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Con una inflación "moderada" de 8,3% en la previa electoral, ¿Massa se beneficia o se perjudica?

El IPC de octubre cortó la espiralización, pero los analistas ya advierten que el 8,3% es el nuevo piso y que los precios ya se vuelven a acelerar
13/11/2023 - 18:13hs
Con una inflación "moderada" de 8,3% en la previa electoral, ¿Massa se beneficia o se perjudica?

¿Es para festejar una inflación de 8,3% mensual? Es la pregunta que se hacen los analistas políticos, a pocos días de las elecciones. Y la realidad es que, aunque el número implique un alivio en comparación con el 12,7% de septiembre, no termina de ahuyentar los fantasmas de una crisis aguda en los próximos meses.

De hecho, los economistas están percibiendo a este registro de octubre como "el nuevo piso" de la inflación, como lo definió un reporte de la consultora LCG. Es decir, en el mejor de los casos podría permanecer varios meses en este nivel, lo cual proyectaría una inflación anualizada de 160%.

La mayoría de los análisis apuntan a que este 8,3% conlleva un fuerte componente de precios reprimidos, en especial en rubros regulados tan sensibles como la medicina prepaga y los combustibles. Este último, sobre todo, tiene la particularidad de impactar sobre todos los eslabones de la cadena comercial, por lo que cada suba funciona como un acelerador inflacionario.

Y hasta la propia inflación de frecuencia semanal que mide la Secretaría de Política Económica está señalando que, después de una relativa calma a fines de octubre, se está registrando una nueva aceleración en noviembre, con los precios ya corriendo a una velocidad semanal de 2,3%.

En esa medición -que ya incluye el último ajuste de la nafta tras la crisis del desabastecimiento- el rubro de recios regulados registró una suba semanal de 4,1%. Y, además, ya se está notando la remarcación de productos incluidos en el programa Precios Justos.

Por otra parte, el propio viceministro Gabriel Rubinstein había advertido que un típico efecto de las semanas previas a la elección es una tendencia de los consumidores a comprar más de lo habitual para hacer stock de productos varios, por la incertidumbre que genera todo cambio político. En contraposición con esa mayor demanda, los vendedores de algunos rubros se muestran temerosos de quedarse sin mercadería, lo cual se refleja en una tensión que presiona los precios al alza.

 

En ese marco, si se lo considera desde el punto de vista electoral, el alivio por el IPC de octubre para el ministro/candidato Sergio Massa es relativo: por un lado, la caída de más de cuatro puntos respecto del IPC anterior le permite transmitir tranquilidad en el sentido de que la economía no está en la temida espiral previa a la hiperinflación. Pero, por otra parte, los votantes concurrirán el domingo a las urnas ya con la sensación de que esa inflación "moderada" de octubre es una foto vieja, porque están sintiendo en estos días el impacto de las remarcaciones.

De todas maneras, Massa sigue apegado a su convicción de que, en la medida en que se pueda sostener el consumo en niveles relativamente altos, el electorado argentino puede ser tolerante con niveles altos de inflación. Como él mismo admitió en entrevista, puesto en la disyuntiva de contener la inflación al costo de agravar la recesión, prefirió convivir con un IPC más alto.

El impacto de las medidas sobre los alimentos

La buena noticia del mes fue que el rubro más sensible de la canasta del Indec, el de alimentos y bebidas, se ubicó por debajo del promedio, con una variación de 7.7%. Es lo contrario a lo que había ocurrido en septiembre, cuando se había transformado en una de las categorías que impulsaron los aumentos, con un explosivo 14,3%.

En aquel momento, el "culpable" de la suba de los alimentos fue el contagio del dólar, que venía de su ajuste post PASO. Sin embargo, los expertos creen que no está despejado el peligro de que los alimentos vuelvan a sufrir impactos al alza.

Para empezar, está el factor de la carne, siempre fundamental, dada la alta ponderación -casi una cuarta parte- que tiene sobre el índice inflacionario. Y así como durante muchos meses la abundancia anormal de oferta -una consecuencia de la sequía, que hacía que los ganaderos, por falta de alimentos, mandaran más animales a faena-, ahora se está verificando el fenómeno inverso.

