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Llega el Dí­a D: por qué el éxito argentino está atado a la tragedia de Grecia

Con realidades bien diferentes llegan a instancias finales. ¿Cómo impacta a nivel local el gran desastre griego? Claves para entender lo que viene
29/04/2010 - 10:16hs
Llega el Dí­a D: por qué el éxito argentino está atado a la tragedia de Grecia

La Argentina y Grecia llegan a las instancias finales.

Como suele ocurrir habitualmente en los partidos de fútbol, arriban al encuentro con realidades muy distintas.

Uno necesita ganar nuevamente la confianza de los inversores. El otro está a punto de irse a un doloroso descenso.

Lo sorprendente es que, si se compara la realidad de ambos en un eje de tiempos, se encuentran muchas similitudes, pero con 10 años de diferencia.

En efecto, la Argentina busca resolver la deuda impaga que arrastra desde 2001. Grecia, en cambio, busca a toda costa no pasar por la misma situación que vivió el paí­s en ese entonces, si bien su realidad se asemeja bastante a la de "Argentina 2001".

Uno busca salir, el otro no quiere entrar. Ambos se juegan el prestigio y el crédito externo.

No hay un solo árbitro sino miles. Son todos aquellos inversores desparramados por el mundo que observan con atención el resultado final.

En definitiva, ellos serán los que decidan.

¿Cómo? Recurriendo a la tasa de interés que exigirán para comprarle los "tickets" de deuda que emitan uno u otro.

Y el "dí­a D" para el encuentro llegó antes de lo previsto.

Grecia se quedó sin tiempo de descuento, acosada por deudas que vencen en cuestión de dí­as y sin dinero para afrontarlas.

Paralelamente, la Argentina está a horas de hacer la apertura del registro oficial para que los bonistas declaren su intención de entrar en el canje, tras varios meses de demora.¿Con la "D" de Default?

"Hoy comenzamos a construir la Grecia que nos merecemos, y que podemos tener" decí­a, hace apenas seis meses, el primer ministro Giorgios Papandreu (en la foto), quien resultara triunfador de los comicios, con el 44% de los votos".

"El camino no va a ser fácil y tendremos que hacer muchos esfuerzos. Con empeño colectivo, seremos capaces de resolver los problemas" se habí­a encargado de afirmar.

Sin saberlo, su último párrafo fue premonitorio. No habí­an pasado más de noventa dí­as desde su asunción, cuando salieron a la luz los terribles rojos fiscales que tiene su paí­s y que, por diferentes caminos, lo ponen de cara al tan temido "Dí­a D".

Ahora bien, ¿la preocupación que evidencian otros paí­ses es por su "amor" a la nación helénica?

Evidentemente no. Se teme a un efecto dominó que primero impacte sobre Portugal, España e Irlanda y luego sobre toda la zona del euro.

"Si no arreglamos el problema en Grecia, su desenlace podrí­a tener consecuencias sobre el resto de la Unión Europea", advirtió Dominique Strauss-Kahn, titular del FMI.

Es un secreto a voces que la necesidad de blindar la crisis helénica, en el menor tiempo posible, tiene como intención la de evitar a toda costa una suspensión de pagos, pues esto resultarí­a desastroso para todos los paí­ses que comparten la moneda única.

"Es posible que en unos dí­as no haya ninguna Eurozona sobre la que discutir", se animó a sentenciar el "gurú" de las finanzas y analista internacional Nouriel Roubini.

"La insolvencia parece próxima: hará falta un esfuerzo hercúleo, suerte y apoyo de la Unión Europea y del FMI para reducir la probabilidad de una posible quiebra y la salida de la zona del euro", disparó. ¿Qué paí­s tiene la "llave" de la tranquilidad?

Sin lugar a dudas, Alemania es el paí­s que está en condiciones de brindar ayuda de tipo estratégica. Pero también es, justamente, quien presenta la postura más inflexible.

Ahora bien, esa "llave" que tiene en su poder puede servir para abrir la puerta y contribuir a resolver el problema o bien para cerrar definitivamente toda posibilidad de solución.

Ante ello, la Unión Europea convocó a una cumbre extraordinaria para el 10 de mayo, 24 horas después de las elecciones regionales en ese paí­s, en la que es claramente favorito el partido que se opone al rescate.

Cabe aclarar que la gran mayorí­a de los alemanes (60%) no está de acuerdo con que la canciller Angela Merkel contribuya al salvataje.

La primer mandataria ha intentado apaciguar a los opositores, a sabiendas del desastre que puede causar en toda la región "el gran default griego".

