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La confianza de los consumidores se desplomó y los despidos debilitaron aún más la demanda. Se perdieron casi medio millón de empleos este año
27/08/2015 - 10:54hs

La economía de Brasil no deja pasar un día sin darle a su presidenta, Dilma Rousseff, alguna mala noticia.

El martes pasado volvió a mostrar más señales de deterioro: la confianza de los consumidores se hundió a un nivel nunca antes visto y el desempleo subió.

Por otra parte, el miércoles el máximo tribunal fiscal de Brasil le dio a Rousseff 15 días para que responda a acusaciones de que falsificó las cuentas públicas el año pasado para esconder el deterioro de las finanzas del país. Sus rivales creen que esa causa podría allanar el camino para un juicio político contra la mandataria.

Se la acusa de retrasar 40.000 millones de reales (11.500 millones de dólares) en pagos sociales para artificialmente reforzar las cuentas fiscales.

Y el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil confirmó que estudia reabrir una investigación sobre la campaña presidencial de la actual mandataria, por el presunto uso de fondos desviados del fraude a Petrobras.

Cuatro de los siete ministros ya votaron a favor de continuar con este proceso iniciado por el partido opositor PSDB, pero un juez pidió un receso para reevaluar el proceso, que había sido archivado en febrero debido a que las pruebas aportadas eran "frágiles", recordó Reuters. Sin embargo, como el PSDB apeló ese archivo, ahora la demanda podría ser reabierta cuando el tribunal se reúna nuevamente para tratar el caso, un plenario que aún no tiene una fecha definida.

La crisis política y social encuentra a Rousseff al mando de un país asolado por una alta inflación, una divisa en caída y un creciente escándalo de corrupción que ha dejado a la Presidenta con una tasa de aprobación de un solo dígito.

Se esperan más malas noticias el viernes, cuando se prevé que un informe del Producto Interno Bruto muestre que la economía brasileña está oficialmente en recesión.

La desaceleración de la demanda china de commodities golpeó a la economía brasileña al mismo tiempo que un enorme escándalo de sobornos en la estatal Petróleo Brasileiro forzó un profundo recorte de la inversión en el crucial sector de petróleo y gas, lo cual ha repercutido en el resto de la economía, apuntó en un artículo el diario norteamericano The Wall Street Journal.

Los nerviosos consumidores y empresas han recortado sus gastos, lo que ha generado despidos que han debilitado aún más la demanda. Hasta julio, Brasil había perdido casi medio millón de empleos este año, según el Ministerio de Trabajo.

"La caída de la confianza de los consumidores y el empeoramiento del mercado laboral van de la mano", dijo al mencionado matutino Cristiano Oliveira, economista jefe de Banco Fibra en São Paulo. "Vamos a ver una desaceleración de la demanda incluso mayor en los próximos trimestres y no veo nada que pueda cambiar eso", agregó.

El desempleo alcanzó 8,3% en el segundo trimestre, según el cálculo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. Es el nivel más alto desde 2012, cuando la agencia comenzó a usar una nueva metodología.

En este contexto, el principal indicador de la confianza de los consumidores se hundió a 80,6 puntos.

Y en el plano externo, la retracción de las compras de commodities desde China fue otro duro embate, incluyendo el mineral de hierro y la soja. Por caso, el mes pasado, el mayor productor mundial de mineral de hierro, la brasileña Vale, indicó que sus ingresos cayeron 29,7% en el segundo trimestre frente a un año antes.

"Brasil ya está sintiendo los efectos de la desaceleración" de China, admitió el martes el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro. El funcionario dijo que la caída en los precios de los commodities le costó al país u$s12.000 en exportaciones hasta julio de 2015, en comparación con el mismo lapso del año pasado. 

Desde que inició el nuevo mandato de Dilma Rousseff, el gobierno de Brasil trató de frenar la desaceleración de su economía con una política de austeridad de gastos públicos, recorte de impuestos y alentando a los bancos controlados por el Estado a prestar más. Ante el riesgo de perder la calificación de grado de inversión del país, el gobierno intenta elevar impuestos y recortar el gasto.

"El gobierno ya no está estimulando la demanda interna, así que estamos viendo una corrección ahora", explicó al Wall Street Journal, Flavio Serrano, economista de BES Investimento en São Paulo. "El año pasado, por ejemplo, vimos un incremento en la demanda debido a medidas del gobierno, pero eso generó desequilibrios", recordó.

Uno de esos desequilibrios fue un creciente déficit de cuenta corriente, por haber alentado esas importaciones. Ahora que el real se ha debilitado más de 30% frente al dólar, la demanda de bienes importados está desacelerándose, y los desequilibrios comienzan a corregirse.

El banco central de Brasil informó el martes que el déficit actual de cuenta corriente fue de u$s6.200 millones en julio, frente al déficit de u$s2.500 millones en junio. El salto fue menor de lo que muchos analistas proyectaban y fue causado principalmente por inversionistas que vendieron activos de renta fija. 

El déficit de cuenta corriente de 12 meses de Brasil se redujo de u$s104.700 millones entre enero y julio de 2014 a u$s89.400 millones en el mismo lapso de este año.

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