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Massa lo logró: transformó la protesta de San Cayetano en una nueva alianza con la dirigencia piquetera

La celebración del santo patrono del trabajo no se politizó, como otros años, bajo la forma de un acto opositor. Massa pactó ayudas a cambio de militancia
07/08/2023 - 18:58hs
Massa lo logró: transformó la protesta de San Cayetano en una nueva alianza con la dirigencia piquetera

Puede ser que Sergio Massa haya fracasado en su intento de que en la recta final de las PASO no se hablara sobre la inflación, el dólar y el FMI, pero al menos tuvo éxito en esquivar uno de los eventos potencialmente incómodos que le deparaba el calendario: el día de San Cayetano.

En los últimos años, esa celebración de origen religioso para recordar y pedir favores al santo patrono del trabajo se había transformado en una fecha de contenido francamente político, sobre todo a partir de que las organizaciones piqueteras decidieron unir su logística de movilización junto con la peregrinación espontánea de los fieles.

Fue así que, tanto durante la gestión de Mauricio Macri como en los últimos dos años con Alberto Fernández, el día se San Cayetano se había transformado en un evento clave de la agenda política, con intensa cobertura mediática y un protagonismo que se había desplazado desde la ceremonia religiosa a la tribuna de los dirigentes sociales.

El momento más explícito en ese sentido fue el 7 de agosto de 2021, cuando se produjo una marcha masiva desde Liniers hasta la plaza de mayo. Fue extremadamente incómodo para el Frente de Todos, en el cierre de las PASO para las legislativas, presenciar una marcha masiva y un acto en el que se denunció un agravamiento de la situación social.

Aquel día, incluso los piqueteros aliados del Gobierno, como Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita y Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, hicieron duras críticas a la política de asistencia social. El diagnóstico desde entonces fue que el esquema de planes estaba agotado y que debía ser sustituido por uno que reconociera a los marginales como trabajadores, y que, como tales, tuvieran salario y todos los derechos del empleado formal.

Ese reclamo del "salario universal" venía de la mano de críticas a iniciativas como la Tarjeta Alimentar, a la que los piqueteros calificaban como "pan para hoy y hambre para mañana".

El arzobispo García Cuerva ofició la misa el Día de San Cayetano con un fuerte reclamo por la inflación y las malas condiciones de trabajo
El arzobispo Jorge García Cuerva ofició la misa el Día de San Cayetano con un fuerte reclamo por la inflación y las malas condiciones de trabajo

Lo más curioso era que esos mismos líderes piqueteros aliados del Gobierno manifestaban sus críticas a pesar de ser, simultáneamente, funcionarios del ministerio de Desarrollo Social. E incluso, en el caso de Menéndez, de figurar en la lista de candidatos peronistas.

Pero quien emergió de aquellos actos de San Cayetano como el crítico más mordaz fue alguien que hoy disputa el derecho de ser candidato a presidente del oficialismo: Juan Grabois, que en el día de San Cayetano de hace dos años había dejado esta expresiva frase: "La relativa estabilidad que se mantuvo durante el tiempo de la pandemia, lograda por algunas medidas del Gobierno y la formidable red de cohesión comunitaria que por décadas tejimos movimientos sociales e iglesias no podrá evitar por mucho más tiempo el estallido del pueblo pobre que quiere algo más que el plato de comida que nuestras ollas populares ofrecen cotidianamente".

Un extraño cambio de clima

Al año siguiente, Grabois iría más lejos aun, al criticar con dureza al Gobierno con una frase que levantó polvareda: "¡Por qué no se dan cuenta de que no es política nada más, la puta madre!. Es obvio que esto no da para más. Algunos gauchos acá estamos dispuestos a dejar nuestra sangre en la calle para que no siga habiendo hambre en la Argentina".