Como si esto no fuese suficiente, y para agitar aún más las turbulentas aguas, apareció en escena el lí­der de otro Partido (Juergen Trittin) que no dudó en sentenciar que para resolver la acuciante crisis helénica se iban a necesitar de unos 120.000 millones de euros. Es decir, tres veces más de lo previsto.

Y que este esfuerzo iba a recaer en los contribuyentes alemanes, que deberán pagar los "platos rotos" de sus vecinos, sin haber sido invitados a la fiesta helénica.La reacción de los inversores

En este contexto, el veredicto de los inversores ha sido inapelable.

  • Se derrumbaron los mercados bursátiles.
  • Se incrementaron los costos de los seguros antidefault (CDS).
  • Las calificadoras de riesgo se apuraron en rebajar las notas de los paí­ses.

Si se observa la tasa de la deuda a cinco años, los inversores estarí­an dando a entender que apuestan más a que Grecia caiga en cesación de pagos a que se recupere.

Por ello, la prima de riesgo que se paga como cobertura ante un eventual incumplimiento tocó su máximo histórico (911 puntos) superando incluso al de la Argentina (833) y al de Venezuela (841), que hasta ahora eran los paí­ses que ostentaban los valores más altos de todos los CDS soberanos.

En buen romance, significa que el mercado está asignando una probabilidad de moratoria del 53% a la deuda griega, por encima de la que otorgan al paí­s de Hugo Chávez (44%) y a la del Gobierno local (43%).

En cuanto al euro, llegó a caer casi el 1,7% el miércoles, para luego recuperar posiciones y cerrar a 1,319 dólares.

La evolución de las bolsas también reflejan el acuciante panorama: el Ibex-35 de Madrid acumuló una caí­da del 7% en sólo dos ruedas y la de Atenas se desbarrancó un 6% el martes.

"El mercado ha concluí­do que ahora una reestructuración es mucho más probable que antes", dijo Ken Wattrel, economista de BNP Paribas en Londres.

Pero los inversores no son los únicos escépticos. En sólo dos dí­as y en un nuevo golpe a la zona euro, Standard & Poor's rebajó la calificación de la deuda de Grecia, Portugal y España, agitando el temor a una crisis generalizada en el área de la moneda única.Impacto en la Argentina

Sin lugar a dudas, la Argentina llega a instancias finales del canje en un momento que no es el más propicio a nivel global. Y en este tipo de operaciones, el contexto externo resulta fundamental.

Semanas atrás, cuando el ministro de Economí­a, Amado Boudou, anunciara la oferta argentina para resolver la deuda impaga en default, el panorama no estaba tan agitado. Hoy sí­.

La calificación de "deuda basura" impuesta a los tí­tulos soberanos de Grecia, y la consiguiente caí­da en los mercados mundiales de acciones y bonos, trajo nuevamente ese sabor amargo entre inversores que habí­an experimentado con la crisis "subprime" (si bien no son comparables).

"No sabemos cómo va a terminar la situación de Grecia, pero si ocurriera un fenómeno de flight to quality complicarí­a las intenciones de la Argentina", afirmó a iProfesional.com Carlos Melconian, titular de la consultora M&S.

El economista, que reivindicó su postura de no haber caí­do en exceso de entusiasmo respecto de la adhesión que consiga el canje, sostuvo que lo que finalmente ocurra seguirá la explicación "de manual": "Los inversores considerarán el valor presente de la oferta que haga el paí­s y su decisión dependerá de si el precio les resulta atractivo o no".

En tanto, el analista jefe de Delphos Investments, Leonardo Chialva, se mostró preocupado porque, en un momento de incertidumbre, causas exógenas a la Argentina, pueden hacer que se entre en un cí­rculo virtuoso o bien en uno vicioso.

"Si los mercados están bien, se genera mayor interés por entrar al canje, la propuesta sube su valor y eso, a su vez, refuerza el movimiento. Era la situación de hace pocas semanas. Al enrarecerse el clima, ocurre lo contrario. Caen los activos de riesgo y el atractivo para entrar es menor". ¿Adiós a la tasa de un dí­gito?

El efecto más inmediato de la crisis griega sobre la Argentina puede estar en el costo de su regreso al mercado de capitales.

La mayorí­a de los analistas considera que, en las condiciones actuales que impone la economí­a global, hoy resulta improbable cumplir con el objetivo oficial de endeudarse a una tasa de un dí­gito.

