El Gobierno pretende llegar a las PASO sin cimbronazos en los precios de la economía, ni en la cotización del dólar, en un escenario en que escasean divisas por la sequía que sufrió el campo y porque ya pasó el período de liquidación de la cosecha gruesa.

En este marco, el oficialismo busca "oxigeno" de la mano de establecer algún tipo de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), debido a que debe pagar los vencimientos de la renovación de la deuda contraída con este organismo, pero no posee esos billetes estadounidenses para poder cumplir con estos compromisos.De hecho, se considera como central esta negociación de cara a las elecciones presidenciales.

"Argentina paga con recursos de DEGs y yuanes, pero resta ver si hay nuevas metas de aquí a fin de año. Es esperable que las metas se recalibren en una misma o mayor velocidad desde un nivel más bajo", prevé la consultora LCG.

En este sentido, estos economistas consideran posible que el Fondo le solicite al Gobierno "no perder" más reservas. Incluso, le volvería a "insistir en acumular", hecho que aparenta complicado en plena época baja de liquidación del agro.

Más allá de la solicitud de que se genere una acumulación de divisas, para los analistas de esta consultora, en la negociación entre el FMI y el Ministerio de Economía se pondría sobre la mesa un techo para el déficit fiscal y un financiamiento monetario correspondiente.

Dólar y FMI a la vista

De una u otra manera, el Gobierno necesita generar cierta tranquilidad en el mercado para no sufrir cimbronazos cambiarios e inflacionarios antes de las elecciones, que puedan condicionar el resultado político.

La mira del Gobierno está en controlar el precio del dólar y la inflación hasta las elecciones, en un marco de escasez de divisas.

"Como sea, esperamos que la aprobación del FMI de margen para llegar cierta holgura a la próxima revisión pactada para septiembre. Si ese es el caso, de aquí a las PASO la economía podría seguir funcionando como hasta el momento. Alta inflación, actividad estancada y salarios corriendo por detrás de los precios", resumen desde LCG.

De acuerdo a estos expertos, la principal amenaza para que la situación actual no se estire para los próximos meses "pasa por las exigencias del FMI respecto a la política cambiaria".

Es que, para los economistas, en el momento actual de escasez de dólares, una de las contadas formas para ganar competitividad es tener un tipo de cambio más elevado, "pero el Gobierno lo prefiere utilizar como herramienta para coordinar precios", afirman desde LCG.

Esto se lee a que el oficialismo está apelando a utilizar al dólar como ancla antiinflacionaria, tal como ocurrió en diversos períodos electorales.

"El dólar oficial adelantándose por sobre los precios daría una dinámica complicada para el precio de los bienes de primera necesidad de la canasta familiar", advierten los analistas de esta consultora.

Y acotan: "Entendemos que el FMI conoce esta situación, pero también se comprende que es difícil aprobar una revisión para Argentina con estos indicadores y esta política cambiaria de seguir liquidando reservas a un precio menor".

El Gobierno está manteniendo el precio del tipo de cambio controlado, con una devaluación lenta, en un marco de falta de divisas.

Panorama político atado al dólar

En base a cómo pueda estirar este frágil equilibrio el Ministro de Economía, y también candidato presidencial del oficialismo, Sergio Massa, el Gobierno podrá lograr sortear, o no, con éxito el período electoral.

"De todas formas, los ajustes que no se hagan en estos meses lo deberá hacer la próxima gestión independientemente del signo político. La macroeconomía acumuló desequilibrios intertemporales en estos años, a la vez que el sistema financiero presenta cada vez una mayor exposición al sector público. La corrección se vuelve necesaria independientemente de la recomendación del FMI", concluyen desde LCG.

Por lo pronto, sostienen que la candidatura de Massa "cayó bien al mercado, los títulos respondieron positivamente y, quizás lo más importante, la expectativa de que no hay opción de un espacio radicalizado competitivo mejora el ánimo en la economía en general. No obstante, la gestión actual sigue estando en una situación difícil".

Desde el lado de la inflación, aguardan que los precios de la economía crecerán este año a una tasa superior a un 130%, hecho que empieza a "corroer con fuerza" a los salarios.

Así, los economistas consideran que la actividad puede sufrir estos efectos en el segundo semestre a raíz de un menor consumo, que se sustentaría en la baja en el poder de compra de los argentinos.

"La baja disponibilidad de divisas se sentirá dado que es difícil comprimir aún más el coeficiente de importaciones a PBI. Al mismo tiempo, la inversión entrará en una etapa de esperar y ver" qué sucede, concluyen desde LCG.-