Con semejantes antecedentes, todo hacía prever que el día de San Cayetano de este año se transformaría en una jornada de repudio a la crisis, donde la figura de Massa sería la más dañada. Sobre todo, después de la saga de marchas de protesta y "acampes" en la avenida 9 de julio que se están repitiendo desde hace meses, en denuncia que lo recortes en la cobertura del plan Potenciar Trabajo.

Liderados por Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, esas marchas por lo general confluían en la sede del ministerio de Desarrollo Social para plantear, debajo de la gigantografía de Evita Perón, que el gobierno peronista estaba recortando la asistencia social por mandato del FMI.

De hecho, hasta el día de hoy se mantiene la tensión con la ministra Victoria Tolosa Paz, con quien mantiene una polémica respecto de cuántos de los 1,2 millón de beneficiarios nominales del plan Potenciar Trabajo están efectivamente registrados para cobrar. La ministra dio de baja unos 150.000 planes por irregularidades en la identificación de los receptores, lo cual quebró definitivamente la relación con el sector más combativo del movimiento piquetero.

Ya anteriormente, los antecesores de Tolosa Paz habían recibido mensajes contundentes respecto de lo que esas organizaciones pensaban sobre la política social del Frente de Todos. Por ejemplo, con el elocuente mensaje "Basta de polenta", escrito con granos de polenta en la entrada del propio ministerio.

Juan Grabois fue en los últimos años uno de los portavoces más duros del movimiento piquetero: hoy sus aliados sellaron un pacto con Massa
Juan Grabois fue en los últimos años uno de los portavoces más duros del movimiento piquetero: hoy sus aliados sellaron un pacto con Massa

San Cayetano, eclipsado

Sin embargo, Massa lo logró: el día de San Cayetano pasó casi inadvertido en comparación con la atención que había generado en los últimos años. La fecha volvió a su original sentido religioso, y el protagonismo fue recuperado por la Iglesia, en este caso representada por el flamante arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva.

Aunque el santuario de Liniers estuvo concurrido por los fieles que iban a pedir por trabajo, fue notoria la disminución de público respecto de años anteriores. El sermón del arzobispo estuvo lejos de ser complaciente: dejó en claro que, por más que la estadística oficial muestre una caída en el desempleo, la situación de los trabajadores no ha mejorado. 

"Por más que muchos tienen trabajo no alcanza, no hay bolsillo que alcance", dijo el religioso, quien le pidió a San Cayetano "mejor pan, porque tampoco nos podemos resignar a que nuestros chicos y familias más pobres vivan a polenta, fideos y arroz".

Pero, sobre todo, planteó los grandes temas vinculados a la pobreza: el pago insuficiente del sector que se desempeña en la informalidad, y la erosión inflacionaria: "Cuántos hermanos viven situaciones de precariedad: trabajo mal pago, trabajo en negro, trabajo esclavo que aleja de familiares y amigos; y donde, además, lo que te llevas al bolsillo se lo come la maldita inflación".

A esa misma hora, Sergio Massa -principal destinatario de las críticas de la homilía por San Cayetano- hacía su jornada de rally pre-electoral: se reunió con empresas pyme para anunciar alivios impositivos y subsidios a proyectos de exportación, luego se reunió con la dirigencia sindical de la CTA y, de reojo, monitoreaba al mercado financiero, donde el blue llegó a $596.

Mientras San Cayetano quedaba en segundo plano de la atención mediática, los mismos líderes piqueteros que hace un año advertían sobre el riesgo de estallido social, ahora elogiaban al ministro/candidato y se manifestaban esperanzados en el futuro.

Massa y la alianza con los piqueteros

¿Qué es lo que explica semejante cambio de panorama en un 7 de agosto? En gran medida, los reflejos políticos de Massa, que se adelantó a posibles reclamos masivos en el Día de San Cayetano y convocó a los líderes de las organizaciones sociales a un acto en el domingo previo, para dejar una serie de promesas que atendían la "agenda piquetera".

