recesión, caí­da de la confianza del consumidor, altas expectativas de inflación -a pesar de haberse moderado- y un claro deterioro en el mercado laboral.

-¿La recesión ya está instalada en el paí­s?

-Sí­, claramente. Uno define recesión como dos trimestres consecutivos en donde cae la actividad económica. Nosotros tenemos un indicador Lí­der de actividad económica en el CIF y ya desde mediados del año pasado vení­a anticipando que vení­a un cambio de tendencia y la economí­a iba a empezar a contraerse. Más allá de lo que las estadí­sticas oficiales estén mostrando, la economí­a ha empezado a contraerse desde el último cuatrimestre del 2008. -¿La crisis obedece más a factores internos o externos?

-Es indudable que los factores externos influyen y mucho. Si uno ve lo que está pasando en las principales economí­as del mundo se da cuenta de que están en recesión, tanto paí­ses desarrollados como emergentes. El tema es cuándo empieza a frenarse la economí­a argentina y cómo las decisiones de polí­tica, afectaron la capacidad de respuesta frente a la crisis. Lo que nosotros veí­amos cuando mirábamos los principales indicadores es que la economí­a argentina se habí­a empezado a frenar antes que la crisis internacional empezará a pegar en los paí­ses de la región. El conflicto con el campo hace un año, la inflación que se escapaba, todo eso generó una caí­da importante en la confianza de los consumidores. Después obviamente cuando pegó la crisis, aquello que era un freno directamente se transformó en una contracción. -¿Puede estimarse la duración de la recesión?

-La duración va a depender de cuánto dure la crisis en el mundo. Mientras las principales economí­as desarrolladas no se recuperen va a ser difí­cil que paí­ses en desarrollo como la Argentina logren despegar. Uno tiene que enfatizar que no todas las economí­as sufren igual esta crisis, depende mucho de la capacidad de respuesta del Gobierno. La receta tradicional frente a este tipo de situaciones es que el Gobierno tiene que hacer polí­tica contrací­clica y que tiene que amortiguar las caí­das de la economí­a gastando un poco más. Hubo paí­ses que hicieron eso muy fuertemente: Chile es el mejor ejemplo.-¿Cuál es la situación en la Argentina?

-Lamentablemente lo que uno ve es que en la Argentina seguimos con nuestra tradición de polí­ticas fiscales procí­clicas. Es una constante en las últimas décadas de la historia argentina. Los gobiernos en los años buenos no han resultado capaces de generar un consenso que permita acumular superávit fiscale importante para poder hacer polí­ticas contrací­clicas en los años malos. Es importante resaltar que comparado con décadas anteriores el superávit logrado durante los primeros años de la gestión Kirchner fue remarcable. Pero ahora, según la receta, se deberí­a tener déficit fiscal pero no se puede porque se necesita que alguien  preste o tener ahorros acumulados. Nadie te presta y los únicos que lo harí­an en este momento, dado el default con los holdouts, son los organismos internacionales. Con algunos la Argentina negocia, como con el BID, pero el Gobierno ha decidido no recurrir al Fondo Monetario Internacional que ha sido elegido por el G-20 como el gran banquero de última instancia. -¿Le quedan muchas alternativas al Ejecutivo dada la caí­da de los superávit gemelos?

-Es de esperar que los paí­ses tengan déficit fiscal cuando están afectados por una crisis. Sin embargo, nos preocupa a todos porque creemos que la Argentina no tiene elementos para sostenerlo por demasiado tiempo. Entonces para financiar al Tesoro tuvieron que hacer medidas incautatorias como fue lo de las AFJP. Eso si bien en el corto plazo les dio recursos, tuvo impacto en la confianza de los consumidores y de los inversores. Además, en el mediano plazo se agrega el problema de cómo se va a financiar el futuro del sistema jubilatorio. Claramente con esa medida, si bien se busca hacer polí­tica contrací­clica y gastar más, porque son Gobierno no pueden hacerlo dado que ese tipo de medidas bajan el gasto privado. La opción de no ir al Fondo implica que la contracción de la economí­a va a ser más fuerte. -¿Si no se recurre al FMI inexorablemente se viene un ajuste fiscal?