"Para financiarse a tasas de un dí­gito, la Argentina necesitaba condiciones externas muy favorables, como las que habí­a hasta hace pocos dí­as. Pero ese contexto hoy se deterioró, y si hoy tuviese que salir a buscar crédito, en las condiciones del bono 2017, por ejemplo, habrí­a que pensar en una tasa de alrededor de 11%", afirmó Paula Premrou, directora de Portfolio Personal y experta en el mercado de bonos.

La analista no cree que el nuevo contexto internacional deba hacer revisar la marcha del canje, aunque sí­ tal vez ajustar el timing para el regreso al mercado de deuda: "Quizás haya que reconsiderar si la colocación de un nuevo bono deba hacerse enseguida", agregó.¿Después de Grecia qué?

El hecho que puede marcar un punto de inflexión viene dado por un agravamiento de la crisis griega.

¿Se deberí­a seguir adelante con el canje, aun si se llegara a una situación de conmoción del mercado global?

Daniel Marx, que ocupó la secretarí­a de finanzas en un momento tan crí­tico para la Argentina como el que ahora vive el paí­s helénico, sostuvo a iProfesional.com que, si la situación empeora, "la tendencia de todo el mundo será la de una paralización".

El experto remarcó que la estrategia conveniente ahora es apurar el canje: "Hoy el proceso tiene que avanzar y hay que monitorear la situación de Europa".

Marx destacó que hasta ahora, los precios de los bonos argentinos cayeron menos que en otros paí­ses, al tiempo que remarcó que "si bien es posible que haya turbulencias, una vez pasado el pánico, los inversores miran los números de ambos paí­ses, donde la Argentina comparativamente no está tan mal".

Consideró, además, que el bonista que participa del proceso de canje no tiene el tí­pico comportamiento volátil de los demás inversores: "Los que tienen el bono defaulteado ya están dentro del riesgo argentino, no son gente que cuentan con dinero en el bolsillo, así­ que no hay que esperar una caí­da en el nivel de aceptación".

En todo caso, donde sí­ se perciben dificultades es en el "post canje", ya que algunos de los planes del Gobierno no encontrarán un entorno tan amigable como el esperado.

En ese sentido, Rodrigo Bení­tez, analista senior del Estudio Alpha, indicó que, ante una Europa en problemas, "el Gobierno deberá decidir si se toma como tasa de corte la que propone al salir a los mercados o si acepta negociar a tipos de interés más altos".

Su colega del Estudio Ferreres, Milagros Gismondi, también observó complicaciones para el mediano plazo: "Lo que puede suceder es que no se logre uno de los objetivos primarios del canje. Sí­ salir del default, pero puede que no se haga a una tasa por debajo de los dos dí­gitos como se pretendí­a inicialmente". Argentina 2001, Grecia y el juego de los parecidos

Por más que existan algunas diferencias en cuanto a algunas magnitudes, los puntos en común entre ambas crisis, aún con diez años de diferencia, son elocuentes:

  • Economí­as dominadas por monedas fuertes que, en principio, impiden apelar al mecanismo de la devaluación.
  • Pérdida de competitividad por inflación en alza.
  • Elevada deuda en términos de PBI.
  • Déficit fiscal creciente.
  • Déficit del comercio exterior.
  • Fuga de capitales.

Además:

  • Reservas agotadas: el default final de Argentina se produjo luego de que se evaporaran sus reservas y ante el agotamiento de las ví­as de financiamiento. Por su parte, hasta hace pocos dí­as, Grecia tení­a acceso a fondos frescos, pero el aumento de las tasas los convirtieron en prohibitivos.
  • Fuga de capitales: en 2001, todo se precipitó cuando, tras la corrida bancaria se instauró el corralito. Por su parte, en Grecia, el gobierno debió aceptar que en lo que va del año, los bancos han sufrido una enorme fuga de divisas.
  • Blindaje insuficiente: El paquete de ayuda que planean otorgarle a Grecia la Unión Europea y el FMI se parece demasiado al célebre blindaje de principios del 2001. Sin embargo, estos 45.000 millones de euros sólo cubren una pequeña parte del agujero fiscal.
  • Agujero fiscal: finalmente, al igual que en los meses previos al default argentino, Grecia intenta aplicar un programa de ajuste, que en este caso tiene la ilusoria idea de reducir el déficit fiscal en 10 puntos porcentuales, cosa que nadie, salvo los polí­ticos creen. Y los inversores menos.

Argentina y Grecia, dos paí­ses que llegan a instancias decisivas con realidades muy disí­miles. Los que decidirán su suerte serán los inversores.

Rubén Ramallo - Fernando Gutiérrez

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