Así, el ministro estuvo en el estadio de Ferro acompañado por los principales representantes de la "economía popular", como Emilio Pérsico, Daniel Menéndez, Juan Carlos Alderete, Fernando "Chino" Navarro y Liliana Ruiz.

La elección de la fecha no fue casual, ni la de los temas que abordó en su discurso, tampoco. Massa repitió los argumentos que las organizaciones sociales vienen planteando desde hace tiempo: que el asistencialismo está agotado y que los piqueteros deben ser tratados como trabajadores, lo que implica un reconocimiento pleno de los derechos que tienen los asalariados.

Por eso anunció la puesta en marcha del "monotributo productivo", que entrará en vigencia, mediante decreto, luego de las PASO.

"Si tenemos identificado quién es el sujeto social, si tenemos identificado que es parte de una economía sin derechos, lo primero que tenemos que hacer es darle la oportunidad a ese trabajador, a esa trabajadora, que tenga el derecho a tener una obra social, un seguro de riesgo de trabajo, el aporte jubilatorio. Los tenemos que visibilizar para ponerlos nuevamente en el circuito formal de la economía", planteó Massa.

Los
Los "acampes" piqueteros vienen denunciando un recorte de la asistencia social como parte del acuerdo con de austeridad fiscal con el FMI

Un reconocimiento algo tardío al reclamo piquetero, y que por otra parte se contradice con el compromiso de recorte del gasto asumido con el FMI. De hecho, en el primer semestre del año, uno de los rubros que lideran el ajuste es el de las prestaciones sociales - que incluyen jubilaciones y planes de asistencia-. El gasto real en esa categoría cayó 10% respecto el primer semestre del año pasado, según el último reporte de la Oficina de Presupuesto del Congreso.

Sin embargo, Massa tuvo la habilidad suficiente como para transformar las críticas en discursos elogiosos.

"Sergio Massa es la síntesis de las distintas agendas de Unión por la Patria. Él defiende la agenda de Tierra, Techo y Trabajo", dijo Menéndez, de la organización Barrios de Pie. Y fue sugestivo que utilizara la expresión de "las tres T" que suele repetir en sus discursos Juan Grabois, el rival de Massa en la interna.

Por si quedaban dudas, agregó: "Grabois es un hermano, lo quiero mucho, pero voy a votar a Sergio Massa. No es el tiempo de las diferencias".

También Pérsico dejó en claro cuál es la nueva línea discursiva de los piqueteros aliados del Gobierno: Massa no es responsable de la crisis, evitó desastres mayores y además es el único candidato capaz de ganarle a "la derecha".

"Acá nos dejaron una deuda, hipotecaron nuestro futuro. Sergio se hizo cargo del país y empezó a buscar recursos de los lugares más insólitos. Sé que tenemos todavía un camino muy difícil por delante, pero nuestra oportunidad de triunfo está sin ninguna duda en Sergio Massa", dijo Pérsico en su discurso.

El compromiso de limitar el ausentismo

Pero el compromiso piquetero no se limitó a la promesa de votar a Massa y no a Grabois, sino además, algo poner su capacidad logística al servicio del traslado de los votantes en las zonas marginales del conurbano. Así lo definió Pérsico: "La militancia de los movimientos populares es una oportunidad para resolver los problemas en el territorio, somos la oportunidad de resolver los problemas de nuestra patria y vamos a poner todo para eso y para ganar la elección este año".

Para Massa, se trata de una alianza fundamental, dado que uno de los mayores temores del peronismo es que se registre un histórico nivel de ausentismo, sobre todo en zonas empobrecidas del conurbano. Como Massa presume que quienes no tienen intención de votar son, en realidad, votantes desilusionados que en 2019 habían apoyado la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, entonces la conclusión es que cada persona que se quede en su casa, es un potencial votante peronista que se pierde.

Massa cuenta con su nueva alianza con los piqueteros para atenuar ese problema.