Un reporte de la consultora Ecolatina marca que los últimos aumentos en las carnicerías llegaron al 20%, como consecuencia del valor de la hacienda. Señala que, así como antes los productores tenían un incentivo para la venta, ahora lo tienen para retener animales, dado que las lluvias generaron la posibilidad de engordar las vacas por la mayor abundancia de pasturas.

Tras haber registrado un incremento explosivo en septiembre, la carne se modero en octubre, pero los expertos creen que puede volver a acelerar
Tras haber registrado un incremento explosivo en septiembre, la carne se modero en octubre, pero los expertos creen que puede volver a acelerar

Pero eso no es todo. Además, está influyendo de manera directa una medida del propio Massa. El nuevo incentivo exportador -cuyo efecto es el de una devaluación indirecta de 45%, con un dólar en torno a $510- logró el cometido principal, que era descomprimir la tensión en el mercado cambiario y fomentar el ingreso de dólares. Pero todos sabían que había un lado B en la medida. Ni bien se hizo ese anuncio, los expertos del negocio agropecuario pronosticaron que habría un impacto sobre los costos de producción.

"Es una medida que tiene una externalidad positiva y una negativa. Lo positivo es que podrían alentar exportaciones y tendrían un alivio. Lo negativo es que si vos estás en el proceso de agregado de valor, por ejemplo si tenés un feed lot, vas a tenés que comprar el maíz a más de 100 mil pesos", advertía el consultor Salvador Di Stefano.

Y concluía con un pronóstico inquietante: "Eso va a determinar que todas las carnes, la vacuna, la aviar y la porcina, tengan que aumentar de precio, y también la leche. Estamos en un escenario de manta corta, en que una medida te soluciona un problema pero te genera otro".

Los números parecen darle la razón: en el mercado de Cañuelas, los aumentos en la hacienda fueron de 13% en la semana previa a la elección y se agregó otro 5% cuando se conoció la medida de incentivo exportador.

En octubre, si bien las magnitudes de las subas en las carnicerías fueron la mitad de lo que se registró en septiembre, igualmente hubo aumentos elevados en cortes como el asado, que subió un 8,8%. Mientras que la leche registró un encarecimiento del 8,2%

Otra vez, alta inflación en dólares

Finalmente, está la cuestión de la inflación medida en dólares, un clásico de la política económica argentina. Y ahí la percepción cambia radicalmente. Porque una cosa es tener un registro de IPC de 12,7% en un mes inmediatamente posterior a una suba del dólar del 22%, y otra muy diferente es tener una inflación de 8,3% en un contexto de dólar oficial congelado.

Puesto en otras palabras, en octubre se volvió a registrar una suba de los precios en dólares, mientras que en los meses anteriores se había producido un abaratamiento relativo.

Los economistas advierten que tras la elección puede venir otro shock devaluatorio, con inevitable impacto inflacionario
Los economistas advierten que tras la elección puede venir otro shock devaluatorio, con inevitable impacto inflacionario

Esto implica que, para el Gobierno, sigue habiendo una fuerte presión del mercado para actualizar el tipo de cambio oficial. La inflación acumulada desde que se produjo la devaluación post PASO es de un 29%, lo que implica que no solamente se neutralizó muy rápido la ganancia de competitividad sino que, para empeorar la situación, los precios pasaron largamente al dólar.

Es por eso que el debate en el mercado es hasta qué punto será cumplible el anuncio de Massa sobre el inicio de un "crawling peg" de 3% mensual a partir de este jueves. Es un porcentaje que la abrumadora mayoría de los analistas considera insuficiente, sobre todo si se toma en cuenta que las primeras proyecciones del IPC de noviembre no marcan una moderación sino más bien otra aceleración.

Por lo pronto, el mercado ya está dando su visión en los contratos de futuros del Rofex: ahí se están negociando coberturas para noviembre que implican un dólar de $375 a fin de mes. Es decir, los inversores apuestan a que en las próximas dos semanas el tipo de cambio oficial correrá a una velocidad de al menos 7%.

Y, cuando la lupa se pone en el dólar de fin de año, ya cumplido el recambio gubernamental, las expectativas son de una corrección que, si bien se han moderado respecto de hace algunas semanas, sigue siendo brusca: una suba adicional del 77%.

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