-No se puede tener un déficit fiscal importante sino se tiene una forma de financiarlo de manera sostenible. No va a ser un ajuste fiscal de la magnitud que se vio antes del 2001. En este momento no es indicado hacerlo, tampoco lo era en ese entonces si uno no hubiera tenido restricciones de crédito. Este es el tiempo de endeudarse y hacer polí­tica fiscal expansiva, pero no el ritmo de crecimiento de los recursos cayó muchí­simo. Eso va a hacer que el ritmo de gasto baje, pero no lo veo como un ajuste brutal. -¿Cómo va a impactar en el nivel de actividad del segundo semestre?-El ajuste fiscal va a hacer más profunda la caí­da del nivel de actividad. No es hacer ajuste fiscal contra no hacerlo. El contrafáctico relevante es cómo estarí­amos si hubiéramos ahorrado lo suficiente en los años buenos. Uno no puede ser keynesiano de un lado del ciclo. Es imposible hacer polí­ticas contraciclicas keynesianas cuando la economí­a va mal si no lo hiciste cuando fue bien. -El año pasado con la aceleración de la suba de precios su encuesta de expectativas de inflación era el indicador con más relevancia. Hoy en dí­a, con este contexto, ¿cuál cobra más importancia?-Hoy corren parejo dos o tres indicadores. El de confianza de los consumidores sigue teniendo mucho impacto en los medios y los bancos de afuera enseguida levantan sus resultados porque te da una idea de qué es lo que está pasando. Uno de sus componentes, la intención de compra de bienes durables, nos viene dando unas caí­das interanuales fenomenales, del orden de 50 por ciento. Eso te habla de que la gente está disminuyendo aquellos gastos que son postergables y que muchos de los anuncios del Gobierno para fomentar el consumo parecen no haber revertido esta tendencia. Los otros importantes son los que tienen que ver con actividad y empleo. Uno ve que ha caí­do la demanda laboral, hay cada vez menos empresas buscando trabajadores y estas cosas se ven confirmadas por la actividad económica. El í­ndice Lí­der sigue diciendo que estamos en una recesión y que por lo menos en los próximos meses no se ven perspectivas de que la economí­a se recupere. -¿Usted coincide con la mayorí­a de los analistas que señalan que hay un atraso cambiario en el paí­s?

-Definitivamente la tendencia es hacia una depreciación del tipo de cambio real luego de la caí­da en el precio de las commodities. Esto tiende a suceder con una depreciación del tipo de cambio nominal, en vez de tener $3,70 por dólar vamos a tener 3,80, 3,90 o 4 pesos. ¿Por qué no se dio de un salto? Porque la historia argentina hace que la gente mire mucho al tipo de cambio y un cambio muy brusco puede generar pánico y salgan enloquecidos a comprar dólares. Entonces la polí­tica monetaria y cambiaria del Banco Central ha apuntado en los últimos meses a que esa depreciación que tiene que darse por los fundamentos de la economí­a vaya sucediendo en forma gradual. -¿Ese proceso gradual no agudizó también la especulación de los agentes?

-Tal vez el proceso es un poco lento y uno creerí­a que habrí­a que haberlo hecho más rápido. Es un tema muy de sintoní­a fina porque si se pasan de rápido los riesgos son grandes en términos de una corrida y si lo hacen más lento se pueden perder muchas reservas en el camino y la vez tener un tipo de cambio un poco desaliñado. Hay que ir lo más rápido posible sin generar pánico. El tipo de cambio se va a seguir depreciando. Obviamente lo que vaya pasando va a depender de que pase con las otras monedas de la región y la economí­a de Estados Unidos. Mariana Shaalo©iProfesional.com